Chi è quella bella donna? | ❝¿Quién es esa bella mujer?❞
El amor es engañoso, fantasioso y manipulador.
En un pequeño establo de madera en pueblo de la ciudad de Firenze, un hombre el cual oculta su rostro bajo un velo, es conocido por retratar la b...
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Si naces en una casa en llamas, piensas que todo el mundo se está quemando.
¿Qué tan cierto es esto?
Taehyung Marcini y Jungkook Rossi solo son dos amantes que han experimentado el dolor en diferentes circunstancias, una peor que la otra. Dos hombres cuyo anhelo nunca fue descubrir más allá de lo que conocen hasta la primera vez que hablaron, aquel día en el que hubieron elogios y preguntas, propuestas y tratos, incertidumbre y desconcierto. Personas de las cuales la vida se burló en sus rostros.
Ahora, juntos, se preguntan: ¿Qué tan verdad es que el mundo sea un infierno en la tierra?
En la intimidad de una habitación con las cortinas puestas, el día y la noche forman un eclipse que anhela ser eterno.
—¿Mañana partimos?
Taehyung asintió en el pecho de su amante.
—Sí, al medio día. Y en la noche ya deberíamos estar en Stigma.
—Qué irreal...
Ambos, piel contra piel, se permitieron sentir la calidez de sus cuerpos y el enigma al que se enfrentarán al lugar que se ha convertido en su propia tierra prometida.
Jungkook siente que sus cicatrices son acariciadas con parsimonia y Taehyung ya puede afirmar que sabe su camino al derecho y al revés. Jungkook carga con un peso en su pecho que ya no duele y Taehyung escucha latidos del corazón que le pertenece con intimidad. Jungkook observa los ojos brillantes que le aman antes de dormir y Taehyung puede ver un par de medialunas incluso al amanecer. Jungkook mira su reflejo en aquellas iris cafés que le cautivan sin ver al monstruo de sus pesadillas y Taehyung duerme plácidamente cuando sus pensamientos logran callarse.
Jungkook ya no aborrece el día porque aprendió a recibir su calidez y Taehyung ya no le teme a la noche porque ahora la está abrazando.
Y la pregunta sobre qué es el amor sigue sin respuesta, porque no pueden colocar en palabras el sentimiento naciente que no solo albergan en sus pechos, sino en todo su cuerpo consumido por amarse tal fuego aborrecedor que aprendieron a resistir.
Después de todo, la resiliencia no es tan mala.
—¿Qué quieres hacer cuando lleguemos a Stigma? — el castaño preguntó.
Si bien ya admitió que le aterra la idea de no saber qué hacer con su propia vida, por la autonomía que ahora le pertenece, le interesa saber lo que su prometido anhela y desea. Porque también anhela y desea ayudarle a conseguirlo.
—Tampoco lo sé — dijo, después de unos cuantos segundos de silencio —. Primero quiero asegurarme que sea un sitio seguro para nosotros.
—¿Crees que no?
—Nunca pensé que un lugar así existiría, mucho menos que haya estado tan cerca de mí todo este tiempo y no haya escuchado de él.
