III.

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𝕊𝕨𝕖𝕖𝕥 ℂ𝕙𝕚𝕝𝕕 𝕆❜𝕄𝕚𝕟𝕖

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𝕊𝕨𝕖𝕖𝕥 ℂ𝕙𝕚𝕝𝕕 𝕆❜𝕄𝕚𝕟𝕖. ℙ𝕒𝕣𝕥𝕖 𝟙

La mañana se deja ver mientras Steve se estira en su cama para apagar su despertador. Maldice internamente el tener que levantarse temprano y se pregunta si no podría dejar de ir a todas las primeras horas por el resto de su vida y quedarse en su cómoda y cálida cama. La pereza interna tiene una pelea a golpes con la responsabilidad, al final la última gana haciendo que Steve se siente en su cama y mire hacia el frente intentando encontrar una razón para vivir e ir a la escuela, aunque este a dos pasos de su salón. Parpadea varias veces y limpia la saliva de las comisuras de su boca con una mano mientras con la otra se frota los ojos para quitarse el sueño, pero solo logra tirarse un par de pestañas. Bosteza y gira la cabeza, luego de un par de segundos nota que algo falta allí. El cuerpo de Tony no está en su lugar, siendo que durmió allí, y eso lo recuerda muy bien porque el castaño cerró los ojos antes que él.

Después de aquella comida los chicos se separaron y regresaron a sus respectivos cuartos para terminar de hacer sus deberes, se aseguraron de regresar antes de que alguien se diera cuenta de su escapada, sobre todo para eludir a los vigilantes de los edificios. En ese momento Steve se dio cuenta de que estaba comenzando a violar las reglas que siempre había intentado cuidar desde el primer día. Era considerado un ñoño en su infancia por nunca salir ni al baño, nunca faltar a una sola clase ni saltárselas, si hubiera tenido buenas calificaciones hubiera sido llamado nerd y los matones hubiera tenido una excusa más para molestarlo y hacerle sentir mal consigo mismo además de las que ya tenían. Tony y Steve se quedaron el resto del día con la puerta sin seguro mientras hacían los deberes que debían entregar al día siguiente, el castaño se ofreció a ayudarle al rubio con la tarea de T'challa mientras él hacia la suya. Sin darse cuenta terminaron durando horas sentados en un solo escritorio silla junto a silla hasta que terminaron y las plumas dejaron de importar. La plática término siendo sobre las anécdotas de la escuela de ambos. Cosas divertidas que les habían pasado. Como aquella vez que a Tony lo confundieron con un niño de nuevo ingreso de intercambio en su propia escuela y le permitieron entrar a una clase que no era la suya, le dieron uniforme, lo mandaron a la dirección por no prestar atención y responderle a la maestra de forma "altanera", y al final se salvó porque se dieron cuenta que no había alumnos de intercambio en esa clase y lo dejaron ir. O la vez que Steve tuvo que correr de regreso a casa porque se le había olvidado una maqueta y tuvo que entrar a su cuarto por la ventana sin que su madre se diera cuenta, rompiendo su trabajo en el proceso y reprobando, haciendo que su madre se enojara de todas formas. En ese momento aquellas cosas les parecían graciosas a ambos, pero cuando las vivieron ninguno negó que sintieron miedo.

El reloj marcó las seis y Tony tomó sus cosas para ir a ducharse, siendo seguido por Steve al que le daba pena tal acción. En toda su vida, sería la primera vez que se ducharía con alguien más en la habitación. Siempre había tendió su justificante por asma y eso había evitado que participará en las clases de activación física durante toda la escuela hasta que el asma desapareció cuando comenzó a jugar fútbol y se vio obligado a hacer deporte. Aun así, siempre esperaba hasta llegar a casa para tomar un baño saltándose las duchas del campus con muchas excusas. El baño tenía azulejos blancos que recorrían todas las paredes, se notaban que llevaban varias años allí pues algunos estaban un poco agrietados resistiendo en la pared, y el piso azul con marcas de zapatos en la entrada y algunas gotas de agua sobre él, le dio la impresión de haber ido a nadar a un balneario. Steve llevaba sus cosas en la mano, mientras Tony llevaba una mochila con todo lo necesario. Cada baño tenía una pared hasta la altura del pecho para evitar incomodidad en los chicos, o eso recuerda que le dijeron Tony cuando preguntó dónde estaban las duchas y diferentes cuestiones sobre ellas el día que llegó al colegio, pero al ser espacios pequeños el castaño terminó por desestimar aquel intento de logar un ambiente más relajado, pues los muros no servían de nada y todos podían verte por todos lados. Según se había enterado por Pepper, los de las chicas tenían hasta puertas, entonces supo que aquello era totalmente injusto. Steve colgó su toalla en la pequeña pared y dejo sus cosas sobre la rejilla que estaba colgada en medio de las llaves. Se deshizo de su ropa dejándola en la banca; Tony hizo lo mismo segundos después, cuando Steve ya había abierto la llave del agua, se sorprendió de que fuera tan cálida y no helada como creyó. Mientras dejaba que el agua cubriera su cuerpo cerró los ojos ignorando los ruidos a su alrededor que le recordaban la presencia de alguien más. Tony se colocó dos lugares después y comenzó su rutina a la que ya se había acostumbrado durante un año. Mientras para el castaño todo era natural y normal al estar familiarizado con aquello durante más de un año y a que lo tomaba como algo sin relevancia, ya que lo que se conocería años después como educación sexual y en ese momento se llamaba "morbo" siempre había estado en su vida, desde muy pequeño ante tantas cosas que había visto, y no sólo ficticias, su conocimiento sobre ello creció y aprendió que no tenía nada de malo, tanto que odiaba a la gente que se escandalizaba por ello; Steve se había mantenido con el pensamiento inocente y un poco inmaduro de que esas cosas eran ajenas y debían ser privadas, debido a que su madre era demasiado protectora con ese tema. Mientras a Stark le daría lo mismo, él no podía ni imaginarse lo que se sentiría estar ahí cuando las duchas estuvieran repletas. No estaba acostumbrado a sentirse tan invadido en su intimidad, al olor de la muerte en la madrugada, ni a ninguna hora, al salirse del camino normal que se le había enseñado. Era de aquellas personas que si le dabas una noticia mala que te había acontecido él se afectaría honestamente y sentiría empatía, aunque seguramente no podría entenderte totalmente, mucho mensos si se trataba la pena de un ser querido o un problema romántico. Como siempre, ese tipo de personas necesitan un golpe de la realidad y que algo o alguien les hagan probar el sabor del hierro en la lengua que se aferra junto con los malos recuerdos y remordimientos que aparecen mayormente en la noche, obviamente, siempre debe ser algo inesperado para que surta efecto.

Steve intentaba no mirar hacia los lados y concentrarse en su tarea, la mayoría del tiempo mantuvo los ojos cerrados, mientras que el castaño no los cerró, ese acto era producto de las historias de terror que su padre le contaba para que obedeciera y no hiciera travesuras, lo que antes tenía un propósito claro de precaución ahora era solo una maña entre las múltiples que todos adoptamos a lo largo de la vida y que muchas veces no analizamos el trasfondo que conllevan. Menos de dos minutos pasaron para que, con total premura, Steve saliera del pequeño cubículo con su toalla cubriéndose del pecho hasta las rodillas. El frío de la sala se hizo presente mientras caminaba en sus sandalias azules sintiéndose ridículo por todas las acciones que cometía, como si miles de ojos lo miraran esperando que se equivocara. Terminó moviéndose como si de un mago se tratara para ponerse la ropa interior debajo de la toalla , lo demás se le facilitó. Tony salió de la ducha y se quitó la toalla para ponerse la ropa interior, como anteriormente lo había hecho, sin ninguna vergüenza o pudor. Steve jamás había mirado a otra persona desnuda, mucho menos a un hombre, hasta entonces. Se dijo así mismo que era algo a lo que debía acostumbrarse al vivir con tantos chicos que compartían el mismo baño y que debía dejar de darle tanta importancia.

Después de que ambos terminarán salieron caminando a su habitación. El viento les pegaba en la piel todavía húmeda mientras el sol parecía ocultarse bastante rápido ese día, pues ya estaba anocheciendo y no se tardaron ni veinte minutos en aquella habitación cubierta con azulejos. De pronto, como aquellos pensamientos extraños llegan siempre, Steve comenzó a pensar en cómo se sentirían las otras personas al ducharse, ¿Sería lo mismo o totalmente diferente? ¿Había personas que les daba la misma pena que a él ese acto más que natural? Ignoró sus pensamientos cuando Tony señaló a la dirección donde estaba la cafetería, pero no se podía divisar porque había varios edificios en medio, y le pregunto si quería comer algo. Steve contestó que no y ambos llegaron a la puerta de su pieza en total silencio, pues el castaño tampoco tenía hambre, aquella comida en el pequeño restaurante había sido suficiente para que ambos no se tuvieran que preocupar por el resto del día. Y era demasiado temprano para dormir y demasiado tarde para salir, así que simplemente permanecieron callados buscando algún tema que durará más que unas simples preguntas sin muchas ganas, hasta que Steve se atrevió a hablar media hora después de lo que le parecieron cuatro horas.

― ¿Por qué te sacaron de vela? ― preguntó mientras se acostaba de costado y miraba al castaño. La cara de Stark pareció convertirse en una fotografía, como si todos los procesos de su cuerpo se hubieran detenido un instante, desde sus pensamientos hasta su circulación.

―Bueno, es una larga historia... La versión resumida es que me expulsaron por un mal entendido ― Tony se rascó la mejilla y le regresó la mirada a Steve un momento antes de volver a fijar su vista en el techo―. Me expulsaron por mala conducta y no tenía forma de defenderme porque había testigos, los cuales mintieron y obligaron a un chico a irse de la escuela ―. Tony recordó el cabello negro y los ojos verdes de aquel chico que prefirió huir, y con justa razón, ¿Quién no hubiera preferido escapar si su reputación quedaba tan destrozada como la suya?

― ¿Quién era ese chico? ― peguntó cuando la curiosidad le estaba ganando y su ansiedad de respuestas despertaba de su largo reposo porque estaba relativamente aburrido, y quería tener más familiaridad con aquel chico para calmar la incomodidad.

―Era mi compañero de cuarto. Por eso no tenía ninguno hasta que tú llegaste. Se fue a la mitad del semestre pasado ― el castaño respondió con un tono en el que Steve no pudo reconocer ni guía emoción, como si estuviera contando una historia en la que él no había participado.

― ¿Por qué se fue? ― Steve comenzó a sentir que indagaba demasiado en aquel asunto que no le concernía, pero no quería caer en el silencio de nuevo.

―Simplemente no quiso seguir, y se fue ― el castaño abrió la boca para continuar hablando, pero, no lo hizo. Steve se calló y dejó que el tiempo pasará y llenará la atmósfera de los ruidos exteriores hundiendo a ambos. Stark arrugo el entrecejo mirando hacia el techo, con un aire poco calmado, el rubio decidió no intentar revivir la conversación, tal vez aquello había sido demasiado personal y las respuestas evasivas de su compañero eran una pedida para que se detuviera. No tenían porque saber todo el uno del otro, era apenas el primer día de conocerse

Y así la tarde quedó atrás, y la noche y la madrugada pasaron y se hicieron día, y el sol mostraba sus tenues rayos apenas regresando sobre el cielo que Steve podía ver a través de su ventana sintiendo que tal vez fue demasiado intenso en esa vez y provocándose vergüenza. Y con ello crecieron las dudas de donde estaba Tony y de si asistiría a clases o algo había pasado mientras dormía, preguntándose por qué no lo habría despertado. En ese momento los pensamientos sobre la religión y el rapto le llegaron a la mente, pero se digo que Dios jamás se llevaría a Tony y lo dejaría a él, no por nada en específico, simplemente fue lo que creyó en ese momento. Se colocó su uniforme y acomodó su corbata dándose cuenta que le hacía falta un espejo para peinarse y arreglarse. Miró al frente y pasó la mano por su cabeza como si tuviera su reflejo delante. Tomó su mochila y se quedó sentado unos minutos hasta que tocaron la puerta. Se levantó y giró el pomo, la puerta se abrió abruptamente con Tony recargado en ella, como si el pomo estuviera aguantando todo su peso.

―Olvide mis llaves ― le dijo al rubio que se había hecho a un lado para evitar el impacto. Estaba algo rojo y sorprendido por aquella coincidencia. Había creído que no se daría por enterado.

― ¿Dónde estabas? ― preguntó y el castaño estiró su playera y la acomodo sobre su pantalón para cubrir su abdomen. Si Steve hubiera sido lo suficiente observador se habría dado cuenta que no era la misma con la que se acostó la noche anterior.

―Con un amigo ― su aliento llegó a la nariz de Steve. No era el típico aliento mañana que huele mal, sino que olía a alcohol.

― ¿Estuviste bebiendo? ― preguntó mientras el contrario paso a su lado y comenzó a buscar su uniforme. Estaba incrédulo, ¿Cómo alguien podía beber tan temprano en la mañana? El sol todavía no había terminado de salir bien.

―Sólo dos latas, justo ahora ― dijo cuando encontró sus pantalones y comenzó a vestirse con movimientos levemente torpes. Aquella explicación tan despreocupada no apaciguó la consternación de Steve.

― ¿Por qué? ¿Cuándo saliste? ― volvió a cuestionar dejando su mochila en el suelo y volteando hacia el agarrando el pomo de la puerta, listo para irse en cuanto el otro se terminara de cambiar.

―Haces muchas preguntas ― respondió algo fastidiado intentando evitar contestar y poniéndose calcetines que parecían ser iguales, pero uno resultó ser más largo que el otro y tuvo que esconderlo bajo su pantalón.

―Creí que algo había pasado, somos compañeros y deberíamos preocuparnos si el otro desaparece a mitad de la noche ― Steve no se había dado cuenta que la gente no se aferra ni se preocupa tan rápido por las personas como él lo hacía; sólo un día le bastaba para considerar a alguien un amigo, pero la mayoría no se quedaba y él los extrañaba por bastante tiempo.

―Estuve con un amigo, me salí a las cuatro y bebí dos latas. Tocaron la puerta hace una hora y salí. No creo que hubieras querido que te despertara para eso ― el castaño se justificó y Steve le creyó ya que cuando uno está dormido puede caer en un profundo sueño y no darse cuenta de que pasa alrededor, y efectivamente, no hubiera querido ser molestado para tal asunto ―. Ahora sólo vayamos a clases, vamos a hacer fuegos artificiales ―. Era obvio para el rubio que el contrario no tenía intenciones de responder sus preguntas o continuar hablando sobre el tema. Aparte, ¿Qué tenía Steve por andar indagando en ese asunto? Las costumbres de su compañero eran desconocidas y él no debía saberlas todas en una sola noche, y aun así todo aquello le reventaba de verdad, porque esperaba algo de consideración para con su persona.

Salió del cuarto sin decir más tomando su mochila de su cama. Caminó con dirección al laboratorio de química. Steve lo siguió sin tener otra opción, pues era la única posibilidad de llegar a su aula sin perderse, y al voltear a ver al reloj antes de cerrar la puerta se dio cuenta de que iban tarde por diez minutos. Caminó a pasos apresurados alcanzando a Tony, quien iba acomodándose la camisa y metiéndola dentro de su pantalón haciendo que se le arrugara en el abdomen bajo y se viera peor que si la hubiera dejado afuera, se cerró la bragueta y Steve lo alcanzó. Extendió el brazo, pero no lo tocó, colocó su mano en la pared impidiendo que el castaño siguiera caminando. El cuerpo de Stark término impactando en el pecho del rubio y retrocedió unos pasos para mirarle. Steve le miró reprendiéndole de una forma no poco sutil por no responder claramente sus preguntas. Al mirar los ojos cafés del otro pudo ver que estaban un pocos rojos, como si hubiera estado despierto toda la noche, se dijo Steve a sí mismo.

― ¿No dormiste? ― le cuestionó y Tony frunció el ceño.

―Cinco horas ― respondió intentando quitar el brazo de Steve para pasar, pero solo provocó que se acercaran más. Y en ese momento, de nuevo, Tony hizo el amago de hablar y cerró la boca luego de darse cuenta que no tenía nada que alegar y Steve se dio cuenta que no debía indagar más.

Levantó el brazo y caminó, siendo el ahora quien iba enfrente y Stark se quedó atrás en silencio. El silencio lo utilizaba como su escudo para no parecer tonto delante de nadie y que lo obligaran a dar explicaciones de algo que, al final de cuentas, era solo su asunto. Siempre firme y serio cuando se callaba, alegre y real cuando estaba con sus amigos. Era extraño ver las dos caras tan diferentes que podía tener una persona y como podías descubrirlas tan rápido o tardarte años en saber qué aquella persona calmada puede ser un terror cuando se enoja. Tarde que temprano todos se dan a conocer, tanto de buena como de mala forma. Steve siempre sintió que Tony le mostró su peor lado, y él se encariñó con eso, y lo ama hasta en los días donde la lluvia no quiere parar y su respiración empaña los vidrios. Lo ama hasta las veces donde no se reconoce en el espejo; sabiendo que, si fue capaz de amar eso que le fue mostrado con sinceridad y vulnerabilidad, los días buenos serían un deleite.

De nuevo caminaban al lado de las jardineras, pero la vivida llama que eran ellos corriendo el día anterior entre las plantas para conseguir una bebida caliente en ese instante era solo una vela en una tormenta que caminaba sin saber a dónde ir y qué hacer cuando llegará allí. De pronto Tony volvió a recobrar el paso, y Steve se hizo a un lado para que lo guiará, y así lo hizo, su corbata cayó de su mochila quedando en el suelo hasta que los dedos del más alto la tomaron y la guardaron en su bolsillo para dársela luego. El rubio siguió sus pasos hasta llegar a un laboratorio con paredes pintadas con pintura a base de aceite color azul que regresaban el brillo de los instrumentos puestos a exhibición, todos limpios y transparentes. La puerta estaba abierta y la ansiedad de Steve disminuyó un punto cuando pudo pasar sin ninguna advertencia del maestro por su retraso. Los demás chicos estaban en una mesa de las seis que había, sentados en altos bancos blancos. Rogers pasó al lado de la pared que estaba junto a la puerta, donde había una repisa con múltiples frascos que contenían fetos tanto de animales como de humanos. Varios especímenes con diferentes períodos de gestación se mostraron ante sus ojos. De diferentes tamaños, en algunos frascos había varios y en otros solo uno flotando en solitario. De pronto recordó Steve que aquellos fetos humanos pudieron haber sido el hijo de alguien con el suficiente tiempo y jamás llegaron siquiera a ver o sentir el sol. Cuando llegó a su asiento sus pensamientos y reflexiones internas fueron ignorados entre los saludos y los buenos días de sus compañeros.

― ¡Vamos a ocupar pólvora traída de China! ― dijo Hope después de que Steve saludara a Bruce y Rhodey chocando los puños y a las chicas con un beso en la mejilla al igual que su compañero de cuarto lo hizo.

―Maravillémonos porque en este tipo de cosas inútiles es en lo que se gasta nuestra colegiatura ― Rhodey, que estaba enfrente de Steve, justo en medio de la mesa y su espalda apuntaba hacia la otra mesa, pasaba la mano sobre la manija del agua que tenían enfrente. Dos por cada mesa y una de gas que tenía advertencias en una etiqueta en japonés e inglés. No se atrevía a girarla, pues sabía que rara vez la pequeña coladera podía soportar el agua y terminaba por derramarse.

𝑴𝒆𝒍𝒕    |    𝘠𝘰𝘶𝘯𝘨!𝘚𝘵𝘰𝘯𝘺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora