Capítulo 5| La fogata

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Capítulo 5

Me duché y me puse a vestir, noté que Rubén estaba viendo como me vestía. El se ríe y se sigues vistiendo, pero llega ese momento... Se quita los pantalones y se queda en bóxer, tampoco es tan grave pero me daba mucha vergüenza y aparté la mirada. La verdad es que todos iban muy bien vestidos y arreglados, incluido yo.

Salgo de la habitación y me encuentro a Xenia.

- ¡Que guapo! Rubén debe sentirse especial.- me dice golpeando su codo en mi brazo.

Me sonrojo.- Pesada, déjame en paz, tu tampoco te salvas,  ¿Dónde vas tan guapa? ¿O para quien...? 

Se sonroja y me grita.

-¡Para nadie!

- Uy... ahora me has dado intriga.- digo sorprendido.

De repente noto que alguien me coge de la mano y me estira hacía el.

Rubén.

-Te ves bien.- Me dice Rubén con una palmada en la espalda. 

Miro a Xenia de reojo y le dijo con los labios salvada por la campana.

-Tu tampoco te ves mal.- le digo a Rubén.

Es muy atractivo, tiene un pelo rizado suelto, labios rosados, unos ojos cafés claros, es alto, y tiene una sonrisa perfecta...

-¡Vamos!- Dice Guille.

21:00

Teníamos 2 horas de tiempo libre para la fogata. Cada habitación tenia dos bolsas de malvaviscos, galletas y chocolate. 

El lugar era precioso, era un espacio rodeado de arboles y bancos con muchas luces colgantes. Me encanta el campamento porque todo está conectado al campamento, y todo está cerca. Salvo por el bosque que nos rodea. Nos reunimos todo en una zona donde hay troncos y los colocamos en círculo. El ambiente es muy acogedor, todo está lleno de campistas sentados y de monitores siendo DJ.  Me encanta los lugares con ruido, odio el silencio, siento que cuanto más ruido haya, tiene más encanto el lugar, y lo hace más acogedor.

Rubén, Andrés, Guille, Alice y Xenia van a la mesa donde dan la comida. Rubén es el último en llegar y nota que no hay lugares para todos. 

- Sientate aquí.- me levanto y le cedo mi asiento.

- Oh, no te preocupes.- veo que se sienta en el suelo entre mis piernas.- yo me pongo aquí.

Xenia me lanza una mirada y sube y baja las cejas. Yo siento mis mejillas arder y me pongo nervioso.

- Está bien.- le sonrío.

La verdad es que todo el mundo se queda un poco sorprendido, pero rápidamente se olvidan del tema. 

Rubén se ofreció a asar los malvaviscos ya que según él es muy experto. Se va al fuego y pone los malvaviscos en el fuego. Me quedo empanado mirandolo y él al parecer también, conectamos miradas y sonreímos. Soy el primero en cortar las miradas cuando veo humo salir de los palitos.

-¡Rubén!- Digo señalando los palitos de malvaviscos, de los cuáles salen humo y una llama.

Rubén se gira rápido y sopla los malvaviscos, todos nos empezamos a reír a carcajadas, él viene avergonzado con las mejillas rojas.

- Muy experto decías.- digo entre risas.

- Es por tu culpa.- afirma. 

- ¿Como? - digo ofendido.

- No parabas de mirarme.- dice.

- No sabía que mirar era delito.

- Bueno.- duda un poco.- de la manera que lo haces... debería.

PD: Todavía te quiero [Escribiendo] ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora