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El establo entero olía a alcohol

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El establo entero olía a alcohol.

Jungkook yace en la mesa de la cocina y, junto a él, dos botellas vacías de vodka. Amaneció hace unas horas, no sabe cuánto tiempo ha estado sentando, pero no es posible pensar en algo más que la reacción de Taehyung al secreto que ha estado guardando desde hace años.

—Necesito que alguien me abrace. — sollozó, sintiendo el frío de la noche y soledad repentina.

El efecto de la bebida se le va pasando de a poco, trayendo consigo un dolor de cabeza intenso y unas cuantas arcadas. Sabe que sus acciones no son las correctas, está consciente que no debió de tomar lo que Hoseok compró para usarlo de brindis algún día, que no debió extrañar la sensación de perderse en el mar que el alcohol le daba.

Porque estar borracho parecía ser, de nuevo, una fácil salida a los problemas que podrían surgir en cualquier momento.

Jin estaría decepcionado al verlo, o tal vez no, conociéndolo, sostendría su cabello para que pudiera vomitar después de una caótica noche para luego abrazarlo. Quiere llorar, pero ni una lágrima sale de sus ojos, aun así, siente una profunda tristeza que logra oprimir su pecho.

Y no quiere que nadie sienta lo mismo que él, ni siquiera su peor enemigo, ni siquiera Jimin.

En sus manos sostiene con fuerza aquel vestido que su amante vio en primer lugar, era uno de sus favoritos y el más difícil de hacer, aunque cree que ya no le queda la talla, últimamente, ha estado comiendo bien gracias a la preocupación de Taehyung.

Aprendió a coser con su maestro, pues así decía que sólo se gastaba en la tela y herramientas y no en varias prendas a la vez, una opción económica que el mayor aprendió desde muy temprana edad. Cuando tenía un poco dominado aquel arte, empezó a confeccionar con lo que se vestiría. Incluso, él fue quien arregló su velo con la misma manta con la que Jin le cubrió cuando se conocieron.

Era útil, pues podía remendar lo que sea sin la necesidad de un tercero, es más, incluso hasta planeó trabajar como sastre, pero desistió al preferir la pintura, le era más interesante.

Y esa fue la razón por la que comenzó a hacer ropa de mujer. Como muchos la llamaban, lo que se hacía específicamente para los hombres lo encontraba repetitivo y aburrido, incluso si trataba de imitar ropas de alta costura con un solo estilo de tela y un par de agujas.

Veía a las mujeres pasar por el pueblo y dibujaba sus vestidos, si Marcini hubiera indagado más en aquella caja, encontraría muchas hojas de lienzo con diferentes diseños, tantos que dejó de contarlos cuando dejó de hacerlos.

Pero, para él, todo no era nada más que tela.

¿Qué era, entonces, aquello considerado hecho por y para mujeres u hombres? No lo entendía y cree que es una maldición que esté cuestionando ese tipo de cosas, su cabeza sufría intensos dolores de cabeza tras preguntarse: ¿Por qué? Ante cada ideología en los roles de género.

Bella Mujer. | kth | jjk |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora