Andrómeda Lupin miraba desde el otro lado de la sala de exámenes a Lysander Scamander, quien parecía muy concentrado en su prueba. Estaba muy nerviosa. No sabía bien qué era lo que quería hacer después de la escuela, pero los T.I.M.O.'s eran algo importante, sobre todo porque estaba al final del quinto año y definirían lo que podría o no lograr. Intentó concentrarse un poco más, solo le quedaban unas cuantas horas para terminar y no tenía tiempo que perder.
Al salir de la sala para ir a su prueba práctica, Andrómeda chocó con Timothy, cuya pluma cayó al suelo.
—Lo siento —se disculpó, sin darse cuenta de con quien estaba hablando.
—Está bien —respondió él por lo bajo, sin mirarla. Andy, al notar que se trataba de Chang, se puso notoriamente incómoda.
—Suerte —alcanzó a decirle, antes de irse a paso acelerado para no tener que hablar más con él.
Solía confundirla mucho el hecho de estar tan cerca del muchacho y no poder hablar con él, después de todo lo que habían vivido juntos. Timothy la miró alejarse, no sabía cómo hablarle, cómo acercarse a ella, o qué hacer para que las cosas fueran como antes; Cho jamás aceptaría que volviese a juntarse con Andrómeda, o con ningún Lupin en realidad, les tenía demasiado rencor, pero lo que más le dolía al joven Chang era el enojo que sentía su propia madre contra él, y no volvió a verlo de la misma manera desde ese día.
*****
Andrómeda miraba el cielo nublado desde el pasillo del castillo. Sus notas en los exámenes habían sido extraordinarias y supera las expectativas, pero nada de eso le había revelado lo que quería hacer con su vida. Supuso que, con 16 recién cumplidos años, aun no era tiempo de preocuparse mucho por eso.
—Hola, preciosa —Lysander la abrazó por la cintura y le dio un beso en la mejilla—. Escuché que te fue bien en los exámenes.
—No debo preguntarte cómo te fue a ti —respondió con una sonrisa, sabía que el muchacho no había bajado de extraordinario, revelando su espíritu de Ravenclaw.
—¿De verdad creer que pueda convertirme en un auror? —a diferencia de sus padres, Lysander no compartía el especial afecto por la zoología que ellos tenían, ese rasgo se lo había quedado Lorcan.
—Lys, tú puedes hacer lo que te propongas —tomó la cara del muchacho entre sus manos y le dio un ligero beso en los labios—, eres maravilloso.
—Solo espero que mis padres no se vuelvan locos cuando les diga lo que quiero —dijo él con nerviosismo, Andrómeda rio, sabía que Luna y Rolf lo apoyarían en lo que quisiese, y era algo que, de alguna forma, envidiaba de su familia, lo mucho que se apoyaban— ¿Quieres ir a Hogsmeade? Sale un grupo esta tarde.
—¿Estás seguro? —preguntó ella, volviendo a mirar el cielo— Creo que va a caer una tormenta.
—Nos arriesgaremos —respondió él con una sonrisa.
*****
El café de Hogsmeade estaba lleno de magos escapando del frío clima del exterior. Andrómeda y Lysander iban a aquel lugar cada vez que podían, era especial pues ahí habían tenido su primera cita. Encontraron una mesa vacía en la esquina de la sala y la tomaron antes de que alguien pudiese ganarla.
—¿Lo de siempre? —preguntó él, Andy asintió con la cabeza; el muchacho se dirigió a la barra para ordenar sus bebidas, mientras ella pasaba la mirada por los presentes.

ESTÁS LEYENDO
Andrómeda Lupin y la tercera generación
Fiksi PenggemarAndrómeda Lupin tenía más secretos de los que podía contar. Hija de Remus y Tonks, no podía quedarse quieta con sus ideas y experimentos. En un afortunado giro del destino, logró traer a sus padres, y otros invitados, del pasado a su presente, ¿per...