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No entiendo por qué tienes que ser tan grosero con tu mamá - dijo el señor Jung en un tono molesto, Wooyoung no podía creer que su padre fuese tan ciego, ¿acaso era tan importante su madre que él permitía que lo tratara de esa forma? - es el colmo de lo que hiciste, dejarla tirada durante el almuerzo fue un acto muy grosero de tu parte.

No es para tanto papá, han sido más las veces que ella te ha dejado plantado a ti y tú sigues defendiendola. - dijo tratando de no tirar alguna cosa. - no creo que haya hecho algo malo, simplemente me aburrí y me fui de allí.

Es tu madre Wooyoung. - dijo él - y sea quien sea, merece respeto.

El respeto se gana y ella de mi parte no se ha ganado nada. - dijo mirando a su padre con aquella frialdad que lo caracterizaba tanto. - no insistas papá, así me regañes y me digas lo que digas, esa mujer dejó de ser mi madre hace muchos años y ni tú ni nadie va conseguir lo contrario. Dijo y se levantó enojado, salió de aquella enorme oficina y se dirigió a la suya, en el camino vio que San llegaba, estaba corriendo quizás había llegado y eso le causó mucha gracia, ese chico torpe e ingenuo era sin duda alguna su mejor motivación para ir a la oficina, no podía negar que le gustaba demasiado, tenía todo lo que él buscaba en un chico pero su primera regla era no meterse con nadie de la oficina, lo que menos quería eran problemas personales mezclados con los laborales.

Buenos días San o debería decir ¿noches? - dijo Wooyoung poniéndose de frente en la oficina del menor, el rubio lo miraba con terror, era sin duda alguna la mejor hora del día, cuando San llegaba uo o dos minutos tarde podía notar sus nervios al instante, temía ser regañado y eso le causaba gracia al castaño, amaba ver su rostro rojo de la vergüenza. - ¿Qué fue esta vez?

Yo..tuve algunos problemas para despertarme. - dijo sin más, otra cualidad del contrario, su honestidad, por alguna extraña razón él nunca mentía y eso fue lo que le llamó tanto la atención de éste a Wooyoung, - pero no volverá a pasar, lo prometo.

Lo dejaré pasar esta vez porque es la segunda vez que llegas tarde en cuarto meses de trabajar aquí, pero necesito que dejes tus cosas y vengas conmigo a la oficina, tengo que mirar unos papales y me da un poco de pereza hacerlo solo. - dijo el castaño y miró al menor, San lo vio con un enorme brillo en sus ojos, podría jurar que sus mejillas se sonrojaron pero pudo disimular aquel carmesí en su piel.

Si señor, en un minuto voy. - dijo y Wooyoung fue a su oficina, se sentó en su escritorio y esperó que el menor llegara. Jung Wooyoung era un hombre de 26 años, había terminado su carrera universitaria en finanzas y había asumido la vicepresidencia de la empresa de su padre, el mayor de los Jung insistía que Wooyoung debía aprender sobre la empresa para cuando él fuera el presidente, Wooyoung no quería hacerlo pues su sueño era crecer con luz propia, pero al ver los problemas en su casa y que su padre decaída poco a poco, no tuvo otra opción más que aceptar, estar al lado de su padre le ayudaría a sentirse mejor, era la persona que él más amaba en el mundo y verlo feliz y orgulloso siempre fue su mayor anhelo.

Ya llegué, me tardé porque recibí una llamada de la constructora Jeong, dicen que quieren reunirse con usted hoy en la tarde. - dijo San, el castaño lo miró y asintió, tenían una reunión aplazada hace algunos días y Wooyoung prometió que se reuniría con ellos sin cita previa.

Si, llamalos y diles que esta tarde iremos a la obra. - dijo y comenzó a jugar con su bolígrafo. San asintió y se dispuso a salir de la oficina. - ¿A dónde vas? Llamalos de aquí. San se sorprendió un poco pero asintió, tomó el teléfono del mayor y marcó para confirmar la asistencia del castaño.

Dicen que cuantas personas irán. - preguntó tapando la bocina con su mano, Wooyoung le enseñó dos de dos dedos y San asintió. - irán dos personas. La llamada finalizó y San se sentó frente al escritorio para comenzar con el trabajo.

Mírame [WooSan] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora