capítulo 12

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Sarah entraba en la zona neonatal y se encontraba a Courtney balanceando a la hija de Holly que estaba por fin fuera de peligro, aunque las fiebres habían estado presentes, estaba estable.
Se acercaba a ella en sigilo y se colocaba en otra butaca al lado de ella mirándola con brillo en los ojos.

— lo siento mucho Court.

Tragaba saliva — gracias — seguía balanceándose lentamente — quería ponerle Michelle.

— es un bonito nombre.

— me gusta más el suyo, pero no se si le gustaría que se lo cambiara.

Ladeaba la cabeza — ¿ qué quieres decir?

— pues que cuando vengan servicios sociales, ya tendrá el nombre puesto — la mira. — quiero que tenga algo de su madre y le pediré esa condición a la asistenta que venga.

Suspiraba despacio — ya veo.

— ¿ sabes quien me ha llamado?

— quién.

— su abogado — hacía breve pausa — me ha dicho que tiene que hablar conmigo.

— ¿ por qué?

Negaba con la cabeza — no lo sé. Puede que cuando habló con ella hace un par de semanas le dijera algo sobre entierro y me pusiera a mi como baladora para que se cumpliera su voluntad, no tenía a nadie más.

— entiendo. — pausaba sin dejar de observarla — ¿ querrás verla?

La mira con ceño fruncido — no entiendo.

— quiero decir; cuando la adopten, ¿ pedirás verla ?

Apretaba la mandíbula — no lo sé, no quiero que esto marque el resto de mi vida, si llego a tener una vida después de todo esto.

— no digas eso.

— vamos a ser coherentes Sarah — pausaba brevemente — mucha más gente morirá y ya estás viendo que ahora no dejan de morir los sanitarios.

— pero

— no hay peros que valgan — la interrumpía — si no se consigue una cura pronto, moriremos todos.

— entonces, ¿ por qué te importaba tanto que ella sobreviviera? — señalaba a la pequeña.

— no lo sé. Supongo porque me he pasado casi un mes entero intentando mantener con vida a su madre.

Hacía mueca — comprendo, pero ella es la prueba de que podemos seguir adelante, de que los milagros existen.

— no creo en los milagros.

— no me has entendido.

Eleva la ceja — sorpréndeme.

Sarah se colocaba mejor en la butaca y se balanceaba lentamente mirando a un punto fijo.

— ha veces los milagros no se refieren a algo divino, no tiene nada que ver con Dios o la religión. Cuando hablo de milagros, de que ella es un milagro, me refiero al trabajo que hicisteis ayer entre todos.

— no salvamos a Holly.

— no, pero ella estaba muy mal, su último esfuerzo fue darle fuerzas suficientes a su hija para poder respirar por ella misma, para que pudiera sobrevivir — la mira — eso, también es un milagro. — tomaba un breve paréntesis. — lo que ella aguantó, lo que hicisteis vosotros, todo ello, fue el milagro. Si, se le paró el corazón a la niña, pero conseguiste reanimarla, no por una bendición de Dios, no por pedirle que la dejara vivir, no, no era nada de eso. Era más bien la constancia y el amor que le diste, el calor humano lo que la hizo reaccionar.

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