Jeongin, dueño de una veterinaria y un refugio de animales casi en quiebra, se ve obligado a asistir a una cita a ciegas por parte de uno de sus mejores amigos, Hyunjin.
Pareja principal: Chanin
Pareja secundaria: Hyunmin
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Jeongin bajaba de su carro mientras buscaba con poca paciencia las llaves dentro de su mochila, no pudo evitar observar hacía todos lados paranoico por encontrarse con algún otro reportero en lo que quedaba del día.
Cuando ingresó al edificio, saludó al gerente que allí se encontraba y se dirigió hacía el elevador que lo dejó en el piso en el cual vivía. Apenas se abrieron las puertas de éste pudo ver a Chan sentado en el piso a un lado de la puerta de su departamento. Suspiro rendido, de repente la valentía había abandonado su cuerpo y ya no sabía que tantas ganas tenía de enfrentar al mayor, la situación lo había agotado a tal punto que solo deseaba caer en su cama y dormir las horas que fueran necesarias para olvidar el día difícil que había tenido.
Tan rápido como el menor apareció, Christopher se levantó del suelo, sacudiendo un poco sus pantalones. El castaño se encontraba sumamente atractivo, con la corbata desajustada y las mangas de su camisa arremangadas hasta los codos, Jeongin se reprendió por haber saboreado de manera tan descarada al mayor frente a él, debía concentrarse.
—Hola Jeong.—la voz le tembló más de lo que hubiera querido, pero realmente temia de lo que el peliazul fuera a decirle.
—¿Que tal, Chan?
Ambos mentirían si dijeran que no les dolía la repentina lejania con la que se estaban tratando, aunque de los dos, era el menor quién usaba un tono más tosco y cortante. Bang tragó saliva en el mismo instante en el cual Jeongin abría la puerta de su hogar y lo invitaba a pasar.
Era la primera vez que el castaño ingresaba en el departamento de Jeongin, le sorprendía que a pesar del espacio reducido, transmitía una grata sensación. El hogar estaba perfectamente decorado y para ser sincero, no esperaba menos teniendo en cuenta el gran gusto que poseía el menor, lo hacía sentirse cálido y a gusto a pesar de nunca haber puesto un pié allí antes.
—¿Te quedarás en la entrada todo el día o prefieres hablar en la sala?—Jeongin sonreía ante lo hipnotizado que había quedado el mayor observando el lugar, aunque no pudo evitar ponerse nervioso por la por demás atención que su humilde hogar estaba recibiendo, más teniendo en cuenta que la posición económica de Chris podría ser algo...intimidante, para una decoración modesta como la que su hogar poseía.
Aunque por el contrario a lo que el peliazul pensaba, Christopher estaba muy tentado de pedirle a Yang que se encargara de decorar su departamento, ya que ni los mejores decoradores de interiores lograron transmitir esa vibra tranquila que aquel lugar desprendia, pero supuso que también era así por la propia energía del menor, ya que Jeongin lograba transmitir lo mismo en cada gesto y sonrisa. Al pensar aquello los orbes de Chris se fijaron en el rostro contrario, y en la tímida sonrisa que le ofrecía, no pudo evitar que su corazón se acelere por la repentina actitud del menor muy diferente a la que había adoptado momentos antes.
Sin hacerse esperar más, siguió a Jeongin hasta la pequeña sala donde lo invitó a sentarse, Yang se perdió dentro de otro cuarto que Chan asumió sería la cocina y minutos después apareció con unas humeantes tazas de café para ambos.