Capítulo 9.

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Sara

Este sitio es la leche de raro. No sé cómo se lo monta Sarah; la mayoría de la gente compra una tarta para el cumpleañero o se lo lleva a tomar una copa. Sarah no. Ella se las ha ingeniado para encontrar esta extravagancia, y no sé muy bien cómo nos ha liado a Eliza y a mí para que seamos sus T-Birds de compañía durante todo el día. No hay muchas mujeres por las que haría algo así; protesté y estuve a punto de echarme atrás, porque, sinceramente, sonaba un poco a pesadilla, pero la verdad es que ahora que estamos aquí me mola bastante. «Cine Secreto», me dijo que se llama. Me esperaba un cine al aire libre y un par de camionetas de hamburguesas, y, en efecto, hay una pantalla gigante preparada para más tarde, pero, caray, este sitio es la caña. Me siento como si estuviera dentro de la película en lugar de viéndola, y creo que nos hemos buscado a las dos Pink Ladies más guapas de todo el sarao. 

Sarah... Madre mía. Nunca hace nada a medias. Va caminando unos pasos por delante de mí y, con esas mallas negras tan ajustadas, sus piernas parecen el doble de largas de lo habitual. Siempre me ha encantado la sensación de tener que correr tras ella para seguirle el ritmo porque me mantiene alerta, pero últimamente va tan rápido que a veces me siento como si la perdiera de vista por completo. Es desconcertante, una ligera molestia que pisoteo cada vez que la alcanzo de nuevo. 

Jess también está guapa; es como un artículo de revista acerca de cómo el mismo conjunto puede quedar completamente distinto en dos chicas distintas. Los tacones altos y la coleta de Sarah revelan que es la chica más popular de la clase, mientras que las Converse y los rizos de muelle de Laurie son más típicos de la chica mona y discreta. Si fuéramos chavales de instituto, Sarah me daría un miedo que te cagas y Laurie sería la hermana de mi mejor amigo. Ni siquiera sé a qué viene este pensamiento. Son diferentes, tampoco hay que darle más vueltas. 

— ¿Qué opinas? ¿Crees que la cumpleañera y yo terminaremos enrollándonos? —me pregunta Que Eliza, que pasea a mi lado—. Supongo que probaré suerte en lo alto de esa cosa

Hace un gesto con la cabeza en dirección a la noria. 

Desvío un instante la mirada hacia Jess y siento un repentino deseo de protegerla. Eliza es una de esas tipas capaces de hacer cualquier cosa con tal de aumentar su lista de conquistas. La verdad es que no sé por qué le he pedido que venga, aparte de porque es ella único de mis amigos lo bastante egocéntrica para pasarse todo un día jugando a los disfraces. 

— Nada de meterse mano, Minnick. Ya has oído las reglas. 

— Esto es el instituto, donde las reglas están hechas para romperse, amigo mío. 

Eliza me guiña un ojo justo cuando Sarah se vuelve hacia nosotras, señala hacia el otro lado del campo y nos interrumpe antes de que pueda añadir nada más. 

— Vamos, parejita. Quiero montarme en los coches de choque. 

Empiezo a desear haber invitado a cualquier otra persona que no fuera Eliza a venir hoy. Hasta el momento, ha hecho sonar tres veces la campana de esa atracción en la que golpeas una plataforma con un martillo para medir tus fuerzas, a pesar de que ninguna otra persona de todo el recinto ha logrado hacerlo ni una sola vez, y ahora le ha pasado un brazo sobre los hombros a Jess mientras, maneja el coche de choque que comparten con la maestría de un piloto de Fórmula 1.

La imito y rodeo a Sarah con un brazo al mismo tiempo que vuelvo la cabeza y doy marcha atrás para impactar de plano con ellas, que salen despedidas dando vueltas entre una lluvia de chispas eléctricas. Sarah grita y se ríe a mi lado cuando Eliza nos devuelve el golpe y empuja nuestro coche violentamente contra la pared de neumáticos, además de hacerme un sutil gesto obsceno con el dedo por encima de los hombros de Jess mientras se alejan. ¿Qué haría John Travolta ahora mismo?, me pregunto. ¿Y quién es Sandra Dee en esta situación? Sarah es demasiado atrevida, es Frenchy hasta la médula. No es que esté diciendo que Jess sea la Sandy de mi Danny, porque eso sería jodido. De todas formas, puede que Eliza sea más Danny que yo, con esos músculos de Popeye y esa mentalidad de líder de la manada. Lo veo ayudar a Jess a salir de su coche cuando los motores se apagan, aferrarse a su mano y hacerla girar hacia ella, un vendaval borroso de rizos oscuros vestido de raso rosa. Espero que no se deje engañar por Eliza. 

AMOR A PRIMERA VISTA (Capmirez)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora