Jeongin, dueño de una veterinaria y un refugio de animales casi en quiebra, se ve obligado a asistir a una cita a ciegas por parte de uno de sus mejores amigos, Hyunjin.
Pareja principal: Chanin
Pareja secundaria: Hyunmin
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La cita transcurria tranquilamente, ambos se habían llevado sumamente bien. Era fácil entablar conversación entre ellos y si bien por momentos se veían sumidos en un pequeño silencio, no era para nada incómodo. Disfrutaban de la compañía que se ofrecían sin necesidad de establecer un diálogo entre ellos para evitar silencios incómodos.
Chan se sentía sumamente feliz con la presencia del menor, e incluso, algo atraído a seguir conociendo más de él, aún cuando antes afirmaba no estar interesado en salir con alguien.
Cuando Jeongin le empezó a contar sobre su vida, a qué se dedicaba y su amor hacia los animales al grado de hacer un refugio sin fines de lucro, logro enternecer el corazón del mayor y querer saber más acerca del peliazul. Se vio cautivado por el brillo en sus ojos cuando le preguntó más acerca de su refugio, juraría que todas las estrellas habian abandonado su hogar en el cielo para ahora estar en los orbes del menor, su blanca sonrisa que era delimitada por esos rosados labios que se veían humedecidos una y otra vez por la pequeña lengua del menor, logrando que tomen un aspecto más jugoso a los ojos de Chris que lo tentaban a querer probarlos.
Sin querer, Chan ya estaba más que interesado en Jeongin, y agradeció que haya sido él quien asistió a la cita y no ese tal Hyunjin que esperaba en un inicio.
Jeongin por su parte, se sentía desvanecer cada vez que Christopher sonreía, logrando que aparezcan esos adorables hoyuelos que adornaban el rostro del mayor, ¿verdaderamente el castaño se interesaba en lo que le contaba?, ¿estaría hablando mucho de sí mismo? Pero a Chan no parecía molestarle, al contrario, cada vez que éste se quería callar, el castaño lo incentivaba a seguir contándole acerca de su vida o sus animalitos que con tanto amor y dedicación cuidaba en el refugio.
—Bueno creo que ya hemos hablado mucho sobre mi, ¿que hay de ti Chris?
—¿Que hay de mi?
—A que te dedicas, sueños, metas, ya sabes ese tipo de cosas. Siento como si yo me hubiera desnudado delante tuyo y tu aún conservas todas tus prendas de ropa ante mi.
Christopher sacudió disimuladamente su cabeza a la vez que una tímida sonrisa se formaba en sus labios para sacar de su mente la imagen de un peliazul sin nada puesto frente a él. Se reprimió mentalmente por haberse imaginado en esa situación al menor.
—No me gusta hablar mucho sobre mi.
—Solo un poco, ya he contado mucho sobre mi—dijo el menor mientras un puchero se formaba en sus labios de, lo que Chris creía, manera inconsciente.
Terminó por asentir, ¿como decirle que no cuando ponía esa carita de cachorro triste? ¡Era sumamente tierno!
—Bueno, tengo un negocio familiar... lo heredé luego de que mis padres murieran en un accidente.
—Oh, lo siento mucho Chris, lamento si te presione demasiado, no es necesario que me sigas contando si no quieres.—Jeongin se sintió un poco mal por haber casi que obligado a Chris a contarle algo que quizás le traía malos recuerdos. Posó su mano suavemente sobre la del mayor, acariciando dulcemente el dorso de ésta con la yema de sus dedos, haciendo que el rubor pronto se adueñe del rostro del castaño.