7

447 58 17
                                    

Aren

Al fin  pudimos dejar la Academia y tomar camino hacia la casa de "Alas Sombrías", que no estaba ni muy lejos ni muy cerca.

En todo lo que llevábamos caminando no habíamos hablado mucho, casi toda la conversación abarcaba sobre el trabajo que teníamos que hacer, nada muy interesante, lo único bueno era que lo hacía junto a él si soy sincero.

Yo personalmente ya había visitado su hogar un par de veces, aun cuando su mamá no me hacía buena cara cada vez que iba, eso no me detendría de igual manera, ademas siempre que voy ella no le dice nada a Shun, así que se podría decir que el tiene momentos de paz cuando esta conmigo.

La diferencia es que Shun no ha vuelvo a su hogar en casi dos días, así que estamos pasando por un momento de tensión, no sabemos siquiera si nos dejaran ingresar a la casa o no.

Finalmente llegamos a la vivienda, ninguno de los dos quería golpear la puerta, el silencio se volvió aún más incómodo, hasta que el chico decidió llenarse de valor y al fin tocó la puerta, estando extremadamente nervioso mientras lo hacía.

Pasaron aproximadamente 5 segundos para que nos la abrieran, aunque para nosotros fue una eternidad, aún así para nuestra ...¿suerte? La persona que nos abrió era nada más y nada menos que el hermanito menor de Shun.

-¿Hermano? ¿Enserio eres tú?-

Al instante giré mi cabeza hacia la de Shun, note como sus ojos empezaron a ponerse vidriosos y un pequeño rubor empezó a adornar su nariz, efectivamente, estaba a punto de estallar a llorar en ese mismo instante.

Shun seguía sin decir ni una sola palabra o realizar un movimiento, sus ojos no dejaban de mirar a los de su hermanito, yo no podía dejar de presenciar esa escena.

Observé como su hermanito se echó a correr de la nada, con lágrimas en sus ojos mientras se aferraba a las piernas de Shun desesperado -Te extrañé muchísimo..- gritaba desconsolado -Mami y mi hermana no quisieron explicarme porque no estabas ¡estaba muy asustado! No lo vuelvas a hacer- dijo llorando todavía aún más.

Aún así, Shun seguía sin realizar un solo movimiento, parece que tenía muchísimas emociones encontradas, muchos pensamientos, que ni siquiera le permitían llorar.

Cielos, me duele muchísimo verlo en ese estado, Shun no es una persona que merezca todo lo qué pasa en su casa, definitivamente no lo merece.

-Venga, todo esta bien, tu hermano mayor está bien, vamos adentro- me agache y le di un abrazo a su hermanito, mientras le acariciaba suavemente la cabeza.

Este al fin levantó su cara, mirándome fijamente, tenía los ojos hinchados al igual que su nariz y las lagrimas no dejaban de correr por sus mejillas, así que decidí sacar un pañuelo que andaba en mis pantalones y dárselo para que se pudiese limpiar.

Cuando termino de limpiarse volvió a entrar a su casa sin decir ni una sola palabra. Me levante del suelo y agarre a Shun entre mis brazos con fuerza, no quise hablarle, no era necesario hablarle.

Sentí como el se agarraba fuertemente de mi, pero no lloraba, solo necesitaba un hombro donde apoyarse, necesitaba consuelo y para eso estoy yo.

-Vamos de una vez-

Al entrar su hermana no estaba en la sala ni en la cocina, así que deduzco que se encuentra en su habitación o en su colegio, la única persona que se encontraba en el lugar era su madre.

Estaba recostada a un mueble cruzada de brazos, totalmente seria con su vista fija en nosotros.

Ay, vieja chota.
Sin ofender.

Amore mío Donde viven las historias. Descúbrelo ahora