Capítulo 59

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Valencia era más bonita de lo que pensaba y más si era Ben quién paseaba por sus playas.
Estaba tumbada en la arena mientras miraba a Ben caminar dando unas pequeñas pataditas al agua cada vez que llegaba una ola. Y sonreía como una tonta y luego me reía por eso mismo.
Se acercó a mí y me cogió en brazos con la intención de llevarme al agua. Yo le gritaba que no lo hiciera ya que, estaba vestida y no era el momento de bañarme.
Pero luchar contra los fuertes brazos de Ben era algo sin sentido ya que mi fuerza no era nada comparada con la de él.
Y aunque me hice la enfadada por aquello, me encantó que lo hiciera.
Llegamos a una casa al lado de la playa que le había dejado un familiar de Ben, y la casa era preciosa.
Eran sobre las nueve y media de la noche y Lara quería pasear por la playa con Nash, a solas, ya sabéis, y Ben y yo también queríamos estar un tiempo solos.

Caminé en ropa interior por el pasillo con el pelo mojado después de ducharme.
Ben pulsó uno de los botones de los altavoces que recorrían el salón y empezó a sonar "Dear future husband" de Meghan Trainor.
Ben me dio una vuelta y me colocó frente a él mientras nos balanceábamos al ritmo de la música.

Era increíble la facilidad que tenía Ben para cogerme en brazos. Y sentirme rodeada por los grandes y musculosos brazos de Ben me hacían sentir diminuta y débil pero a la vez protegida.
Me dejó en el suelo y me puse de puntillas para besarle ya que estaba descalza.
Como ya sabéis, Ben era más alto que yo, aunque solía disimularlo gracias a mis zapatillas de plataforma que fueron creadas para las emo y por suerte, también para las bajitas. Pero al estar descalza, le llegaba a penas por el hombro.

No daré muchos detalles pero me imagino que ya sabréis lo que pasó allí ya que ambos estábamos en ropa interior, solos en casa.
Estábamos haciendo lo que hacen los jóvenes cuando se enamoran. Y creo y pienso que eso siempre tiene que quedar entre esas dos personas. Siempre.
En una casa con las mejores vistas del mundo y no lo decía precisamente por la playa.
Para mí Ben era un obra de arte y parecía que sus abdominales habían sido creados por los mejores escultores del mundo.

Qué locura.
Unos meses antes estaba amargada en un colegio por no llamarlo cárcel, sin alguien que rompiera las reglas. Luego llegó Ben y no sólo rompió las reglas del colegio, si no también las mías.

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