Cap. 3: "hay cosas de las que no te has enterado"

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-Astrid, ¿pero que?-pregunto la chica sin creer lo que acababa de pedirle.

-Camicazi, por favor te lo pido, de verdad quisiera que no fueras tu, pero no tengo a nadie mas-suplico la chica comenzando a derramar lagrimas en su desesperación.

-¿y que me dices de tu hermano o de los chicos en New York?-preguntó la pelinegra con un poco de molestia.

-lo se, lo se-razono Astrid sabiendo que había más posibilidades de proteger a la pequeña-pero no es justo que me haya ido de la nada y  que de pronto regrese para que vean que la única razón por la que fui, fue por mi hija.

-sabes que para ellos tu jamás serás una carga-

-quisiera creerlo-dijo la rubia-no, no puedo, las personas que siempre me apoyan resultan afectadas, ya aprendí de mi error y no volverá a pasar.

-Astrid por favor, no-dijo la otra chica mirando la terquedad de su amiga.

-Camicazi te lo ruego, ayudame-suplico con desesperación-no lo hagas por mi, hazlo por Zephry, para que no sufra lo que nosotras sufrimos.

Un silencio se mantuvo mientras la pelinegras pensaba en su decisión y la ojiazul esperaba que aceptara.

Pero Astrid tenía razón en algo, Zephry no tenia que sufrir lo que ellas si, aunque no fuera la mejor manera de protegerla.

-esta bien-acepto rendida.

-¿en serio?, gracias Cami, gracias, jamás podría pagarte por lo que estas haciendo por mi-agradeció Astrid aliviada.

-si, lo haré, y esto no es una muy buena idea, prometo que la cuidare-comento la chica-pero antes, quiero que pases con ella un día entero, ella necesita a su madre aún.

-siempre la va a necesitar, como yo necesito a la mía ahora-confeso con lagrimas en los ojos-de verdad, Cami no se como agradecértelo.

-de eso no te preocupes lo mejor seria que descanses-propuso-será lo mejor para las dos.

-si-acepto, hasta que noto algo-espera, no te quitaste las trenzas.

-si, no tuve tanta fuerza de voluntad para hacerlo-

Astrid solo rio.

-en serio no se que haría sin ti-confeso la rubia más tranquila recostándose en el sofá antes de quedarse dormida-buenas noches.

-buenas noches-le deseo la pelinegra mirando mirando a su amiga dormir con un poco más de calma.

A la mañana siguiente Astrid se levanto temprano, aun adolorida de su pierna, y con un poco de dolor en en cuello por haber dormido en una posición no muy cómoda.

Aunque dormir en un sillón, no es del todo cómodo.

Se dirigió a pasos lentos a la cocina, donde comenzó a preparar un poco de café en la cafetera y de paso hacer el desayuno para Camicazi y Zephry.

Quienes al percibir el olor, se levantaron casi al instante a comer, Zephry fue la primera en devorar la comida, mientras que Camicazi se lo comía con calma.

Pero quien puede culpar a la pequeña, no todos los días puedes comer panqueques.

Astrid solo sonrió al ver a su hija más animada.

-¿que haremos hoy mamá?-pregunto la pequeña terminando de comer y beber un poco de jugo.

-es una muy buena pregunta mi fiel tripulante-dijo Astrid haciendo su voz más gruesa, imitando a un pirata, sacándole a su hija una sonrisa-podemos tener un día de aventuras, pero no lo se, pareces un marinero de agua dulce.

Agente Hofferson IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora