Cap 12. Dulces sueños

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Al día siguiente, antes del robo, podía notar un placer y emoción genuina en Carlitos. Había estado toda la mañana limpiando sus pistolas y de ofreció a hacer también la de Ramón.

Cuando fue momento y entraron decidieron separarse para tomar todo lo más rápido, no tenían tiempo asegurado, por lo que rápido sería la regla. Ramón tomó lo de la caja registradora y eso parecía todo, después acompañó a Carlitos a una zona más escondida con una caja fuerte.

Sin importar que hubiese, no tenía soplete para eso. Carlitos trato descifrar el  código pero fue inútil,  sin la herramienta no podrían hacer nada.

Ramón pensó que podían disimular que no había pasado nada para poder conseguir las herramientas y después entrar con más seguridad, pero ya tenía todo guardado y no iba a quedar igual con el candado de entrada roto.

Guardaron esa plata en un bolso que quedaba grande y mejor tomaron toda la ropa que pudieron. Si habría un robo, que fuese por todo.

Salieron calmados y salieron deprisa. Se suponía que esa sería una vez para que no hubiese más seguidas, aunque Carlos se había quedado con ganas de más y no estaba satisfecho.

Al volver a la pensión acomodaron todo. Ramón estaba casi dormido mientras el rubio no podía ni cerrar un ojo.

Sentía que algo faltaba, como si hubiese olvidado algo sumamente importante y sólo quedaban segundos para ir a recuperarlo.

Fingió dormir por cuarenta minutos hasta que confirmó el estado de sueño de Ramón tras llamarlo por su nombre y no recibir respuesta.

Se levantó sigiloso, se puso ropa, aseguró que sus pistolas estuviesen en su lugar y tomó del bolsillo del jean tirado de Ramón las llaves del auto.

Siendo de madrugada con todo apagado, salió de la pensión y montó el auto hasta acelerar y partir.

Condujo por un largo rato y dio la vuelta a cualquier peligro de policías, haciendo compleja su misión, hasta que pudo adentrarse en un barrio muy familiar dónde no era muy pobre para que hubiese más delincuencia ni tan adinerado para tener guardias.

Vio una casa grande que aseguraba que le estaba gritando entrar.

Bajó del auto y camino alrededor del hogar viéndolo silencioso.
Notó una casa de perro en el patio de esta, por lo tanto esos llamados se iban apagando.

Caminó recto por la calles hasta que cruzó la cadrua. Tomó con una casa más pequeña pero tenía un jardín muy abundante de flores.

Eso podía significar que no tendrían perros por lo que estaba todo en muy buen estado.

No era una imán a sus ansias pero era suficiente.

Saltó una reja y calló dentro. Todo estaba apagado, ni una luz salía.
Las ventanas estaban cerradas, menos las cortinas.

Se asomó por una que daba a la sala de estar y tenían una tele de las más nuevas.

Sacó la pistola y empezó a buscar entrada.

No había puertas traseras y pensó darse por vencida al no ver nada para escalar, hasta que viendo más de cerca notó en una ventana que daba a la cocina una rotura en su cerradura.

La forzó un poco y dio a abrirse.
Tuvo que saltar un poco y con agilidad entró a la casa pisando casi el lavavajillas.

Hizo un poco de ruido pero mantuvo todo discreto.

Desde que entró lo único qué podía ver era la televisión.

Se fijó vagamente en sus alrededores sin embargo nada lo superaba.

Lolita con "C" de CarlosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora