7. Amistades perdidas

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James Potter se retorcía las manos mientras caminaba de un lado a otro por la sala de menesteres con todas las miradas sobre él.

—¡Dejen de mirarme! —les gritó, siguió caminando y viendo sus manos— Yo no puedo hacer nada, si nos hubieran avisado que venían antes no los habríamos traído.

—Pero entonces qué hacemos —pregunto Juliet, tomándolo por los hombros para que dejara de moverse—. Las generaciones no pueden verse entre sí.

—Juliet tiene razón —coincidió Albus, poniéndose junto a su hermana—. No pueden enterarse de su futuro, sería extraño.

—Más que eso —dijo Rose, consternada—, sería triste, aún les queda mucho por vivir.

—Exacto —le dio la razón Gideon, quien tenía abrazada a Juliet—. Además, Andrómeda nos advirtió sobre modificar el pasado.

—¿Estamos todos aquí? —preguntó Paul de pronto, entrando a la sala; ellos asintieron, los del futuro y los del pasado. Él sonrío estúpidamente mientras veía a su padre, Sirius le sonrió también.

—¡Muchachos! —la profesora Mcgonagall entró corriendo a la sala, aparentemente muy preocupada, se detuvo a analizar las caras de los invitados del pasado y sonrió con melancolía—. Gusto en verte, Potter —le dijo a Harry.

—Lo mismo digo, profesora —respondió Harry con la misma sonrisa; para él, ella se veía igual

—¿Necesitaba algo, directora Mcgonagall? —preguntó Rose Weasley, a lo que ella asintió.

—Desaparecieron...

—Andy y John, lo sabemos —la interrumpió Ted con pesar, pero la profesora continuó.

—Timothy y Shania Chang —anunció, todos se le quedaron mirando sin dar crédito a sus oídos, una vez más las cosas se les estaban saliendo de las manos.

—Tiene sentido —dijo por fin Gideon, él era uno de los únicos que sabían que Timothy también era un licántropo. Había prometido a Andy guardar su secreto, aunque estaba consciente de que no los conocía todos.

—¿Por qué? —preguntó Rose confundida, ella era una de las personas que no conocían el secreto de Andrómeda ni de John ni de Timothy, o que por lo menos no lo había deducido.

—No importa —se apresuró a responder Lysander, negando con la cabeza. No había dejado de pensar en Andy, en la pelea que habían tenido antes de que desapareciera—. El punto aquí es que hay que encontrarlos, a todos.


*****


—¿Ya los matamos? —preguntó ansiosa Bellatrix— Son solo unos asquerosos mestizos.

—Pero —comenzó Voldemort lentamente, levantando su mano para no ser interrumpido—, desafortunadamente para nosotros, los necesitamos.

—¿Por qué, mi señor? —preguntó Lucius con cautela.

—Pues porque son licántropos, idiota —le respondió Greyback con tono de superioridad, Voldemort asintió un poco irritado.

—Además, ellos saben cómo moverse en este tiempo, desconocido para nosotros —continuó Voldemort con voz fría—. Tendremos que presionarlos para que acepten, primero lo haremos con Chang. ¿Trajiste a la chica, Greyback?

—Claro, mi lord —respondió él y señaló con su varita a una chica con pelo negro y lacio, ojos verdes rasgados, que estaba amarrada en un rincón, parecía estar inconsciente—. Está todo listo.

Andrómeda Lupin y la tercera generaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora