CAPÍTULO XVIII

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Me puedes prometer algo?

Necesito que sigas

No te derrumbes

Sigue con tu vida

Por favor

Necesito que lo prometas

Prométemelo

Te amo Evan Connor Brady

Todo se volvió borroso. Sentía un largo ruido de aturdimiento. Trataba de recuperar la vista, pero mi mente gritaba.

Soul! Soul! Soul!

Giré con dificultad hacia mi derecha, dónde estaba ella. No veía con mucha claridad, pero sí la ví, inconsciente. Dije su nombre con dificultad y dolor.

Después pude ver con claridad todo. Ella no respondía. Entré en pánico. No, no tiene que ser cierto. Me quito el cinturón y salgo del auto, aunque caí al suelo, me esforcé por levantarme y dirigirme hacia ella por el lado del copiloto. Llego, abro la puerta y allí estaba ella. Cubierta de heridas y sangre saliendo de ellas.

Soul. Soul por favor, despierta —le digo haciendo que despierte— Carajos Soul, despierta! Cariño! Despierta!

Pongo mis dedos en su cuello para ver si seguía con vida. Su pulso era débil. No, no y no. No dejaría que se fuera, no de esta manera. Pero… en ese momento… tenía la mente confusa. No sabía que hacer. Había entrado en pánico y mi mente estaba que quería estallar. Diablo Soul! Debiste colocarte el cinturón!

Miro por todos lados, hasta que veo a una persona saliendo de un vehículo. El vehículo era enorme. Dios! Habíamos sido chocados por un camión? Al ver a esa persona, solo me sale tres palabras.

Llama a Emergencias! Llama a Emergencias! —grito con mucha fuerza haciendo que mi garganta se irritara

Veo que la persona saca su celular y se lo pone al oído. Volteo hacia el auto, regreso hacia Soul y la saco de ahí. Mi cuerpo siente un gran dolor por las heridas y los golpes. Caigo al suelo y la sostengo entre mis piernas. Su hermoso rostro estaba siendo bañada en sangre.

Soul! Soul! Por favor, despierta! No me dejes, por favor! —grito con lágrimas en los ojos, esperando que reaccionara. Sin embargo, no pasa nada— Mi amor, despierta! Por favor! No me dejes aún!

Solo pensé en su enfermedad. Dios! Si no la mató ese monstruo, la maté yo. Debí prestar atención a la vía. Debí parar el beso en ese momento. Debí… debí… debí… Sentía como si mi mente dejara de funcionar en ese momento. Cuánto tardaba la ambulancia!? Me retracto. Venían acercándose lo que parecía ser dos paramédicos corriendo hacia nosotros. Me alejo de ella dejando que se acerquen.

Ayúdenla por favor —suplico entre lágrimas

Tranquilo hijo. Ya estamos aquí —dijo el paramédico que aparentaba los cuarenta y tantos años

Déjanos trataré —dijo otra paramédica que era morena

No! No a mí! Sálvenla a ella! Por favor! —digo quitando su mano sobre mi hombro. No quería que se preocuparan por mi. Solo quería a Soul. Solo a ella.

Soul? Así se llama? —pregunta el paramédico, a lo que yo solo asiento— Soul, Soul, puedes oírme?

No reacciona.

Tenemos que llevarla a la unidad. Jones, ayúdame a subirla a la camilla —le dice a su compañera. Yo me acerco para levantarla a la camilla.

Con todo el dolor del mundo, ayudo a llevarla hasta la unidad. Sentía como me jalaban para llegar rápido, pero hice mi esfuerzo por seguirles hasta que llegamos a la ambulancia. Oigo sirenas. Supongo que debe ser la policía. Ahora creo que tendré problemas serios. Pero lo único que me importaba era Soul.

Subí a la unidad y observo como tratan de reanimarla. Vi como la conectaron a esa máquina dónde mostraba sus signos vitales. Trataron de hacerle RCP, pero nada. Luego ví que sacaron de sus bolsos un desfibrilador automático. Frotaron las dos máquinas.

Despejen! —dice el paramédico colocando el desfibrilador en el pecho de Soul. Nada.

Otro intento

Despejen! —lo coloca de nuevo en su pecho. Su cuerpo se levantaba con cada choque.

La máquina sonó. Soul recuperó el pulso.

Tenemos que llevarla rápido. —dice la paramédica

Hijo, otra ambulancia viene en camino. Pero debes hablar con la policía para que les digas qué pasó. Entendiste? —me dice el paramédico

Qué pasará con Soul? Ella… ella estará bien? —pregunto con mi corazón latiendo a mil

No te aseguramos nada, hijo. Pero estará bien, ok? —trata de tranquilizarme poniendo su mano en mi hombro y cortésmente me saca de la ambulancia y cierra la puerta. Vi como se alejaba la unidad.

Mi mente no dejaba de torturarme. Jamás me lo perdonaría si algo malo le pasa a ella. Yo tengo la culpa. Tengo la culpa. Solo quería que estuviera bien. Que se despejara. Que se olvidara de su enfermedad.

Empecé a caminar en zigzag. Me derrumbo de piernas al suelo. Grito con fuerza hacia arriba y empiezo a llorar y golpeas repetidas veces el asfalto. Lo hice repetidas veces hasta que no tuve fuerzas para hacerlo. Si me rompía los nudillos, no lo sentiría. Pero mi mano sangraba, y no, no era por el choque. Me sentía derrumbado.

Si ella moría, me iría con ella.

Necesito que me lo prometas.

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El policía terminó de interrogarme. Le expliqué todo. Sin omitir nada, excepto que ella me besó mientras conducía. Lo que menos quería era involucrarla.

Los paramédicos ya me habían tratado y me habían limpiado las heridas. Al parecer fueron menores. Pero no pensaba en eso. Pensaba en Soul. Me acerco al mismo policía que me interrogó. Le pedí que me llevara al hospital St. Paul. Le supliqué tres veces. El oficial cedió y llamó a su compañero. Le dijo que me llevara al hospital. Obedece y me lleva hasta allá.

Al llegar a la entrada, abro la puerta sin esperar que el auto se detuviera. Salgo corriendo hacia la puerta y me dirijo a la recepcionista.

Buenas tardes, en qué le puedo servir? —pregunta la enfermera/recepcionista

Por favor, señorita —digo con la respiración agitada—, necesito que me diga dónde se encuentra una paciente que ingresó hace poco. Por favor.

La señorita empieza a revisar una pila de hojas a su izquierda y busca el paciente.

Ah sí. Harmon, Soul Harmon. Se encuentra en el primer piso en la habitación 4 —me dice ella

No digo nada y salgo corriendo hacia las escaleras. No era largo el trayecto. Al llegar al primer piso y a la habitación, veo a la madre de Soul, con su esposo, hijos… y a ella. Estaba intubada. Me acerco, aún con el dolor presente. Ella me observa y se queda atónita.

Cómo está? —digo

Ella se levanta y me saca sin esfuerzo de la habitación.

Que pasa? Cómo está ella? —insisto

Ella está bien, Evan. Pudieron salvarla. —dice ella con calma— Pero…

Pero qué? Dime —insisto de nuevo

Sufrió mucho daño debido al choque. Casi pierde la función de su hígado. Y estará en coma por un tiempo, pero tenemos que llevarla a San Francisco para que hagan el trasplante. Si no, es demasiado probable que no sobreviva. —me explica

Mi ángel? En coma? Trasplante? No pude decirle nada. Me dediqué a observarla a ella. Retrocedo y empiezo a caminar a la salida. Sentía todo en silencio, ni podía escuchar a su madre. Sali del hospital y me dirigí a un callejón y rompí en llanto.

Maldito! Maldito seas Evan!

Mi Perdición [TERMINADA ✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora