Capítulo 9

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-Gerard, ¿Por qué lo has hecho?-Dijo Ray con seriedad. Todos en el coche eran conscientes de los problemas de adicción que había tenido el pelinegro hacía un tiempo atrás y de lo mal que terminó. No querían volverlo a ver en ese estado.

-Pues lo había comprado y no lo iba a tirar a la basura...-El pelinegro soltó una risa sin fuerza tras decir esas palabras, pero a nadie en ese coche le hizo gracia.

-No es gracioso Gerard.-Sentenció su hermano.-No sé en qué estabas pensando para comprar esa mierda de nuevo. De verdad que no lo sé.

-Fue todo culpa de Lindsey...-Añadió el moreno en un tono de voz casi inaudible.

-¡¿LINDSEY TE DIJO QUE COMPRARAS ESO?!-El afro estaba a punto de infartar, no podía creer lo que estaba escuchando.

-No, no...Shh, no te pongas nervioso, Ray...-Gerard se acercó al asiento del conductor y dió unas palmaditas en su espalda para tranquilizar a su amigo.-Lindsey me abandonó porque Frank estaba enamorado de mi y se dió cuenta...Yo luego no pude decir que la amaba porque también siento algo por Frank...Y finalmente compré eso para olvidarme de mis problemas...

El silencio se instauró en el vehículo. El castaño agachó la cabeza para evitar cualquier tipo de contacto visual con alguno de los presentes, rojo de la vergüenza y sintiéndose algo culpable. Mikey empezó a jugar nerviosamente con sus manos sin saber muy bien qué decir y Ray estaba tratando de analizar toda esa nueva información que llegaba a su cerebro.

-¿Dices que sientes...algo por Frank? Y que...¿Frank está enamorado de ti?-Repitió el afro dirigiendo la mirada a ambos repetidas veces sin dar crédito de lo que había escuchado.

-Basta, Ray.-Dijo el castaño levantando la cabeza con seriedad. No era un buen momento para sacar ese tema de conversación.

-Pero...-El afro necesitaba explicaciones, no podían soltar esa bomba y fingir que no había ocurrido nada.

-He dicho que ya basta.-El silencio volvió a establecerse entre ellos.-Ve a casa de Jamia, hay que pasar a buscarla.

Frank indicó la dirección y Ray arrancó el coche sin rechistar lo más mínimo para llegar al destino enseguida. El viaje lo pasaron sin hablar una palabra.

Al poco tiempo llegaron a una calle con varias casas de la misma altura pegadas entre ellas.

-Creo que es aquí.-Dijo el afro.

-Si.-Respondió el castaño.-Voy a bajar del coche para avisarla de que ya nos vamos.-Abrió la puerta, pero antes de salir, giró su cuerpo en dirección a Gerard y Mikey.-Y por cierto, no quiero que Jamia se sienta incómoda así que iré con ella en la parte de atrás. Uno de los dos se tiene que quedar en la parte del copiloto. ¿Entendido?

-A sus ordenes, mi capitán.-Contestó Gerard poniendo una mano en su frente como si estuviese en el ejército.

El castaño parecía que iba a contestar algo a aquel comentario, pero finalmente negó con la cabeza y salió del vehículo.

Se encaminó hacia la puerta de la joven con paso ligero.
Cuando llegó, se paró y tomó aire profundamente. Iba a ser una tarde larga.
El hecho de que Jamia nunca había hablado con ninguno de sus amigos, y que aquella sería la primera vez que se conociesen le preocupaba. Pero quizás le preocupaba aún más que uno de esos amigos estuviese bajo el efecto de las drogas, y peor aún, que ese amigo fuese Gerard.

Pero ya no había vuelta atrás, así que se armó de valor y timbró en aquella casa.

No tardó mucho en abrirse la puerta y tras ella se pudo apreciar a la chica lista para salir.

¿No te diste cuenta? (Frerard)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora