CAPITULO III

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Ya había amanecido. Era día martes. Ya la herida en mis nudillos no se notaban, aunque me dolía un poco.

Rayos! Amanecí con un hambre tan grande... Ayer desayuné mis galletas Oreo, no almorcé y cené un vaso de agua. Ahora sí quería comer algo. La verdad es que, según mis ánimos, no he querido comer bien. Cualquiera que me viera, podía ver al chico delgado pero algo fornido. Había bajado como tres kilos hace un par de meses, y no sé lo he dicho a mis padres, ni siquiera a mi loquera.

Terminé de arreglarme. Hoy me puse otra camisa blanca, decidí llevar una sudadera gris oscuro y me puse los Vans. Al salir de mi cuarto, decido comer el desayuno, al menos para quitarme el hambre. Y ahí estaban de nuevo, los tres comiendo lo mismo de todas las mañanas.

No te atrevas a llamarme Cookie -hable antes de que mi hermana me llamase así

No iba a decir nada... -respondio, aunque esa pausa lo hizo para decir- Cookie

En serio te odio -respondi sentándome a comer

Empecé a devorar ese waffle como si fuera el propio muerto de hambre. Tenía que ingerir el jugo de naranja para no atragantarme así de rápido. Mis padres estaban hablando, aunque no estaba prestando atención realmente, solamente escuchaba algunas palabras.

Que bueno que pudimos contratar a esa chica. Nos hacía falta más personal -comenta mi mamá ingeriendo su taza de café

De verdad que sí -agrega mi padre-. Ya casi no hay empleos disponibles en Casper

Realmente no me importaba la conversación ni quién era la chica nueva en el trabajo... Acaso será la que me interrumpió estando yo en la plaza ayer? Decidí no dar vueltas a la cabeza. Me importaba un carajo si era ella o no.

Termino de comer y dejo el plato en la mesa para que otro más lo lleve al fregadero. Me levanto de la mesa y me agarró otro paquete de galletas. No podía vivir sin ella. Ahora sé por qué Alice me dice Cookie.

Es una estúpida

Mi mamá me dijo algo pero no escuché bien. Solo saqué las llaves de la moto, me dirigí a la cochera, la encendí y me fui de ahí.

En el camino, sentí curiosidad por ir al vecindario dónde había visto ese camión de mudanzas. Era increíble. Ya habían limpiado por completo la casa. Parecen supersónicos. La habían pintado de color anaranjado con amarillo, desmalezaron el monte que estaba medio crecido y habían acomodado el buzón oxidado. Esto lo hicieron unos profesionales. Solo pude alzar las cejas de asombro y me retiré de allí. Se notaba que aún estaban adentro.

Al llegar al instituto, me di cuenta de que había llegado temprano. Maldita sea. No quería llegar temprano. Tendría que aguantar los insultos de Junior Maverick, el capitán del equipo de fútbol americano. Estaciono mi moto en el lugar de siempre. Camino hacia la entrada nada más para recibir un manotazo en mi sien.

No seas despistado, Brady -hablo Maverick burlándose.  Aunque después recibí tres manotazos más de sus amigos-. Y no seas tan retrasado -despidio riéndose con los otros.

Retrasado. Odio esa palabra. Sentí como mis ojos se empezaron a mojar. Estaba a punto de llorar?

No, no aquí. Solo aguanta

Tomé un respiro profundo y luego exhalé. Tenía mi rostro mirando al frente. Mi dirección era ir al baño para llorar en silencio, aunque eso suponía la burla y golpes de los chicos. Ya estaba acostumbrado a ser el centro del desprecio y la burla. Esa era mi vida.

Mis fueron interrumpidos por una chica. Era la misma desconocida de la plaza, solo que hoy vino con un conjunto raro. Camisa manga corta color blanco metidos dentro de su pantalón y unos tenis blancos. Tenía una Miranda inocente y preciosa. El único detalle es, por lo que podía observar, es que era demasiado alegre.

Hola -dijo ella sin medir palabras

Hey -dije sin darle la mirada

Soy nueva y quería que me dijeras dónde está este salón -me dió un papelito con el nombre del aula

De todos los alumnos de este instituto, tenía que dirijirse a mí? Maldición. Podía haber hablado con Zed, el más nerd de la clase. Solo quería sacármela de encima, que no me molestara nadie. Tenía mi mente pensando en esas cosas que no ví con claridad.

Sí -dije con aire de fastidio-. Sube las escaleras hasta el segundo piso. Ahí te encontrarás directamente con ese salón

Ay gracias, gracias, gracias -respondio ella muy alegre. Infantil

Sí, sí, cómo sea chica -le dije apartándome de ahí

Oye! -dijo la chica en voz alta. Volteé con fastidio- Tengo un nombre, y es Soul

Y tú crees que me importa tu nombre... Soul? -le respondí también en voz alta. Solamente di otra vez la vuelta para ir a mi salón.

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Aún no había llegado el maestro Ramsey. Hoy veremos Biología. No era tan difícil, solo que no entendía algunas cosas y no le ponía mucho empeño y atención.

Maldito seas, Evan Brady

Mientras esperaba al profesor, saqué mi cuaderno para dibujar. Creo que era lo único bueno en algo: hacer arte. Aunque muchos dirían que son espantosos, pero es una demostración de como me siento. Son dibujos de terror. Mi monstruo, al que le tengo miedo, es Hades. Lo tomé del dios griego ese del Inframundo. Es mi monstruo devorándome en mis momentos de tristeza. Que si se lo enseñaba a alguien? No. Ya después dirían que estoy mal de la cabeza.

No sé por qué lo hice, pero levanté mi mirada para ver si llegaba el profesor. No podía creer que la persona que estaba entrando al salón era esa chica... Soul? Que nombre más raro. Me asombré de inmediato, aunque luego recordé que le había la dirección del salón... Mi salón.

Maldita sea

Agaché mi cabeza hacia la mesa y la tapé con la cabecera de mi sudadera. Quería estar desapercibido. Lo último que quería es que se sentara en el asiento vacío a mi lado... Dios! Estaba vacío?

Hola de nuevo, Evan -dijo ella sentándose y con una sonrisa de oreja a oreja.

Que le pasaba a esta chica? Por qué me trataba? No le respondí y me hice el loco para no escucharla. Ahora ella sería un fastidio en todo el curso.

Joder, joder, joder!

Mi Perdición [TERMINADA ✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora