09.

96 9 0
                                    

El viaje fue agradable y muy tranquilo, llegaron a eso del medio día y se instalaron en la casa de playa que tenían los Jung en esa ciudad. San estaba sorprendido por tantas comodidades que tenían sus jefes, cuando San y su hermano estaban más pequeños, iban una que otra vez a Busan, sus padres los llevaban los fines de semana y se regresaban al día siguiente.

Es más diferente de lo que recuerdo. — habló San mirando la playa, al rededor habían casas como la de Wooyoung, pero no estaban tan cerca la una de la otra.

¿Ya habías venido antes?. — preguntó Wooyoung acercándose a él y San asintió sonriendo, le contó que venía muy seguido con su familia cuando era un niño. — ya veo.

Hubo un silencio incómodo por parte de ambos, Wooyoung no sabía que decir exactamente y San ni se diga, no sabía cuál era el motivo del viaje pues su jefe no le había dicho en todo el camino. Pasaron algunos minutos cuando ambos ingresaron por inercia a la casa. El mayor subió a su habitación y dejó a San en la sala de estar, el rubio no sabía que hacer exactamente así que tomó su teléfono y le escribió a su mejor amigo. Chatearon un poco antes de que Mingi tuviera que regresar al trabajo, en ese momento el rubio sintió unos pasos en la escalera, era Wooyoung con un bañador de color negro, sin duda ese color le quedaba de infarto.

¿A dónde va? — preguntó San mirando a su jefe.

A la playa, ¿vienes?. — agregó el moreno viendo la expresión de sorpresa del menor, no pudo evitar sonreír y se sentó a su lado. — anda, ve a cambiarte, yo te espero aquí.

El rubio asintió y subió las escaleras para ir a su habitación y ponerse uno de sus bañadores. Al bajar, Wooyoung se levantó del sofá y tomó la mano del menor para salir de la casa y caminar hasta la playa que estaba a unos pasos de allí. Wooyoung fue directo al agua mientras que el menor se quedó en una de las sillas que había allí.

Traía unos lentes de sol puestos por lo que Wooyoung no podía ver que el menor tenía su vista clavada en él, pero si podía sentirlo por lo que jugaba en el agua con toda intensión de ser observado por aquel rubio que observaba con atención sus movimientos. Wooyoung salió del agua y se acercó al rubio con una sonrisa.

¿Te aplico el bloqueador solar? — el rubio lo miró como tratando de procesar lo que le decía el contrario, quizás había escuchado mal y el moreno le había dicho otra cosa. San asintió nervioso sintiendo como el alma se le iba del cuerpo al sentir las manos del mayor pasar suavemente por su piel. — ¿has pensado sobre lo que te dije aquella noche?.

¿Ah?. — San se giró para verlo pues Woo le aplicaba el bronceador en la espalda. — ¿qué noche exactamente?.

La noche en la que estuviste con Mew. — habló el moreno mirándolo, San frunció el ceño y se levantó molesto de su lugar. — ¿qué pasó?

No sé qué le haya dicho Mew, pero estoy seguro que no pasó absolutamente nada, porque simple y sencillamente él no es mi tipo. — San tomó sus cosas molesto y olvidó la posición en la que se encontraba, él seguía siendo el asistente de Wooyoung, no podía malinterpretar las cosas, ese día Wooyoung estaba borracho y tal vez por eso había reaccionado así.

El moreno lo persiguió hasta la casa y lo interceptó en la sala.

Déjeme pasar. — dijo San aún molesto y con toda la intención de tomar sus cosas y largarse de ese lugar, aún no entendía cuál era el tal dichoso viaje de negocios del que había hablado el moreno para llevarlo a Busan. Wooyoung se posicionó frente a él con las manos en la cintura. — he dicho que me deje pasar, por favor.

Dime que no te gusto. — el mayor se acercó logrando que San retrocediera golpeando así su espalda contra la puerta. — mírame y dime ahora mismo que no te gusto ni un poco y te dejo ir. San ahogo sus palabras, si decía que no, estaría mintiendo y es que gustarle era muy poco comparado con lo que sentía por su jefe, era algo más que un simple gusto, era atracción, deseo, un sin fin de sentimientos que para muchos no eran correctos. — eso pensé.

Mírame [WooSan] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora