41. Descanso

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CAPÍTULO 41: DESCANSO

POV CORIOLANUS

Cualquier cosa que haya pensado antes es poco en comparación de todo lo que debemos enfrentar esta noche. La emoción de la gente por conocer a Lucy es tal que ni siquiera le dan tiempo tomarse un descanso para beber. Alguien se acerca, conversa con nosotros, luego aparece otro para reemplazarlo y el ciclo se repite. Saludos, halagos, conversaciones serias, palabras amables y bromas respetuosas salen de nuestras bocas dependiendo de la persona con la que hablemos.

Lucy se maneja particularmente bien en el trato personal formal. Yo y mi familia nos observamos aliviados, al comienzo del evento, porque nuestro esfuerzo tuvo resultados excelentes. A pesar de que a veces dice palabras que no usamos en el Capitolio, luego trata de corregirlo y la gente lo acepta. Cuando debe hablar con empresarios, diputados y otras personas de altos rangos en el gobierno no tiene problema en tratar con ellos y recibir alguna que otra flor que le regalen. Trato de no alejarme de ella para darle una mano cuando lo necesita y guiarla con sutileza.

En ocasiones, Lucy al no entender nada de lo que hablan, me mira a mí, o aprieta mi mano y soy yo quien empieza a ser el participe principal de la conversación. Sin embargo, las preguntas personales suelen ser de lo más incómodas y ocasionalmente, tiran algún cometario fuera de lugar dirigido a nosotros dos por separado. Y tal como nos lo prometimos, nos salvamos el uno al otro.

Nos decimos cosas románticas, nos acercamos el uno al otro, nos acariciamos inocentemente y nos besamos, dejándole claro a esas personas que yo y Lucy nos pertenecemos el uno al otro.

Y cada vez que tenemos oportunidad, dejamos a esas personas y nos acercamos a las mesas de comida para alimentarnos o simplemente tomarnos un respiro en los rincones más solitarios.

Finalmente elegimos uno escondite entre enredaderas de plantas en un rincón del balcón. Aunque no hay nadie somos discretos para salir y luego nos apresuramos.

Ambos nos sentamos en los bancos y dejamos nuestras copas de bebidas libres de alcohol y casi vacías, en una pequeña mesita frente a nosotros. Me ubico en una esquina más o menos de costado para que Lucy se pueda refugiar en mí y la abrazo cuando lo hace.

−¿Crees que estemos a salvo?

−No lo sé, tal vez alguien nos haya visto. No nos podrán ver a simple vista.

Lucy engancha sus brazos con los míos y toma mi mano.

−Eso espero, necesito unos minutos de tranquilidad y el aire fresco ayuda a ordenar mis pensamientos. Por cierto, si llego a ver otra mujer intentando ponerte las manos encima como recién con la excusa de saludarte, podría hacer algo terrible. Dije que eras mi novio ¿acaso no lo escuchó?

−Suenas enfadada y celosa.

No dejé que esa mujer me tocara cuando se despidió, porque me di cuenta que tenía otras intenciones, sobre todo porque hizo una insinuación verbal que la dejó en evidencia; del mismo modo que algunos de los hombres que hablaron con Lucy.

−Por supuesto, aparte te doblaba en edad, es muy enfermizo. Dijo que le encantaban los hombres jóvenes, que tú le parecías muy apuesto y era un desperdicio que no estuvieras disponible con la popularidad que habías ganado entre las mujeres, ahora con los corazones rotos. En frente de mí. Solo tenía ojos para ti y a mí me ignoraba.

−¿Te hizo sentir mal?

Ella asiente y yo beso su cuello provocándole suaves cosquillas en su punto débil y haciéndola reír.

−No le hagas caso a esa gente, cariño. Hablan porque no tiene nada mejor que hacer y viven del chisme. Quédate con lo bueno y aleja lo malo.

−Me gustó como me defendiste.

Escrito en las estrellas (CoryoxLucy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora