- No te voy a llevar a ningún lado, hasta que te saquen los puntos y la venda.- demandó el día siguiente de haber aceptado su capricho.
- Ese no era el trato.- reprochó molesto semi desnudo bajo la saban blanca y el sol entrando por las cortinas que Ramón abría ya vestido y listo para salir a ver más sobre el robo, dejando al rubio malhumarado en la cama con los pelos dorados desordenados.
- Dijiste que te llevase a una joyería, no dijiste cuando, genio.
- Bien. Voy hoy día entonces.
Se quitó las sabanas y cobijas con orgullo para tomar arreglarse para salir al igual que el mayor, aunque claro que este no estuvo de acuerdo.
- Dijeron una semana para..
- Ya pasó más de una semana. - lo interrumpió, lo que hizo que Ramón subiese un poco el tono.
- Sacate los puntos si querés, pero como te sacas la venda a cada rato te van a decir que las uses más tiempo, pendejo.
Carlitos le chistó e iba a decir algo más pero Ramón se le adelantó.
- No hagas nada, ¡Y dejate de sacar las cascaritas!
Cerró la puerta y se fue dejando a Carlos con esa mala gana.
Miró al piso, a las paredes, y sus zapatos tirados en el piso. Se acercó a estos y se agachó tomando uno de ellos, seguido de sacar de la zuela de este un papelito con la tarjeta de una joyería, la misma que le hubiera gustado asaltar ese mismo día. El número estaba en la parta inferior, y encima el nombre " Marcello Quilty". Pero se acordó que nunca le mencionó a Ramón que quería ir a esa, incluso sólo para no sonar sospechoso le dijo que cualquiera. Ahora tendría que manipularlo para ir por supuesta suerte, pero no sabía como, ya que no estaba ni cerca de la pensión o al menos un sector que conociesen mejor.
Le diría que mientras mas alejada mejor, ya que nadie creería que unos ladrones robasen en un lugar y conducieron con joyas robadas hacia una pensión en la otra parte de la ciudad.
Aunque para no ser tampoco vistos por la policía vigilante de las noches, debería cambiar de carros, mejor ni ir en el suyo. Tendrían que robarlo, pero para salir se podría complicar, así que diría que mejor visto sería ir en bus, y ya más lejos robar al auto.
Se imaginaba y contestaba de forma automática todo comentario o pregunta que Ramó pudiese hacer, si pensaba en todo sería dudoso si le mostraba que todo estaba calculadoo, así que disimulario todos, para que pensase que era un impulso de los suyos y que era lo primero que robaba desde que llegaron.
Ramón le dejaba y aceptaba todos los encendedores y objetos de simple valor que de vez en cuand tomaba y regalaba por ahí, o a Ramón que se los regalaba a meseras o a cualquiere que le diese un tipo de servicio que fuera joven y hermosa.
Algún día que quiso fastidiar a Carlitos para hacerle tener celos, espero a que los atendieran en una cafetería y comenzó a coquetear a una mesera que le correspondía el juego y al final tenía como "propina" una cadenita que Carlos le había dado.
Al salir e irse, el rubio estaba molesto porque la había robado al instante que la vio sólo porque sabía que era del gusto de Ramón, y la sorpresa y verguenza fue mayor cuando Ramón sacó de su bolsillo esa cadenita.
Con los abiertos y sin palabras, el moreno le robó un beso y le dijo:
- No sos el único con manos resbaladizas.
Tenía razón, Carlitos nunca vio el momento en el que la había sacado del bolsillo de la mesera de cabellos negros y ondulados con máquina.
Era normal que se tomasen por sorpresa sin importar cuanto tiempo pasara, así que algunas mentiras y secretos no levantarían ninguna sospecha de Ramón.
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Lolita con "C" de Carlos
RomansaADVERTENCIA: Lolita no es una novela de amor, es una historia de violencia de todo tipo. Esta novela fanfic tampoco es una historia de amor, es una historia de dos criminales que confunden el amor con la violencia, tal como en Lolita. ¨Lolita, luz d...