Capitulo 5

2.4K 233 94
                                    

El sexo había sido demasiado rudo para su gusto, al principio fue placentero pero con forme las embestidas fueron aumentando, las caricias se convirtieron en dolorosos toques, y el agarre de su compañero le fue lastimando las muñecas, el abdomen y cuando pidió que parara había recibido un puñetazo en el ojo, que había hecho de la inconsciencia un ser presente en el dormitorio.

Despertó con un inmenso dolor en el cuerpo y con la seguridad de que su entrepierna sangraba, atada con algo metálico que  dedujo serían unas esposas.

—hasta que despertaste, sabes quería empezar a jugar de verdad, pero el sueño es sagrado.

La voz profunda de su captor la sacó de sus pensamientos, forcejeó tratando de liberarse
Quiso gritar pero la mordaza que tenía en la boca le impedía gritar o hacer más que solo unos cuantos gimoteos

La sombra imponente que era su captor se aclaró Cúando el prendió las luces. Rubio, lleno de pequeñas cicatrices era guapo, con un aire de villano, pero en su mirada no se reflejaba nada.

—shhh… tranquila perra

La sonrisa de sadismo que le dirigió le transformó el rostro de un hombre guapo a un completo demente.

—eres la primera rubia que tengo en mi poder, desde hace casi seis años. Pero mirate toda una ramera que movio deficientemente sus caderas.

La carcajada que soloto le heló la sangre asegurándole que viva no iba a salir de ese lugar.

—Te gusta! —extendió los brazos para mostrar el lúgubre espacio, era un cuarto mediano con varios tubos y cajas metálicas en una equina, varios productos de limpieza amontonados unos sobre otros ordenadamente.

—sabes e mejorado la seguridad y si me lo permites sonare pretencioso, pero ni los perros de rastreo pueden localizarlo, fue un regalo de cumpleaños que me di.

Seguía tratando de liberarse pero era imposible. La cara de su captor cambió a una de decepcion y triztesa.

—no te gusta? Lastima yo que estaba emocionado, pero bueno que te parece si empezamos a jugar.

Saco de una caja una jeringa con un liquido amarillo.
—esta costa es creación mía, no permite que tu sistema nervioso se proteja y te desmayes, sentirás todo con lujo de detalles.

Se aserco y sin ningún cuidado ni precaucion enterró la jeringa en la pierna de ella el liquido ardió en su sistema haciéndola rechazar el dolor de forma instintiva.

—No te lo dije? Esto arde como el mismo infierno,
tardará cinco minutos en hacer efecto, mientras que te parece si te cuento una historia.
Arrastró una silla métalica enfrente de ella mientras se sentaba.

—Existía un demonio solo, sin amor, muy descuidado por que era joven e inexperto, un día un pequeño ángel una costa descuidada y herido como el, se le presento, el demonio fue muy grosero con ese pequeño milagro que había enconrado y lo lastimo tanto, a tal grado que el angel lo traicionó.

Hizo una pausa en la historia mientras sonreía para el mismo.

—El demonio estaba tan herido pensando que por fin se había salido con la suya pero cometio un gran error, otro demonio engatuso a su pequeño angel y lo separo de él.

El angel se esfumo y el demonio se consumio en las llamas del infierno, pero se le dio una oportunidad el regresaría y arreglaría las cosas, buscaría al pequeño angel y lo mantendría con el por siempre.

Se levantó lento
De otra de las cajas saco una prequeña oz mientras la sonrisa macaabra regresaba a su hermoso rostro, se aserco a ella y sin pensarlo con el peso de su propia pierna le aplasto el femur haciéndolo añicos el dolor fue inoportable sintió como miles de agujas le recorrían la espina dorsal, pero ese dolor dio paso a otro peor ese maldito hijo de puta le estaba arrancando la piel poco a poco, la estaba desollando y ella no podía pasar a la inconciensa.

Acechando y PotegiendoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora