Capítulo 11

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En la sala de espera estaban Frank, Jamia, Mikey y Ray. El castaño no pudo sentarse de lo nervioso y enfadado que se encontraba, por lo que caminaba de un lado para otro recorriendo aquél pequeño espacio.

-¿Por qué ha venido?-Dijo de golpe, parándose en seco y dirigiéndose a sus amigos. No podía creer que después de todo lo que había ocurrido decidieran invitarla.

-Fue Mikey.-Respondió el afro rápidamente. Frank fulminó al de gafas con la mirada y este agachó la cabeza avergonzado.

-Pero...¿Quién es ella?-Comenzó a hablar la morena en un tono suave.-¿De qué la conocen?-No entendía muy bien la situación ni por qué todos parecían odiar a aquella chica.

-Ella es la esposa de Gerard.-Contestó Ray con serenidad.-Habían estado peleados estos últimos días y bueno...Las cosas están un poco tensas...Ya sabes...

-¿¡SU ESPOSA!?-Jamia soltó un grito sin darse cuenta y cuando vió que las demás personas de la sala comenzaban a mirarla se sonrojó de la vergüenza, volviendo a un tono de voz bajo.-Oh...No tenía ni idea...No sabía que Gerard estaba casado...

-Igual no creo que duren mucho...-Dijo Frank. Estaba convencido de aquello, siempre notó que habían sido una pareja muy inestable.

-¿Y eso?-Respondió la chica.

-Bueno...Supongo que es solo una intuición, pero...el hecho de que se hayan casado tan rápido...sin a penas conocerse...¿No es raro? Quiero decir, a penas llevaban un mes saliendo...-Negó con la cabeza con desaprobación.-Y por no hablar de ella...Bueno...

-¿Y qué ocurre con ella, Frankie?-Dijo Jamia confundida.

-Digamos que no le cae bien.-Rió el afro viendo la expresión de asco de su amigo.-Siempre se han llevado mal.

-Demasiado mal...-Añadió Mikey.

-Y con razón.-Respondió el castaño seguro de sí mismo.-Ya verás Jamia, seguro que a ti tampoco te cae bien...-La chica soltó una suave risa al observar como Ray apoyaba la mano en su frente cerrando los ojos con desesperación al escuchar las palabras del castaño.

No pudieron continuar la conversación porque en ese momento interrumpió en la sala una enfermera, la cuál se aclaró la garganta para que las personas que había presentes hicieran caso.

-El señor Way quiere verlos.-Dijo señalando a Frank, Jamia, Ray y Mikey con la cabeza. No dijo sus nombres porque ya habían pasado antes y recordaba sus caras.

El castaño tragó saliva, siendo consciente de todo lo que podía ocurrir cuando llegaran a la habitación. Pensó que quizás habían vuelto a pelear y ella ya se había marchado, con un poco de suerte para siempre, pero enseguida tuvo que descartar esa posibilidad. Si alguien salía al exterior del hospital, tenía que pasar si o si por la sala de espera y no la habían visto, por lo que tenía que seguir con el pelinegro. Eso era lo más probable.

Dudó un poco, pero al ver a los otros tres asentir con la cabeza y dirigirse detrás de la enfermera hacia la habitación en la que se encontraba su amigo, no tuvo más remedio que ir tras ellos.

Recorrieron el pasillo cruzándose con algunos enfermeros que caminaban con prisa, bastante atareados y finalmente llegaron a la habitación.

Al abrir la puerta, pudieron ver a Gerard en la cama agarrando la mano de Lindsey, quien se encontraba en una silla junto a él, dando suaves caricias en el rostro opuesto.

Frank sintió una punzada en el corazón después de ver esa escena. Era más que evidente que el pelinegro solo lo había utilizado para tratar de olvidarse de la chica y que jamás había sentido nada por él.
Parecía que todas las palabras que alguna vez se dijeron habían quedado en el olvido, y fueron solo eso, palabras. Palabras que el castaño había dicho porque sentía realmente, porque siempre las sintió, desde lo más profundo. Estaba completamente enamorado de Gerard y no podía imaginarse una vida sin él, pero la realidad que siempre estuvo presente podía contemplarse en aquella habitación. «Claro que no iba a dejar a su esposa por mi...¿Cómo he podido pensar siquiera en eso?...»

¿No te diste cuenta? (Frerard)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora