IV

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𝕊𝕨𝕖𝕖𝕥 ℂ𝕙𝕚𝕝𝕕 𝕆❜𝕄𝕚𝕟𝕖

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𝕊𝕨𝕖𝕖𝕥 ℂ𝕙𝕚𝕝𝕕 𝕆❜𝕄𝕚𝕟𝕖. ℙ𝕒𝕣𝕥𝕖 𝟚

Caminó hasta llegar al estadio, el cual era el lugar más alejado del campus, lo que le hacía sentir pereza. El sol le comenzó a pesar mientras el trayecto le parecía más largo que el día anterior que había corrido hasta la cafetería. Lentamente las gradas comenzaron parecerle más grandes y alcanzó a distinguir al entrenador fumando un puro frente a ellas. El rubio recordó cuán bajo era y se dio cuenta del exceso de bello que tenía en los brazos. Llegó a él dando zancadas hasta que Howlett arqueó una de sus espesas cejas y Rogers se detuvo inmediatamente ante el gesto.

― ¿Qué demonios haces con esa ropa? Vete a cambiar, los demás deben estar por llegar ― Howlett le hizo una seña para que entrará a los vestidores apurándolo. Dejó su puro en el suelo, muy cerca del césped de la cancha, las cenizas se dispersaron por las hojas verdes y unas chispas naranjas quemaron algunas de ellas.

Según se había enterado Steve, por las especificaciones que le dieron desde hacía ya dos meses, los demás jugadores llegarían quince minutos después que él y se irían media hora antes que él por unas semanas. Era cierta presión, pero para alguien que considera que no tiene otro talento y se aferra a algo que sabe qué hace bien, lo valía. Eso pensaba mientras dejaba su mochila y sacaba su ropa deportiva de ella. Agradecía que no llevaba muchas cosas en ella y que era bastante amplia. Se cambió y guardó su ropa en el casillero que le habían asignado. Le costó ingresar la clave hasta que un golpe de su palma ayudó a que la puerta se abriera, por aquella y otras razones le fastidiaba que los días de entrenamiento no vestiría con su ropa deportiva para asistir a clases, pues no se le permitía. Los demás casilleros estaban cerrados y por las rendijas se podía ver que todos estaban llenos, algunos tenían fotos pegadas en las puertas. Hope le advirtió que todos los del equipo tenían una novia animadora o alguna buscaba algo con ellos, según ella, era una tradición que él no debía seguir porque todas eran unas idiotas, cosa que a Steve le pareció un poco extremista para decir con tanta seguridad; y sí, la mayoría de fotos de los casilleros eran de esas chicas. De nuevo, lo que pensaba de los chicos de su escuela anterior se podía aplicar bien a esta situación. Creyó que tal vez se debía al hecho de que era un tipo de estereotipo que a muchos se les había impuesto y no les molestaba seguir. Steve supo que tendría que hacer una presentación de la formación ya que casi comenzaba la temporada de juegos y que alguna de esas chicas lo acompañaría como "guardián". Fue muy honesto al admitir que le importaba un carajo aquella presentación y que no quería participar, él solo quería jugar.

Salió sintiéndose un idiota porque el uniforme le parecía demasiado grande en algunas partes y demasiado pequeño en otras. Resaltaba partes de su cuerpo que él no quería resaltar y ocultaba partes que jamás había pensado que le acomplejaban, aquí comenzó a extrañar su uniforme antiguo al que nunca le puso una sola objeción sin importar lo feo que fuera, pues hasta ese detalle tenía su encanto. Aun así, salió y se paró junto al entrenado durante largos minutos donde ninguno dijo una palabra y Steve dejó que su mente viajará a los talleres de los demás y comenzó a imaginarse que estarían haciendo en esos segundos. Se imaginó a Bruce siendo serio con algún tipo de circuito mientras Rhodey lo intentaba asustar diciendo que se electrocutaría, a Natasha, Pepper y Hope intentando conseguir una buena fotografía de un árbol. También se imaginó a su novia caminando de regreso a casa, a Bucky trabajando duro en la bodega de la tienda llevando cajas utilizando sus guantes, y a todos los chicos preguntándose lo mismo que él en esos minutos. Y se imaginó a Tony, su pensamiento se detuvo en él, lavando los aparatos del laboratorio, bromeando con Pym, viendo de nueva vez los fetos en frascos y repitiendo una rutina que seguro ya había formado. Así se le fueron los minutos hasta que poco a poco comenzaron a llegar integrantes del equipo. Reconoció a varios pues eran quienes acompañaban a Tony el día anterior.

―Cómo ustedes ya sabían, y si no lo hacían son bastante idiotas, Steve Rogers será el nuevo capitán de nuestro prestigiado equipo ― comenzó a hablar Howlett señalando al nombrado con bastante indiferencia―. Sé que muchos piensan que es injusto, pero Rogers ha hecho suficientes méritos para merecerlo, aunque no estuviera aquí. Y de esto se trata el fútbol, de tener al mejor equipo y así mejores posibilidades de ganar al jugar. Así que, si alguien tiene algo para decir, dígalo ahora y enfrente de todos ―. Espero un par de segundos para que alguien se atreviera a decir algo, pero nadie lo hizo ―. Entonces a comenzar con esto que sólo falta una semana para empezar en serio ―. Howlett aplaudió y todos los chicos tomaron posiciones para comenzar su entrenamiento.

Steve se dejó llevar como siempre lo hacía, por aquel sentimiento de autosatisfacción que le causaba el poder jugar ese deporte de buena forma. En definitiva, eso había aumentado su autoestima sin necesidad de subir su ego o volverse narcisista. Seguía siendo el mismo con sueños realistas, quien a pesar de saber qué estaba haciendo y cómo hacerlo bien, no era su mayor deseo convertirse en futbolista de las grandes ligas y estaba preparado si nunca lo hacía, eso era una opción de muchas que estaba seguro que le llegarían y podría tomarlas sin arrepentimiento.

―Eres el compañero de Stark, ¿cierto? ― le preguntó un chico más alto que él con cabello largo y rubio. En definitiva, era todo un exponente del atractivo masculino que hasta Steve supo reconocer lo intimidante que era.

―Lo soy ― respondió creyendo que estos chicos eran amigos de Tony pues el parecía muy popular entre los jugadores de fútbol, ya que varios lo saludaban en las clases o en los cambios de salón.

―Escucha, más te vale que te alejes de él. No te encariñes ni te apagues. Es un hijo de puta hipócrita que te hará pensar que eres su amigo, y nunca será así ―el chico que estaba a su lado, un chico bastante musculoso que tenía una pequeña flecha tatuada debajo de su oreja, apoyo al otro asintiendo.

―Y si es como dicen, ¿por qué tiene tantos amigos? ― rebatió sin pensarlo, como si renaciera un instinto defensivo que había perdido de cuando era niño.

―Eso... eso no importa ― le replico el primero, y a falta de respuesta sólo se encogió de hombros y se dio media vuelta dejándolo con un ceño fruncido.

𝑴𝒆𝒍𝒕    |    𝘠𝘰𝘶𝘯𝘨!𝘚𝘵𝘰𝘯𝘺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora