Mírame [WooSan]

17.

Era una mañana reluciente, los pájaros cantaban y los rayos del sol comenzaban a colarse por el enorme ventanal de la habitación. Solar abrió sus ojos lentamente para después estirarse poco a poco y sonrió al ver la cama completamente vacía, fue al baño para lavarse la cara y bajó al comedor para desayunar, en la cocina se encontraba su chófer hablando cómodamente con una de las empleadas de servicio quien sonreía muy a gusto con el menor.

Pasó descaradamente frente a la puerta de la cocina llamando la atención de los chicos, el chico no dudo en sonreír coqueto, mientras que la chica por su parte se puso un poco nerviosa. Solar se sentó a la mesa viendo como su esposo no le prestaba ni cinco de atención, estaba sumergido en el periódico y su café, la misma rutina de todos los días.

Buenos días señora Solar, ¿desea que le sirva el desayuno?. - preguntó otra empleada, Solar asintió y miró de nuevo hacia la cocina, donde su chófer había puesto sus ojos ya en ella, logrando que ésta sonriera. La mujer terminó de servir el desayuno de la señora Jung para después retirarse a la cocina, Suho dejó el periódico al lado y comenzó a desayunar.

Buenos días Solar, ¿dormiste bien?. - preguntó el castaño viendo a su esposa quién comía su fruta tranquilamente. - ¿está todo bien?.

Si, relativamente si. - contestó ella. - sino fuera porque tu hijo menor decidió dejarnos plantadas a Joy y a mí una vez más y tampoco se ha dignado en regresar a la casa por más de una semana, todo está perfectamente.

Es que tú eres la que insiste en realizar esa boda, eres la única interesada en todo este asunto del compromiso, ni siquiera la misma Joy se ve contenta. - habló Suho viendo a su esposa.

Y cómo va a estar contenta, si tu hijo la ha dejado plantada cinco veces, ¿cómo quieres que esté?. - se quejó ella. - tienes que hacer algo para que tu hijo se case con esa niña, si Wooyoung no reacciona, Joy se va a cansar y seguramente buscará otro hombre que si la note.

Quizás eso es lo que quiere Wooyoung. - habló Suho. - ¿le has preguntado a tu hijo si le gusta esa chica?, ¿le has preguntado siquiera si desea casarse con ella? o mejor aún, ¿le has preguntado a tu hijo si le gustaría casarse?, ¿no lo has hecho verdad? Porque solamente piensas en ti y nada más, nunca te has preocupado por el bienestar de tu familia.

¿Y acaso tú si?. - se quejó ella golpeando la mesa con el trinchete. - ¿acaso tú le preguntaste a tu hijo mayor si deseaba casarse con la japonesa esa?.

Si lo hice. - respondió con tranquilidad el mayor. - hablé con él y le pregunté si quería casarse con ella, le dije que no era su obligación seguir tus caprichos y adivina que me respondió. - habló poniendo sus codos sobre la mesa y entrelazando sus manos. - me dijo: "no quiero casarme aún padre estoy muy joven, pero esto hace feliz a mamá y me prometió que con el tiempo yo me enamoraría de Sana", eso fue lo que me dijo tu hijo mayor. ¿Tú lo sabías?. - ella negó instantáneamente por lo que él castaño sonrió. - lo supuse, ¿cómo podrías saberlo?, estabas tan ocupada con los preparativos de la boda que olvidaste los sentimientos de tu hijo en ese momento y no te preocupaste en pensar que quería él en aquel entonces. Agradece que ese matrimonio funcionó porque los dos se fueron enamorando a medida que se conocían, pero no esperes lo mismo de Wooyoung, tú no eres santa de su devoción y créeme que él no hará nada para hacerte feliz y tú misma te ganaste el desprecio de tu hijo.

¿Ya vas a empezar?. - se quejó ella mirándolo con el ceño fruncido.

Tú fuiste la que comenzó quejándose del comportamiento de Wooyoung. - se levantó de la mesa. - entiende mujer, Wooyoung no es un niño y no se va dejar manipular tan fácil como lo hizo Hoseok, entiende que son dos gotas de agua, pero cada gota tiene su propia esencia para caer a la tierra. - él sonrió y dejó un beso en la frente de la rubia. - ahora si me lo permites, iré al trabajo... y por favor, no te estés exponiendo tanto con tu amante, si te llegan a descubrir la que quedará en ridículo delante de todos, serás tú, no yo.