Cap 7. Como si se odiaran

74 5 18
                                    

Estaba más delgado y alto. Durante un segundo le pareció que su rostro era mucho más bonito que lo que tenía fotografías y en su mente. Las angustias se esfumaron como el humo del cigarrillo en el cielo.

- ¿Cómo están todos? - preguntó con obligación, era su mecanismo.

- Bien. Bueno, terminé con Magdalena y....- se trabó un poco al ver que se quitaba los zapatos y las calcetas tras tirarlas al asiento trasero - Y Marisol preguntó por vos. -

- ¿Por qué terminaron? 

- Me tenía hasta las pelotas, siempre decía...- volvió a quedar en blanco al notar que se quitaba la camiseta, pudo ver que aún tenía su pistola. La prenda de vestir la tiró a la calle con el carro en movimiento.

- Solo me aburrí. - finalizó sin acordarse qué estaba diciendo. Creyó que se quedaría así, pero falsa ilusión, se estiró a la parte de atrás y lo vio abrir el cierre de su maleta y sacar una camiseta amarilla, la reconocía muy bien.

- ¿Siguen con Miguel? 

- Sí, a mi viejo le cae bien, no creo que vaya a ningún lado. 

- ¿Y vos? 

- ¿Yo qué? - lo volteó a ver para saber que decía. Tenía la misma sonrisa que le brindó antes de besarse. Lo dejó un rato en suspenso, pero como si nada puso una expresión más amistosa.

- ¿Vos estás bien? Te ves bien- se avergonzó, pero más le surgió emoción.

- Sí... - escuchó la risa de su amigo y prendieron la radio. Estaba dispuesto a saber que ocurrió en ese campo que lo hizo sonar tan necesitado de irse, podía imaginarse el aburrimiento, pero Carlitos no era de los que pedían ayuda de esa forma.

En el camino hablaron sin complejos como si nada hubiese ocurrido, como si no se quisieran comerse ahí mismo. Ramón le contó todo el problema con su ex novia, habló un poco de Federica y notó el cambio en ánimo de su amigo, de todas maneras no le duró mucho, si él también le contó con humor lo estúpido que se sentía yendo a misa, o ayudando en trabajos de granja, y sin filtros se burló de él mismo sin problemas. Le dio las fotos del lago y disfrutó sus comentarios, le resaltó cosas que no había notado antes. Era diferente la percepción de ellos juntos que por separado.

Le contó a Ramón sus primeras veces tratando de saquear algo.

- ¿Te acordás que te dije que me robé un elefante? Pues ahora me robé un caballo.

Fue lo más lindo del mundo la risa corta, pero pura que le regaló. De esas les dio muchas ese día. También sobre el revuelo de los aretes, y fue el único en meses con el que compartía reacciones. En ese viaje la primera conclusión fue que todos eran unos pelotudos.

En un momento se toparon con un rebaño de vacas que atravesó el paso. Ramón solo se abstuvo a las groserías e insultos.

- Voy a vomitar si vuelvo a ver una vaca. - dijo Carlitos rodando los ojos.

Todas sus reacciones: su forma de hablar, las expresiones que usaba siempre, así como su tipo de humor y sarcasmo, le dieron un baño refrescante de con quién estaba. Sabía que lo extrañaba, pero esos pequeños detalles como siquiera un rodar de ojos le aliviaba tanto que no entendió como se desvanecieron de su memoria. Su risa la recordaba como angelical, pero en realidad era chistosa, así como no recordaba sus ojos tan sofocantes.

Las vacas desparecieron y volvió a conducir derecho.

- Te extrañé rubio. - comentó libre de pasar su brazo por su hombro, algo brusco, y traerlo a su cuerpo, tenía su cabeza en su hombro, pero se apartó enseguida lleno de disgusto.

Lolita con "C" de CarlosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora