XII.V

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『𝕊𝕥𝕖𝕧𝕖 𝕣𝕖𝕡𝕒𝕣𝕒 𝕝𝕒 𝕡𝕦𝕖𝕣𝕥𝕒』

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『𝕊𝕥𝕖𝕧𝕖 𝕣𝕖𝕡𝕒𝕣𝕒 𝕝𝕒 𝕡𝕦𝕖𝕣𝕥𝕒』

Maneja con cuidado el taladro, es la primera vez que ocupa uno, pero cree que lo está haciendo bien. Su trabajo está casi completo, pero hay una parte de él que no lo deja sentirse totalmente satisfecho, pero la reconoce e intenta calmarla. No le es tan difícil decirle a sus sentimientos infantiles que todo estará bien, que sólo está avanzando a otra etapa y que todos los niños se van de casa en algún momento. Era la retribución a su esfuerzo, su premio por las noches en vela estudiando, por los entrenamientos donde corría aunque sus piernas ya no tuvieran fuerzas. Todos los momentos de sacrificio habían valido la pena, obtendría lo que merecía y que no creyó que podría alcanzar en ese punto, no creía que después de estar matriculado en una universidad otra le ofrecería un traslado y cubrir los créditos que ya tenía, era un sueño vuelto realidad, y pese a que eso debía ser lo suficiente maravilloso para acallar  los sentimientos infantiles, estos seguían pidiendo atención.

Estaba preocupado, porque no solo estaba accediendo a una educación mejor, a la posibilidad de jugar profesionalmente, de hacer conexiones con otros estudiantes, también era sobre lo que dejaba atrás. Ya no vería a su madre hacer el desayuno todas las mañanas antes de que saliera para trabajar, no haría la cena mientras la esperaba de vuelta, no existirían más charlas informales con los clientes, no habría visitas sorpresa de Bucky a media noche, ni citas los domingos con Mar cuando su turno terminaba temprano. Era un intercambio, no era completamente un premio, pues debía renunciar a algo para obtener posibilidades mejores. En su mente no había ni una idea de como sería su vida en un par de días cuando por fin estuviera en el campus, así como en diciembre no podía imaginar lo que sería regresar a casa y la dinámica que llevaría con sus invitados. Había intentado concretar una imagen mental con todas las fotografías que había en los folletos, pero no pudo aterrizar algo que se sintiera real. Aun en ese momento esperaba que le llamaran y le dijeran que se habían equivocado, que él no iría, y entonces debería desempacar sus cosas ordenadas de forma prematura. Esperaba porque le dijeran que todo seguiría igual y no tendría que dejar a su madre sola. Deseaba más, sabía que podía alcanzar más, pero también se reconocía a si mismo como un guardián, como la lineal de defensa que había entre su madre y cualquiera que quisiese entrar en la casa por la noche, el obstáculo a cruzar para todo aquel que quisiera hacerle daño. Peggy y Bucky estarían bien, ellos podrían vivir sin ningún percance más allá de extrañarlo, pero no había garantía de que no le sucedería nada a su madre.

Termina de colocar el ultimo tornillo. La puerta ahora no rechina, puede cerrarse de forma rápida y encaja perfectamente para poner el pestillo. Se levanta y la cierra, asegurándose que nadie entrara ahí aunque él no esté, y que todo saldrá bien; pero ese diciembre le prueba lo contrario.

 Se levanta y la cierra, asegurándose que nadie entrara ahí aunque él no esté, y que todo saldrá bien; pero ese diciembre le prueba lo contrario

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Es extraño, sé que solo me faltan por escribir tres capítulos, pero me parece imposible que haya llegado tan lejos.

Nos leemos en el siguiente capítulo:

『ℂ𝕣𝕠𝕨𝕟. ℙ𝕒𝕣𝕥𝕖 𝟙』

 ℙ𝕒𝕣𝕥𝕖 𝟙』

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𝑴𝒆𝒍𝒕    |    𝘠𝘰𝘶𝘯𝘨!𝘚𝘵𝘰𝘯𝘺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora