Chi è quella bella donna? | ❝¿Quién es esa bella mujer?❞
El amor es engañoso, fantasioso y manipulador.
En un pequeño establo de madera en pueblo de la ciudad de Firenze, un hombre el cual oculta su rostro bajo un velo, es conocido por retratar la b...
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Fiorella se encuentra leyendo un libro en su habitación cuando escucha que su puerta es golpeada un par de veces.
Ni siquiera alzó la mirada, quien sea que esté al otro lado de la puerta, no es de importancia en su vida.
Aquellos solo eran sus hijos y ahora ellos la han abandonado.
Después de unos segundos, la puerta fue tocada de nuevo.
«No me abriste la puerta cuando te supliqué que lo hicieras porque le tenía miedo a la oscuridad y no lo hiciste ahora, que te di una última oportunidad para despedirnos.»
En el momento en el que el recuerdo de Taehyung apareció frente a sus ojos, una voz hizo acto de presencia a través de la gruesa madera que la separa de la cruel realidad que debía afrontar.
—Señora Marcini — se escuchó a JiEun —. Le traje su merienda.
—Pasa. — Dijo lo suficientemente alto para que la joven le escuche.
Ignoró el atisbo de esperanza que ese toque le causó.
La puerta se abrió y JiEun Da Costa entró con un poco de dificultad a la habitación, traía una bandeja de plata con la humeante comida de Fiorella y, bajo ella, su gran vientre abultado llamaba más la atención que su inigualable belleza.
—¿Hasta cuándo vas a trabajar aquí?
La pregunta descolocó a la joven, quien la miró con sorpresa mientras dejaba la comida en una mesita de centro cerca de la mujer.
—El señor Marcini me permitió quedarme aquí hasta que lo desee o hasta que usted lo haga, señora.
—¿Planeas trabajar mientras estás en labor de parto? Niña, estoy preguntando cuándo tomarás tu descanso por maternidad, debiste tenerlo desde hace algunos meses.
—Oh.
Fiorella dejó el libro de lado y vio a la sirvienta, sus mejillas habían aumentado de volumen y no estaba usando el uniforme completo por el tamaño de su barriga. Ni siquiera estaba usando los zapatos que se les brindó, sino unas sandalias que dejaban a la vista sus pies hinchados.
—Supongo que pronto... Aún me encuentro en perfectas condiciones para trabajar, no se preocupe.
Pero Marcini negó.
—Que esta sea tu última tarea, ve a descansar a tu caseta.
—No, por favor. Quiero seguir trabajando, de verdad, estoy bien.
—¿No estás cansada, niña? Yo en mis embarazos casi no pude levantarme de la cama... — Fiorella volteó los ojos y suspiró —. Seguirás manteniendo el mismo sueldo. Me imagino que mi hijo habló contigo y Berenice con respecto a sus pagos y su ausencia, ¿verdad? — JiEun asintió, eso estaba ya saldado —. Entonces, ve a descansar. Solo debo contratar a alguien más por el momento...