Cap. 13:"¿creiste que no me importaría?"

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-Astrid-llamo su hermano entrando a la habitación, reflejando preocupación en su mirada

-¿que pasa?-pregunto Astrid levantándose de la cama apresurada junto a Hipo.

-tienes que ver esto-finalizo bajando por las escaleras apresurado, junto a los otros dos jóvenes  siendo que abrió la puerta al exterior.

Astrid fijo su mirada en el suelo mirando una caja, sin embargo dejo escapar todo el aire de sus pulmones, cuando miro que encima de la caja..

Estaba el brazalete de su hija.

-lla...-intento decir ella, pero de su boca solo salió un hilo de voz.

-Harry llama a los demás-dijo Hipo por ella, a lo que el Hofferson menor asintió antes de volver a subir las escaleras-¿Astrid..?

La chica lo ignoro, comenzando a caminar hacia la caja y tomando el brazalete, sin embargo al sentir y ver el líquido rojizo entre sus dedos, la dejo caer al suelo comenzando temblar.

-no, no, no-negaba ella, mirando fijamente el brazalete en el suelo.

-hey, hey, Astrid-la llamaba el castaño, tomándola de los hombros, intentando captar la atención de ella.

Pero ella seguía mirando el brazalete, y negando con la cabeza.

-no, no puede ser su sangre, ella no puede estar muerta, ella no puede, no puede-repetía la ojiazul una y otra vez, hasta que el castaño tomó sus mejillas obligándola a verlo.

-Astrid, mírame a mi, solo a mi-le pedía el chico limpiando las lágrimas que salían de los ojos zafiro de la chica-tranquila, estoy aquí.

-¿que sucede?-pregunto Valka cuando llego a la sala apresurada, mirando a ambos jóvenes, pero sobretodo enfocando la mirada en la rubia-¿Astrid estas bien?.

-tiene que sentarse, creo que se va a desmayar-comento Camicazi al ver a la ojiazul tan alterada.

Ante eso Hipo intento llevar a Astrid a uno de los sofás de la sala, pero cuando solo habían dado unos pasos, la rubia se detuvo,  volviéndose tras su pasos hasta tomar el brazalete del suelo, para después dirigirse hacia la sala junto a Hipo.

Se sentó en uno de los sofás al lado del chico, recargando su cabeza en su hombro sin dejar de mirar aquel brazalete entre sus manos.

En eso la pelirroja dejo en la mesa aquella caja, dejando que todos fijarán su atención en las gotas de sangre que había en esta.

Todos se intercambiaban miradas, algunas cargaban con duda, otras con miedo, querían abrir aquella caja sobre la mesa, pero tenían miedo de los que encontrarían allí dentro.

Entonces miraron a Astrid acercarse a esta, dejando el brazalete al lado y aún con las manos temblorosas comenzó a quitar la tapa con lentitud.

Y cuando miro, lo que contenía, dejo la tapa aun lado para tomar aquel objeto y cuando los demás alcanzaron a verlo con más claridad se dieron cuenta que era una rosa, una rosa blanca, manchada de sangre, ¿de quien?, no lo sabían.

La rosa tenía una etiqueta, parecía tener un mensaje y mientras la leía, Hipo miro la caja, dándose cuenta que había una carta, la cual comenzó a leer en voz alta.

-Astrid, mi querida Astrid-comenzó a leer causándole un escalofrío de temor a la ojiazul reconociendo el típico saludo de Drago hacia ella-lamento mucho que...

-¿que?, ¿lamenta que?-interrumpió Astrid preocupada apretando la rosa con sus manos rompiendo su tallo.

-lamento mucho tu situación-siguió leyendo el chico, dejando que la chica soltara un suspiro de alivio al pensar que su hija podría estar muerta-eras una de las mejores espías que teníamos, pero siempre tuviste tus delirios, aun recuerdo que tuvimos que aislarte por una semana entera.

Agente Hofferson IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora