Las cartas que le envié

"Gracias a ti..."

—¿Sabes? Te amo —susurró Diego en el oído de Allison. Lo miro y sonrió antes de darle un beso —estos últimos meses ha sido lo mejor de mi vida gracias a ti.

Se volvieron a besar, sus corazones latían un poco mas rápido, su respiración se aceleró, las manos de Diego acariciaron la espalda de Allison, subían y bajaban despacio. Ella beso su cuello, todo lo demás se detuvo, solo ellos dos besándose, embriagándose de ellos mismos. Allison sentía su cuerpo débil, no podía parar de besarlo, de tocarlo. Diego no podía tener suficiente de ella.
Se recostaron en el sillón, se miraron, sus alientos chocando. Y todo paso lento, caricias, besos, sonrisas.
Diego beso cada parte del cuerpo de Allison, le dijo te amo a cada segundo.
Allison no podía explicarse como un sentimiento así podía caber dentro de ella.
Una sensación los invadió, ambos se sentían plenos, felices. Algo dentro de ellos explotó embargando todo su cuerpo.

Y justo en ese momento la puerta se abrió.
Él papá de Allison entro, rápidamente Diego cubrió con su cuerpo el cuerpo desnudo de Allison.

—¡Maldito bastardo! —el padre de Allison se lanzo encima de Diego.

—Papá...

—¡Callete y ponte algo que pareces una cualquiera! ¿Para esto querías vivir sola? ¿Para meterte con cualquier estúpido en tu cama? —Diego cubrió con una sabana a Allison antes de darle la cara a su padre.

—¡Ella no es ninguna cualquiera, señor! —la rabia corría por el cuerpo de Diego.
Una bofetada fue directo a la cara de Diego, Allison gritó y se puso de pie.
—No, papá déjalo, él no tiene la culpa de nada —su padre volvió a hacerlo, golpeo a Allison quien cayó al suelo con un golpe seco.
—Golpeeme a mi, no a ella, no le ponga un maldito dedo encima. Yo la amo, señor.