Jeongin, dueño de una veterinaria y un refugio de animales casi en quiebra, se ve obligado a asistir a una cita a ciegas por parte de uno de sus mejores amigos, Hyunjin.
Pareja principal: Chanin
Pareja secundaria: Hyunmin
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—¿Los tienes?
—Claro que si, ¡arranca!
Renjun obedeció al grito de Chenle mientras éste chillaba en su lugar observando la imagen que había captado con su cámara.
—Los tenemos, ¡realmente los tenemos! imagina los millones que nos pagaran por esta foto Renjun, el millonario más codiciado del país junto a un simple veterinario.
Renjun solo asentía mientras seguía con la vista puesta en el camino, realmente no le prestaba demasiada atención al castaño junto a él.
—Incluso podemos contribuir al morbo agregando algún título como "el atractivo millonario se acuesta con un común joven a cambio de saldar la deuda de su sucio refugio" obvio sin decir sucio, ¿o quizás si?—Chenle reía histéricamente, ya podía saborear los dólares que le pagarían por esto y Renjun a su lado rodaba los ojos ante lo desquiciado que a veces parecía su amigo.
Después de todo, muchos medios andaban detrás de la vida privada del joven millonario, pero solo ellos tendrían la primicia.
Chenle continuaba observando la foto a medida que una gran sonrisa se dibujaba en su rostro, amaba lo que hacía aún cuando hay personas que lo odiaban por ello, pero la adrenalina de conseguir una foto inédita acompañada de una buena portada sin duda lo hacía regocijar de placer. Renjun no estaba muy a favor de lucrar en base a chimento pero era el único lugar en donde lo habían tomado luego de finalizar sus estudios y la paga no era nada mal.
Sin dudas a pesar de que el dúo habían estudiado lo mismo, sus ideas a la hora de ejercer eran muy diferentes, pero los unía la misma pasión de hacer lo que les gustaba, aún cuando a veces vaya contra la moral y ética de Renjun.
Al día siguiente Yang se levantó como de costumbre alrededor de las siete de la mañana para bañarse, alistarse e irse a la veterinaria dónde desayunaria con Seungmin como de costumbre, y quién sabe, si Hyunjin tenía un tiempo libre de la universidad se les uniría sin problemas.
Al salir ignoró las revistas que se encontraban tiradas en la entrada del edificio, aunque quizás fue la mejor decisión en ese punto de la mañana.
Al estacionar su auto no pudo evitar observar que a pesar de ser tan temprano la zona estaba más transcurrida de lo normal, con autos estacionados a ambos lados de la acera y con bastantes personas que pasaban por allí, a Jeongin le extrañó un poco pero entró en la veterinaria sin perder el tiempo y empezó con su rutina de siempre, elevando las cortinas que tapaban la vista al interior del local y reacomodando algunas cosas antes de la llegada de clientes a la tienda.
Se dirigió a la máquina de café que allí tenían con Seungmin dispuesto a esperar al rubio con ambas tazas servidas, aunque su susto fue grande cuando lo vió salir de depósito con la boca y ojos abiertos en demasia debido a lo que acababa de ver.
—¿Qué te sucede? Pareces haber visto un fantasma—bromeó el peliazul, pero cuando la expresión de Seungmin siguió igual comenzó a preocuparse.
