Prólogo

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Diego y Allison estaban sentados en medio de un parque un poco solitario, ambos estaban nerviosos. El corazón de Diego latía tan fuerte que el sonido retumbaba en sus oídos y las manos de Allison no dejaban de sudar y ponerse frías.

Ambos se miraban embelesados, al mirarse directamente a los ojos ambos se perdian.
Estuvieron hablando sobre cosas sin importancia.

En un momento él se quedó callado, sólo viéndola directamente, ella no supo que hacer.
Hasta que él hablo.

—Eres hermosa —su tono de voz era serio —nunca había conocido a alguien como tú, quiero tenerte siempre en mi vida.

Allison se sonrojo y sonrió ante esas dulces palabras.
Lo siguiente paso rápido pero a la vez lento.

Él se acercó despacio, llevo su mano a la mejilla de Allison y la acaricio delicadamente. Allison inclinó su cabeza ante su toque.
Diego se acerco más, sus labios apenas se rozaron y una corriente eléctrica creció desde la punta de sus cabezas hasta la punta sus pies.
Y con esa sensación él pego sus labios a los de ella sintiendo su fresco toque.

De repente un sonido salio de un rincón del parque seguido de gritos.
Diego la tomo de la mano asustado y jalo de ella, pero no, algo salio mal y él cayó al suelo.

Sangre en sus manos, Allison llorando pedía ayuda pero nadie lo hacía.
Mientras ella lloraba con sus manos llenas de sangre, a un lado de Diego él susurró: te amo, con voz débil y rostro apagado.

Las cartas que le enviéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora