—No... no puede ser —susurró, su mano estaba tocando la piel solida de Diego, no lo había traspasado como lo había imaginado, lo miro sorprendida y en el siguiente segundo se lanzó contra él en un fuerte abrazo, los dos lloraban, sus cuerpos juntos, la piel de Allison tocando la de él. Podía sentir el aliento de Diego chocando con su cuello y el sentía las lágrimas de Allison caer en su clavícula desnuda.
—Dios... te extrañé tanto, eres mi vida, tu eres lo que le da color a ella, es un calvario estar sin ti, Allison, te amo —la miró a los ojos. Con tan solo escuchar su voz, su piel recibió una descarga de emociones, un huracán de sentimientos se creó dentro de ella.
Diego aún la tenía tomada por la cintura y no planeaba soltarla en un rato, sus corazones unidos en un solo latido era música para él. Le acaricio la mejilla con delicadeza, ella volvió a subir sus brazos alrededor del cuello de Diego, no quería soltarlo jamás, tan solo la idea de no verlo la mataba.—Diego, he sufrido tanto sin ti, mi vida era un asco, ya no se puede llamar vida, no me imagino un día sin ti y no puedo concebirme sin ti a mi lado —sollozo
—Lo sé, leí todas tus cartas, justo en el momento que las escribías. Te vi y oí gritar, llorar y gemir cada hora de día y de la noche, incluso yo también llore contigo, en esos momentos solo pensaba en abrazarte y consolarte, sufrí tanto al no poder hacerlo, al verte frente a mi deshacerte por el dolor, sufrí por verte frente a mí y no poder tenerte entre mis brazos, que no pudieras verme fue tan frustrante —Allison apretó su mano y acaricio su piel— llore días y me llegue a odiar por haberte hecho esto, perdóname, pero no había otra opción —la miró a los ojos con culpa y dolor— fue hasta que Felicia me hablo de la posibilidad de volver a estar juntos y sobre que esta es nuestra última vida mortal juntos... —Allison comenzó a llorar en su hombro, diego la miró preocupado.
—Muero de miedo al pensar que no lo lograremos... —habló entre lágrimas, Diego levanto su cabeza para poder verla a los ojos. Ver sus ojos acuosos y llenos de dolor y angustia, le dolía, no podía soportar verla así.
—No llores... estoy aquí, estamos juntos, deja esos pensamientos atrás, debemos de disfrutarlo, ya mañana se decidirá todo —se acercó y por alguna extraña razón Allison se puso un poco nerviosa, la iba a besar. Se acercó lentamente, el corazón de Allison se aceleró y la respiración de Diego se agito. Allison tenía la boca entre abierta, Diego suspiró y su aliento llego a la piel de Allison erizándola, haciéndola querer poder juntar sus labios en uno solo, sus narices chocaron, sus labios se rozaron, haciendo sentir ansioso a Diego. Allison mojo sus labios y Diego la miró a los ojos. Se estaban leyendo sus almas, poco a poco, sintiendo cada centímetro de sus labios ambos cerraron sus ojos, sus labios uniéndose era la mejor sensación para ambos, los labios de Diego estaban cálidos y suaves como siempre, se movían lentamente como si quisieran hacer el beso eterno, estaban disfrutando cada movimiento. Sintieron en su cuerpo una rara corriente eléctrica que erizaba su piel, en su interior un remolino de sensaciones gobernadas por un solo sentimiento, se creó tan grande que los llenaba en cada espacio de su ser, el amor. El amor los estaba invadiendo y al ambiente a su alrededor, el beso seguía siendo lento.
Se alejaron, poca distancia el uno del otro, ambos con los pechos subiendo y bajando con rapidez, se volvieron a abrazar, volvieron a conectarse.
—¿Por qué no me dijiste que sabias todo lo que pasaría? —preguntó aún en el abrazo, Allison.
—Porque sé cómo hubieras reaccionado, eres muy obstinada y no me hubieras permitido salvarte, no podría dejar nunca que algo malo te pasará, no si puedo evitarlo.
—Pero no es la primera vez que pasa, hablo de que no es la primera vida en la que estamos juntos en la que tú mueres por mi culpa —habían dejado de abrazarse pero sus manos seguían juntas.
—Ha sido la mejor manera de morir para mí, y si volviéramos a nacer lo haría solo por salvarte, moriría mil veces y cien más por ti —Allison frunció el ceño, no estaba molesta pero si estaba inconforme.
—Pero tú no debes morir tú eres muy bueno, Diego, mereces vivir.
—No le tengo miedo a la muerte, mi amor, pero lo que sí me aterra es no tenerte, es verte morir en mis brazos y saber que pude hacer algo para salvarte y no haberlo hecho, eso es lo que me aterra. Morir por ti ha sido un verdadero honor y no podría elegir una muerte más digna y bella que esta —la miró a los ojos intensamente y Allison no protesto más.
—Igual debiste decirme, hubiésemos hallado una forma de evitar la muerte de alguno de los dos —Diego río y deposito un beso en su frente. Con sus pulgares limpio el rastro húmedo que habían dejado las lágrimas en las mejillas de Allison.
—¿Estas completamente segura de hacer esto? —la miró inseguro, Allison respiro hondo.
—Estoy muy segura de hacerlo, creelo, solo tengo miedo de lo que va a pasar.
—¿Pero estas consiente que dejaras todo, tu familia y amigos, atrás y jamás los veras de nuevo? —cuestionó con cautela. Allison rodó los ojos.
—Sí, ya lo sé y me duele mucho, ya me despedí de mis padres, sé que será difícil para ellos y para mí pero estos es lo que quiero y no pienso dejar lo ir, no pienso perderte para siempre, así que ya deja de dudar de mí. Ambos lo queremos —le sonrió y le dio un pequeño beso en los labios.
—Lo lograremos, saldremos juntos de esta, lo prometo.
Allison comenzó a sentir un poco de sueño, pero no quería dormir no ahora.
—Te amo... —susurró Diego en su oído— debes de estar cansada por qué no te acuestas, voy a estar aquí contigo, abrazándote.
Pero Allison se reusaba a dormir, quería estar más con él, platicar, oír su voz, sentir su presencia. Él lo sintió y un piquete de tristeza le inundó el alma, así que decidió no volver a insistir. Hubo un pequeño silencio, no ese silencio incomodo, sino un silencio que decía mucho, en donde no es necesario hablar porque todo estaba dicho, ambos estaban acostados en el sillón, la cara de Allison estaba contra el pecho de Diego, sentía su respiración.
Agradeció mentalmente a Felicia por darles este momento.
Allison se sintió tan segura en sus brazos, sabía que con él a su lado nada malo le pasaría y ya no estaría sola.—¿Cómo nos conocimos? Me refiero a nuestra primera vida juntos, ¿cómo fue? —Allison preguntó curiosa y Diego sonrió como si recordara algo gracioso— Felicia debió mostrarte todas nuestras vidas, ¿no?
—Bueno, nadie me las enseño, yo las volví a recordar, cada una de ellas, las recuerdo como si hubiera sido hace poco, es raro pero todos los recuerdos están ahí, como si tuviera una buena memoria —y soltó una risita a lo que Allison también lo hizo, él no tenía buena memoria.
—Ah... bien ahora con tu brillante memoria cuéntame, ¿cómo es que nos enamoramos por primera vez? Me enseñó parte de ellas pero no recuerdo esa —ambos seguían sonriendo.
—Bueno, fue hace siglos, fue en esa época en la que se usaban vestidos hampones y corset y peinados muy voluminosos. Donde los hombres vestían muy elegantes y eran caballerosos —rodó los ojos e hizo una pausa— digamos que tú eras de una familia muy adinerada, de renombre —río burlón— y yo, yo... era un simple sirviente con una madre agonizando, un padre muerto y dos hermanas menores que yo. Sí... tú eras una chica mala —entrecerró los ojos en dirección a Allison y ella lo miró confundida.
—No lo creo soy muy buena persona —se defendió.
—Nunca dije que no lo fueras, solo eras un poco rebelde, ahora que lo pienso eso siempre ha sido un rasgo muy característico de ti...
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Las cartas que le envié
FantasyUn chico introvertido, su nombre, Diego y una chica completamente opuesta a él, su nombre es Allison. Al verlos nunca pensarías que ellos estarían juntos, sin embargo, estaban predestinados. Se amaron, pero el destino les puso un obstáculo en el c...