Capítulo 32.

3.9K 242 2
                                    

- Eres la primera chica a la que invito a cenar.  - Me dijo sonriendo-
- A veces no te entiendo. 
- Ya, lo sé. No me entiendo ni yo, pero no te pido que me entiendas, te pido que por lo menos lo intentes.
- Lo único que no quiero es que juegues conmigo, Ben.
- No tengo esas intenciones porque si quisiera hacerlo no estaría en un restaurante caro diciendo cursiladas, créeme.
- Me gustaría saber por qué me besaste. Lo que te impulsó a hacerlo.
- Me di cuenta que no estaba haciendo lo que quería por miedo a no hacer lo correcto cuando si lo es. Yo siempre digo que uno tiene que hacer lo que desea y lo que quiere sin importar nada más y así hice. Hay que aprovechar cada momento de tu vida, ¿recuerdas? Y pienso que besarte es una de las cosas que más he deseado hacer. - Hizo una pausa- Ninguna chica como tú se había enamorado de mí de verdad.
- ¿De verdad?
- La gran mayoría de chicas se enamoran primero de lo que ven y no les interesa conocer lo de dentro. - Me miró- Tú me has visto equivocarme más veces que cualquiera de ellas y sigues aquí cenando con un tío como yo.
- La mayoría de las chicas se enamoran de lo que ven porque no les da tiempo a conocerte mejor si solo os dedicáis a estar en la cama y fardando de lo buenos que estáis con vuestros amigos.
- Sigues pensando que soy un cabronazo.-Afirmó sin saber mi respuesta-
- Es la imagen que intentas dar, pero yo sé que dentro de todos esos músculos y esa sonrisa pícara hay un Ben totalmente distinto al que estoy empezando a conocer. El camarero llegó con un plato que es bastante raro de definir pero que estaba realmente bueno y un vino que, si os soy sincera, fue el primero que probé en toda mi vida y no me sentó bien.
Cuando terminamos de cenar estaba tan borracha que iba descalza por la calle y gritando lo mucho que quería a Ben mientras él pasaba su chaqueta por encima de mis hombros y trataba de calmarme.
Me cogió en sus brazos hasta que llegó el coche y empecé a hablar de cosas que no recuerdo.
Creo recordar que eran las 3 AM cuando llegamos al colegio.
Al día siguiente, no desperté en mi cama.
Desperté en la de Ben.
Y os juro que por un momento quise llorar porque no recordaba nada y creí por un momento que había pasado algo.
Me levanté como una loca y eran las 7 AM. No recordaba nada y me dolía la cabeza tan fuerte que hasta creía que me mareaba.
Ben hizo que me sentara y me explicó que lo único que había pasado es que me había quedado dormida y él estuvo a mi lado todo el tiempo por si vomitaba, hasta que se quedó dormido también.
Y en ese momento le quise más que nunca porque en mis condiciones podía haberse aprovechado de mí y no lo hizo.
Y me cuidó cuando peor estaba.
Y estuvo ahí.

¡TE ODIO!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora