VI.

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𝔸𝕔𝕙𝕚𝕝𝕝𝕖𝕤 ℂ𝕠𝕞𝕖 𝔻𝕠𝕨𝕟

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𝔸𝕔𝕙𝕚𝕝𝕝𝕖𝕤 ℂ𝕠𝕞𝕖 𝔻𝕠𝕨𝕟. ℙ𝕒𝕣𝕥𝕖 𝟚

El viaje fue bastante incómodo, los chicos iban en silencio, apretados y con música cincuentera que a casi todos les molestaba, excepto a Tony, ya que cuando se comenzó a reproducir "Maybelline" comenzó a cantarla en voz baja y a mover sus dedos al ritmo. Toda conversación que cualquiera intentaba iniciar terminaba después de dos monosílabos cortantes. Hope intentaba ignorar a Happy, quien le susurraba cosas en la espalda a Pepper que sólo ellos podían entender. Era increíble cómo hasta sus murmullos le molestaban. Rhodey era quien la había pasado peor, pues su cara estuvo fuera del auto casi todo el tiempo y se sintió como si estuviera a punto de perderla en cualquier momento, imaginándose lo que sería que lo decapitaran y que sus amigos solo se dieran cuenta cuando llegaran al lugar. Cuando por fin llegaron, todos se bajaron y se estiraron, excepto Pym, la chica los miraba con cierta compasión.

―De regreso, yo pago el segundo taxi ― ofreció la castaña sobando los hombros de Rhodey intentando darle un masaje mientras el hacia una mueca de fatiga.

―Por favor, no quiero más experiencias cercanas a la muerte ― le pidió dejando que le diera un masaje con libertad, pero realmente lo que le dolía era el cuello, jamás habría supuesto que su cabeza pesaba tanto.

―Tú eres rico, Tony, ¿por qué no pagaste otro taxi? ― Harold preguntó con un tono algo molesto, como si fuera el deber de el castaño hacer lo que le pidiera.

―Tú eres jugador de baloncesto, Happy, ¿qué estás haciendo en un boliche? ― respondió con un tono mordaz que el novio de Virginia decidió ignorar.

―Sólo entremos ― Steve empujó un poco a Tony, pero él se mantenía con el ceño fruncido, hasta que cedió y el rubio lo condujo adentro. No quería tener que lidiar con una pelea, tenía suficiente con tener que mantener alejado a Thor para no terminar golpeándolo como para cuidar que su compañero no hiciera lo mismo con Happy.

El boliche estaba lleno de luces neón, todo lo demás era oscuro. Las pocas ventanas estaban tapadas con cortinas gruesas y toda la luz venía de aquellas luces que delineaban la forma de la zona de los pinos hasta la barra donde vendían caramelos. Bruce entrecerró los ojos para poder acostumbrarse a la oscuridad y lograr distinguir algo, en ese momento Tony se lamentó por no haber llevado sus lentes, pues se sentía mareado con tantos colores que solo formaban manchas color pastel.

―Vayamos a rentar los zapatos y las pistas ― Happy y Pepper se tomaban de las manos y se dirigían hacia la chica detrás de la recepción que casi no se percibía.

―Yo iré a comprar bocadillos ― Steve señaló a la barra que decía "Candy" en la parte baja.

―Yo te acompañó ― Tony se apresuró a decir antes de que Rhodey pudiera hablar primero ―. Ya sabes mi número, Rhodey ―. Le guiñó y el moreno hizo una mueca al verse obligado a ir con el novio de su amiga.

𝑴𝒆𝒍𝒕    |    𝘠𝘰𝘶𝘯𝘨!𝘚𝘵𝘰𝘯𝘺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora