𝔐𝔬𝔫𝔞𝔯𝔮𝔲𝔦̨𝔞 ℌ𝔬𝔫𝔬𝔨𝔲𝔰 ☾︎ᵘⁿ ᵐᵘⁿᵈᵒ ᵈᵉ ᵐᵃᵍⁱᵃ☾︎
❛❛𝒰𝓃 ℱℯ́𝓃𝒾𝓍 𝒷𝓁𝒶𝓃𝒸ℴ ℯ𝓈 𝓊𝓃𝒶 𝓂𝒶𝓁𝒹𝒾𝒸𝒾ℴ́𝓃❞
Tras cinco años de aislamiento del mundo exterior, Hyorin Fénix y su hermano Hyunjun deciden abandonar su hogar en el Reino de las Ni...
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A pasos confiados y con la oscuridad tapándome caminaba por el terreno vacío de vida siendo la antorcha en mi mano derecha la única luz del lugar, el guía de mi sendero que conocía a la perfección. Rocas por todos lados, algunas afiladas con tierra negra bajo ellas cubrían casi todo el terreno a donde me dirigía. Este era un lugar que casi nadie conocía, si no se los mostraba yo en persona.
Al lugar que ahora había llegado tenía huesos gigantes perfectamente cuidados que me costó mucho conseguir, había pasado por numerosas manos llena de sangre, pero al final la obtiene el mejor. Era un gigantesco cuerpo de dragón, solo que no estaba completo causándome una terrible rabia de no tener a mi obra maestra lista, a mi querida criatura completa con su amo.
Con mis manos tocando los huesos en el paso hacia mi destino llego a donde tenía deseado llenándome de satisfacción al verlo a él, vulnerable, débil, asustado.
-Buenos días Hankyeon, ¿o serán buenas tardes? – Coloco la antorcha hacia abajo para que un círculo de fuego se creara a su alrededor y sonreía por aquel placer que causaba aunque no podía ver debajo de capa.
-¿Es esto necesario, Hoon?- de sus muñecas la sangre corría por las ataduras en ellas, el terreno cubierto totalmente de sangre. Sus ojos rojos de tanto llorar y su cuerpo terriblemente agotado, blanco, consumido en la supervivencia.
-Hoy me hablaste, me sorprendes Honolord, usualmente solo te escucho gritar. – Me quito la capa y dejo ver mi rostro sonriente, me hacia tan feliz ver su cara al verme. Empiezo a quitarme mi capa y la camisa de botones negros.
-¿Que ganas haciendo esto?- Hankyeon me mira con ira en sus ojos y sigo sonriendo dándole entender mi satisfacción. Sentía demasiado placer el verlo así que tenía que controlarme un poco.
-Soy de los hechiceros más poderosos que el reino pudo tener. La diferencia entre nosotros es que yo no voy a morir. Voy a ser inmortal. Un Dios de carne y hueso a diferencia de Camilenia, Kaynilus, Viktorus, Leahmi y cualquier hechicero que aspiró a ser un Dios en el que creas. Tu ridículo padre no se acerca ni por poco, príncipe. - Me pongo serio en un segundo, nunca le había dicho la razón por la cual lo tengo aquí atado durante cinco años.
-Yo no creo en ningún Dios.- Haknyeon dice molesto, pero muy débil, ¿debería de darle agua? Que graciosos soy.
-Oh Hankyeon, creerás en mí. - Apunto mi varita a Hankyeon sin piedad y lanzo mi hechizo para empezar con mi hechizo maestro- ¡Almharus Rebelius!
