quattro

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—Señor Marcini

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—Señor Marcini.

Taehyung levantó la mirada con un poco de molestia, pues estaba a punto de entrar a su tina de baño cuando escuchó la voz de una sirvienta al otro lado de la puerta.

—Sus hermanas me han indicado que hoy se canceló la sesión con el pintor Notte por cuestiones de urgencia familiar.

¿Qué?

Cubrió su cuerpo en su totalidad y abrió la puerta del baño, donde un par de sirvientas le vieron con sorpresa, pero él solo podía dimensionar una molestia que se iba haciendo cada vez más grande por esa noticia.

Habían pasado algunas semanas amenas, días en los que Taehyung y Jungkook disfrutaban conversar sobre diferentes temas sociales y religiosos en los que cada uno tenía una postura diferente, de las cuales ambos aprendían del otro. Días en los que la familiaridad empezaba a sentirse en el aire, días en los que la compañía del otro se convertía en agradable al paladar.

El retrato familiar estaba terminado. Notte había hecho un gran trabajo y, ahora, su pintura está aguardando a que toda la familia escoja un buen lugar para ser expuesta; era difícil llegar a una decisión unánime.

Por ello, se supone que hoy empezarían con los retratos personales.

Específicamente, con el suyo.

—Eh... El joven Notte vino a la residencia cuando aún estaba dormido, pero la señorita Rosé lo recibió. Dijo que vino a avisar que no podrá asistir por unos días.

Taehyung cerró la puerta con fuerza y ni siquiera se atrevió a pensar que estaba siendo grosero con quien no lo merece. Vio su tina de madera, con pétalos de rosas que eran sus flores favoritas y el aroma a aceites frutales no le daban la calma que quería para ese día, en el que se había mentalizado que iba a pasar a solas con el pintor mientras le retrataba.

Además, ¿urgencia familiar? ¡Él no tiene familia aquí y lo sabe!

No hizo más que darse un baño rápido para empezar a vestirse. No quiso usar un jubón, ni un sombrero, sino una camisa de mangas largas y un pantalón fino por el calor que parecía hacer hoy. A su madre no le gustaba cuando vestía así, pues afirmaba que se veía como un pobre campesino, pero poco le podía importar ahora.

—Rosé — empezó a llamar por el pasillo cuando salió de su habitación y bajó las escaleras hacia el primer piso cuando se dio cuenta que no estaba cerca —. Rosé, ¿dónde estás?

—En el jardín, señor Marcini. — Respondieron a su lado.

Con un suspiro, trotó hasta el jardín y allí pudo ver a sus hermanas compartir un desayuno ligero debajo de una pérgola y una mesa blanca.

—Oh, hermano. ¡Ven aquí! — exclamó la castaña a la distancia —. Siéntate, te estábamos esperando. Mamá debe de bajar en algún momento.

—Rosé, ¿Notte habló contigo?

Bella Mujer. | kth | jjk |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora