Cap 20. Prosa fantástica

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Pasaron mucho más tiempo de lo que esperaban vendiendo las cosas que Carlitos había traído. En su mayoria como siempre joyas per también varias armas. No sabría nunca de quién había sacado todo eso, seguramente habría robado más de una casa y no sabía que tan cerca pero parecía no ser cerca ya que no escuchó nada al respecto. Tambien había sacado materiales de arte, casi los dos bolsos llenos de pinceles, plumas, pinturas de distinas marcas y sin abrir. Eso hizo que el trabajo fuera más complicado ya que los contactos conocidos se interesaban en joyas de valor y armas, no materiales de arte. Por lo que habían hecho varios viajes llegando hasta salir de la ciudad por paranoia de Ramón para vender a distintas personas o tiendas lo que tenían. Una mitad se distribuyó en varias tiendas y otra en personas cualquiera como por ejemplo Carlitos había ido a un taller de ceramicas y artesanías donde había vendido los pinceles con exquito al parecer eran cosas de muy buena calidad y valor para los que sabían del tema.  Habían sido dos semanas intensas, pues Ramón siempre que tenía que vender cosas no paraba ni día ni noche hastsa librarse de todo pero hacer los viajes era lo que más tiempo tomaba por lo que madrugaba desde las cinco de la mañana y se dormía a las dos de la mañana para conducir cada vez más lejos para no ser reconocidos. Carlitos no lo disfrutó para nada, aunque ese no fue el mayor problema. Pues como vendían las cosas a veces por separado, no sabía que hacía el rubio pero lograba conseguir mucho más dinero que Ramón, pero no le decía sino lo escondía. El primer escondite fue primitivo, ya que puso todo debajo de su mesa de noche. Ramón notó un billete medio salido y enseguida lo descubrió llevandolos a una disución en la que el rubio reclamaba que tenía derecho a tener su propio dinero y Ramón se rehusaba a la día. Estaban en la cama, desnudos tras haber tenido sexo forcejeandose con las monedas y billetes volando por la cama tratando de arrancarselos de las manos. Carlitos consiguió gran parte y lo escondió en un hueco que hizo a propósito con un martillo en la parte más baja de una pared que cubrió con la cómoda donde guardaban la ropa.  Ramón su parte lo cambio por billetes grandes y así lo hizo rollo y logro esconder en una pequeño bote de café dentro del carro.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                         Con todo el dinero una vez juntado pero dividido misteriosamente entre ambos que sabían que las cantidades eran un engaño de lo que en verdad poseían por separado. Ramón quería comprar varias cosas para el apartamento pero Carlitos no le entusiasmaba sino que como siempre incitó que gran parte de gastara en placeres mundanos, pasearon mucho esos días muy lejos llegando siempre a campos donde estaban solos y a veces no hablaban sólo tomaban y tomaban como para aliviarse del otro pero sin separase. Habían acostumbrado a hacer deporte y jugaban algunas tarde como niños con un simple balón al futbol. Una noche fueron a un prostibulo, no hicieron nada, el rubio ni lo disfrutó sino solo bebieron mientras veían a algunas chicas bailar desnudas. Ramón lo había gozado mucho, no se había sentido tan cerca a una mujer en mucho tiempo y aunque Carlos no lo sabía, no era la primera vez que Ramón había ido sino desde que llegaron tuvo ese deseo y hasta había pagado en algunas ocasiones el servicio de distintas trabajadoras, pero antes de que entrasen les había pagado para que fingieran que no lo conocían.                                                                                                                                                  Esa semana el exceso que tenían en sus pasadas vidas de viajeros entusiasmados había vuelto pero con una nostalgia que mas bien era para no pensar y no convivir tanto, querían de alguna manera estar bien pero no sería posible si eran honestos así que con el dinero que tenían pasaron más de una semana sino un par saliendo a cada boliche tomando tan salvajamente que despartaban en hoteles o los mismo boliches sin bañarse ni comer, hasta que uno de ellos no pudo seguir.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                            Ramón que dormía profundamente a las tres de la tarde tras una de las noches de exceso se levantó con un sondio fuerte del baño. Carlos estaba vomitando de manera constante. Se dirigió al baño y ahí estaba con la misma ropa de hace dos días vomitando pálido y mucho más flaco de lo normal, Ramón despertó de inmediato y notó que el cuarto estaba practicamente destrozado no tenía idea que había pasado pero decidió que no saldrían más.                                              - Carlitos..., ¿estás bien?                                                                                                                      No dijo nada pero con la mano hizo señas que lo dejara pero con tranquilidad. Estaría bien.     
   
- Te voy a traer agua. - se levantó de su lado y llenó vaso tras vaso hasta que el rubio se recupero un poco tomaba insasiable el agua. Ramón también al verse al espejo no se había rasurado, y se veía fatal con ojeras espantosas.                                                              Hasta que Carlitos se sintió mejor, el moreno arregló un poco el lugar y se acostó a dormir en medio día. Despertaron en la madrugada y mientras el resto dormía Ramón le preparaba bebida tras otras a Carlos para que retomara el color en su palida piel pero nada parecía funcionar, le decía que tenía que comer pero todo le parecía nauseabundo además que no tenían mucho en la casa pero no podía salir a comprar ya que ningún lugar estaría abierto.   

Lolita con "C" de CarlosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora