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Era de noche, él dormía pacíficamente, hasta que un fuerte llanto lo despertó. Era el llanto de un bebé.
Se sentó en la cama, aún adormilado, y al abrir los ojos lo primero que vió fue a su querida Elaine cargando en brazos a su bebé de pocos días de nacido. La pareja se miró, sabían que esa noche tampoco iban a dormir.

- Dámelo -Ban se acercó a ella- Ve a descansar.

- ¿Estás seguro?

- Sí, anda, duerme. Yo me quedo con él.

Elaine le pasó cuidadosamente al pequeño que continuaba llorando. Ban lo arrulló tratando de calmarlo.

«Mi pequeño Lancelot»

Era muy temprano en el reino de Liones, el sol apenas salía, pero el rey ya se encontraba despierto, conversaba con Slader mientras caminaban por los grandes jardines del castillo

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Era muy temprano en el reino de Liones, el sol apenas salía, pero el rey ya se encontraba despierto, conversaba con Slader mientras caminaban por los grandes jardines del castillo.

- Creo que tú ya te diste cuenta de quiénes son esos muchachos.

- Sí, majestad; la verdad no me sorprende después de todo lo que hemos tenido que ver.

- Te los encargo mucho. Los pecados capitales serán muy poderosos, pero nunca han sido buenos maestros.

- No se preocupe, majestad; nosotros nos encargaremos.

- Hola papá -Saludó la princesa Elizabeth pasando corriendo al lado de su padre y Slader- Ya me voy, estaré con el señor Meliodas y los demás.

- Espera hija -Elizabeth se detuvo y miró a su padre- Slader irá contigo.

- ¿Eh? ¿Por qué?

- Creo que ayer te diste cuenta que los pecados capitales no son buenos maestros, ¿cierto?

- Sí pero… Espera, ¿sabes sobre...? -Su padre asintió.

- Claro que lo sé, le pedí a mis mejores caballeros que fueran con ustedes. Slader me contó lo que pasó ayer, no quiero que mi nieto y sus amigos pasen por lo mismo hoy, sólo se lastimaran y no aprenderán nada.

- Tienes razón.

-  Vayan antes de que se les haga tarde. Tienen mucho trabajo que hacer.

Ambos salieron del castillo, afuera ya los esperaban los demás caballeros a los que su padre había llamado: Gilthunder, Howzer, Griamore, Dreyfus y Hendrikson. Elizabeth trató de no decir nada sobre quiénes eran los chicos y mucho menos lo que había pasado en su futuro, claro que Slader ya lo sabía, al menos quienes eran los niños, pero los demás no, y no sabía si podía o no decirlo sin afectar algo en la línea temporal. Después de varios minutos llegaron a la taberna, afuera estaba Meliodas charlando con Tristan.

The New Sinners - Nanatsu no taizai (REESCRIBIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora