Cap 13. Deciones inseguras.

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Cuando llegó a la pensión, guardó todo dentro en un hueco bajo una tabla hueca dentro del armario. Ya sabía que había ese pequeño escondite, pero estaba esperando la situación para usarlo.

Se metió a las cinco de la mañana en la cama, lleno de sueño y durmió como nunca.Aunque a pesar que él recién estaba coinciliando el sueño, Ramón tardaría cinco horas más de sueño, mientras Carlitos estaba listo para dormir diez horas más.

A la mañana siguiente, Ramón después de despertar y asearse, se preocupo por el rubio.

No quería despertarlo, hasta que le pareció alarmante que no despertara. LLegó a ponerle el dedo debajo de la nariz para sentir su respiración.

- Che.- dijo mientras lo movía un poco. Veía ropa de él tirada por el piso.

- Dale, rubio....- lo movió con más fuerza hasta que logró sacarlo del mundo de los sueños con mala gana. Pues sólo se quejó y volvió a tratar de dormir, pero la tirada de sábana de Ramón se lo impidió.

- ¿No dormiste? Dale, movete.

Se sentó en el borde, viéndolo luchar con el sueño y la voluntad propia. No entendía por qué estaba así, pero debía admitir que una ternura burlona le adormecía el corazón. Si estaba despertando a una persona semi desnuda con los pelos revueltos y estático en posición fetal. No decía nada pero hacía ruidos que lo expresaban.

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Esa mañana Ramón sacó uno de los mapas que tenían para ver cuando podrían volver a la carretera. Contó el dinero, y lo fue dividiendo entre lo necesario y los gustos. Tendrían que ir a hoteles baratos y regatear lo más que pudiera. Ya no podrían abarcar tiendas como si fueran millonarios, aunque nada era exacto, simplemente quería tener más plata para gustos.

Tenía a Carlitos a su lado sentado en una mesa dentro de la habitación. Tenía la tele prendida mientras Ramón escribía en una libreta y subrrayaba en el mapa. Contaba dinero, lo separaba luego lo unía y lo mismo otra vez.

Al hacer comentarios, no recebía mucha respuesta del rubio, sólo sonidos de afirmación y pocas veces de negación. Era como tratar de hacer tarea con un niño pequeño.

- ¿Querés que haga todo yo?- preguntó frustado de la poca importancia del rubio.

- ¿Que necesitás que haga?

- No sé, pon atención, no soy tu chofer.

- Bueno.

- ¿Cuánto tiempo nos quedamos en Santa Rosa?

Alzó la vista para ver la respuesta a su pregunta pero Carlitos no lo había escuchado y seguía viendo el televisor. Se levantó y apagó el televisor, seguido de darle un suave golpe con la palma abierta en la nuca.

- ¡Ey!

- Calláte, haceme caso. ¿Qué hacemos?

- Lo que nos cante, no tenés que hacer todo esto.

Se levantó y empezó a tomar de la mesa de dormir la cajetilla de cigarrillos. Se quedó de pie y comenzó a fumar, aunque primero se acercó a Ramón a ofrecerle uno pero lo rechazó.

- ¿Vos sabés cuánto plata necestiamos? ¿O cómo cruzar de ciudad a ciudad?

- No.

Carlitos veía por la ventana la calle de enfrente pensativo, aunque no tenía mucho en mente. Sólo observa la gente pasar.

- ¿Qué mierda estás viendo ahora?

No hubo respuesta rápida, sino el sonido de su boca soltando el humo y volviéndo a tomar una pitada.

Lolita con "C" de CarlosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora