Cuando llegó a la pensión, guardó todo dentro en un hueco bajo una tabla hueca dentro del armario. Ya sabía que había ese pequeño escondite, pero estaba esperando la situación para usarlo.
Se metió a las cinco de la mañana en la cama, lleno de sueño y durmió como nunca.Aunque a pesar que él recién estaba coinciliando el sueño, Ramón tardaría cinco horas más de sueño, mientras Carlitos estaba listo para dormir diez horas más.
A la mañana siguiente, Ramón después de despertar y asearse, se preocupo por el rubio.
No quería despertarlo, hasta que le pareció alarmante que no despertara. LLegó a ponerle el dedo debajo de la nariz para sentir su respiración.
- Che.- dijo mientras lo movía un poco. Veía ropa de él tirada por el piso.
- Dale, rubio....- lo movió con más fuerza hasta que logró sacarlo del mundo de los sueños con mala gana. Pues sólo se quejó y volvió a tratar de dormir, pero la tirada de sábana de Ramón se lo impidió.
- ¿No dormiste? Dale, movete.
Se sentó en el borde, viéndolo luchar con el sueño y la voluntad propia. No entendía por qué estaba así, pero debía admitir que una ternura burlona le adormecía el corazón. Si estaba despertando a una persona semi desnuda con los pelos revueltos y estático en posición fetal. No decía nada pero hacía ruidos que lo expresaban.
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Esa mañana Ramón sacó uno de los mapas que tenían para ver cuando podrían volver a la carretera. Contó el dinero, y lo fue dividiendo entre lo necesario y los gustos. Tendrían que ir a hoteles baratos y regatear lo más que pudiera. Ya no podrían abarcar tiendas como si fueran millonarios, aunque nada era exacto, simplemente quería tener más plata para gustos.
Tenía a Carlitos a su lado sentado en una mesa dentro de la habitación. Tenía la tele prendida mientras Ramón escribía en una libreta y subrrayaba en el mapa. Contaba dinero, lo separaba luego lo unía y lo mismo otra vez.
Al hacer comentarios, no recebía mucha respuesta del rubio, sólo sonidos de afirmación y pocas veces de negación. Era como tratar de hacer tarea con un niño pequeño.
- ¿Querés que haga todo yo?- preguntó frustado de la poca importancia del rubio.
- ¿Que necesitás que haga?
- No sé, pon atención, no soy tu chofer.
- Bueno.
- ¿Cuánto tiempo nos quedamos en Santa Rosa?
Alzó la vista para ver la respuesta a su pregunta pero Carlitos no lo había escuchado y seguía viendo el televisor. Se levantó y apagó el televisor, seguido de darle un suave golpe con la palma abierta en la nuca.
- ¡Ey!
- Calláte, haceme caso. ¿Qué hacemos?
- Lo que nos cante, no tenés que hacer todo esto.
Se levantó y empezó a tomar de la mesa de dormir la cajetilla de cigarrillos. Se quedó de pie y comenzó a fumar, aunque primero se acercó a Ramón a ofrecerle uno pero lo rechazó.
- ¿Vos sabés cuánto plata necestiamos? ¿O cómo cruzar de ciudad a ciudad?
- No.
Carlitos veía por la ventana la calle de enfrente pensativo, aunque no tenía mucho en mente. Sólo observa la gente pasar.
- ¿Qué mierda estás viendo ahora?
No hubo respuesta rápida, sino el sonido de su boca soltando el humo y volviéndo a tomar una pitada.
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Lolita con "C" de Carlos
RomansaADVERTENCIA: Lolita no es una novela de amor, es una historia de violencia de todo tipo. Esta novela fanfic tampoco es una historia de amor, es una historia de dos criminales que confunden el amor con la violencia, tal como en Lolita. ¨Lolita, luz d...