Capítulo 14

141 16 50
                                    


Frank despertó aquella mañana en la habitación de Gerard.

Después de que la fiesta terminara, el castaño se encargó de acompañar a Jamia hasta su casa para que no fuera sola siendo tan de noche.
Más tarde, Gerard y él trataron de meter a Ray y a Mikey en sus respectivas habitaciones, pero se quejaban diciendo que no querían moverse, así que los terminaron dejando en el salón.
Suponía que habrían dormido allí.

Finalmente Gerard y él subieron a la habitación del pelinegro y continuaron intercambiando caricias y besos durante toda la noche.

Cuando Frank abrió los ojos esa mañana, sintió como su corazón podría explotar de amor en cualquier momento.

Gerard tenía los ojos cerrados y la boca ligeramente entre abierta. Estaba durmiendo tranquilamente mientras se abrazaba con cariño a la cintura del castaño.

«Eres hermoso...» Pensó Frank mientras observaba cada rasgo del rostro del contrario.

Gerard le parecía la persona más perfecta del universo.

El tatuado movió lentamente los brazos que atrapaban con ternura la espalda del mayor y comenzó a acariciar con suavidad las mejillas de éste.
Su piel se veía tan blanca y tan suave con aquella tenue iluminación que entraba por la ventana, sin ningún tipo de imperfección, como si estuviera hecho de porcelana.
Frank dejó un dulce beso en las mejillas del pelinegro y pudo notar como este comenzaba a abrir los ojos poco a poco.

Esos esmeralda que tanto le gustaban aparecieron y enseguida buscaron al castaño con la mirada.
Quedaron mirándose por unos minutos y el castaño no pudo evitar sonreir. Se sentía tonto de verse tan enamorado.

-Buenos días, Frankie...-Dijo Gerard con la voz suave, de recién levantado.

-Buenos días, Gee...-Contestó con algo de timidez. Por alguna razón estaba avergonzado de haber interrumpido el sueño del contrario y de que se lo hubiera encontrado mirándolo mientras dormía.-¿Qué tal dormiste?

-Mejor que nunca.-Sonrió y dirigió sus manos hacia las mejillas del contrario, para atraparlas con cariño en sus manos. Más tarde besó tiernamente la frente del castaño, quién no pudo evitar sonrojarse.

Gerard se acomodó en el pecho del castaño y este lo acercó más a él con sus brazos, entregándole suaves caricias a lo largo de su espalda. Se sentía bien.
Era la primera vez que después de dormir juntos Gerard no quería marcharse, simplemente decidió acoplarse aún más recibiendo el cariño de Frank.

Todo se sentía genial.

Quizás demasiado genial.

El sonido del teléfono de Gerard rompió aquel momento.

Frank maldijo internamente a aquella persona a la que se le ocurrió llamar a esas horas de la mañana. ¡Seguro no eran más de las 10!
El pelinegro se disculpó con la mirada y se separó ligeramente del contrario para contestar el teléfono, el cual estaba en la mesita de noche.

-¿Hola?-Dijo el mayor frotándose los ojos sentado en la cama mientras el castaño miraba expectante, deseando que solo fueran los de alguna compañía telefónica vendiendo algo para que pudiera colgar rápido y volver a tumbarse a su lado para seguir con las caricias y los abrazos. Pudo notar que no era ningún vendedor al ver la expresión preocupada de Gerard.

-¡Hola amor! ¿Te parece si nos vemos hoy?-La voz de Lindsey sonaba algo insegura, como si se estuviera obligando a sí misma a tener aquella conversación.-Hay algo que tengo que decirte...Y tiene que ser en persona...

El pelinegro frunció el ceño confuso, conocía a Lindsey de hace 2 años y nunca había escuchado ese tono de voz en ella. Parecía que iba a llorar en cualquier momento.

¿No te diste cuenta? (Frerard)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora