Chi è quella bella donna? | ❝¿Quién es esa bella mujer?❞
El amor es engañoso, fantasioso y manipulador.
En un pequeño establo de madera en pueblo de la ciudad de Firenze, un hombre el cual oculta su rostro bajo un velo, es conocido por retratar la b...
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Hace algunos años, en algún rincón oscuro de un pueblo, un hombre con una sucia cabellera negra y cicatrices en sus mejillas se encontraba en el rincón más alejado de una cantina cualquiera, un plato de comida fría y botellas vacías se sumaban a una lista pendiente, que se iba haciendo más grande a comparación del dinero que llevaba consigo en los bolsillos.
Sus ojos llenos de sangre y manchas oscuras bajo ellos evidencian las horas perdidas de sueño, mantenía sus labios brillosos ante la saliva que generaba de forma involuntaria al encontrarse en un estado casi de inconsciencia y, junto al olor repugnante que emanaba el alcohol en el que se ahogaba, mantiene un aspecto asqueroso. Por ello, soltaba una que otra risa escandalosa de vez en cuando, por cómo se veía y de lo patético que se sentía.
Su frente reposaba en su palma mientras saladas lágrimas se resbalaron por su piel, la curvatura de sus labios se alzaba a más no poder, en una mesa de madera y en completa soledad, se reía de sí mismo.
Y podía pasar horas en esa posición con los mismos pensamientos. Fastidiado de sí mismo por sus acciones, pero sin tener la fuerza de voluntad para cambiarlas. Era como verse en un espejo – mismo que aborrece con toda su alma – para odiar su reflejo, quedándose allí para torturarse por la desesperación que abraza en su corazón para sentir algo más que tristeza.
Era algo común y ordinario para quienes lo conocían de lejos, para los demás, era un simple e infeliz joven más que pasa sus noches en vela, ahogando su melancolía en bebidas para que, a la mañana siguiente, actúe como si su vida estuviera en el punto más alto de una colina con el sol dándole una calurosa bienvenida.
Desaparecía entre las sombras y aparecía cuando nadie se lo esperaba, era alguien cuya presencia era característica, sin embargo, también incierta y misteriosa. Casi sin importancia, una figura presente y ausente al mismo tiempo.
En ocasiones, lo encontraban en los límites del pueblo con un par de prendas de ropa a la mano, con un jubón totalmente sucio al igual que su camisa de lino, una mirada perdida mientras avanzaba su camino de manera espontánea. Se desconocía su destino, incluso parecía que sólo dejaba que sus pies marcaran el camino por el cual iría, como si dejara que su cuerpo navegue entre las corrientes del mar lejano a la tierra para terminar en la orilla del mundo, con una pequeña esperanza a que su corazón deje de doler.
No entablaba conversaciones con nadie a excepción de algunos ayudantes de los múltiples bares a los que asistió, incluso ni siquiera eso en algunas noches . Se pensaba de él como alguien arisco y muy egocéntrico, que se creía lo suficientemente mejor como para hablar con quienes no se encontraban en su nivel o, simplemente, una persona que no encontraba razones para relacionarse con los demás.
O bien, no tenía los ánimos para hacerlo. Porque el tiempo parece ser un completo desperdicio si tu cuerpo y alma es manchado por otros.