CAPITULO 8

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AMELIE

Cuando entre al bar lo primero que me había llamado la atención había sido un chico con una bandana en la cabeza, estaba vestido casual, pero con un aspecto muy sexy. No había venido al bar con la intención de tener sexo, pero este chico me despertó el apetito.

  -¿Qué hace una chica como tu en un bar tomando ese trago y no haciéndole honor al nombre?-me dijo con una sonrisa.

  Desde que se acerco a mi no pude pasar por alto el pelo negro azabache revuelto y sus ojos, sentí que en algún lado ya los había visto, pero no me olvidaría a alguien con este aspecto de seguro.

  -Solo una chica un bar-le conteste haciéndome la interesante-¿tu? ¿Qué hace un chico como tu en un bar?

  -Solo un chico en un bar-me respondió copiando mi frase.

  No se como paso todo, pero me encontraba en el Jeep de Nicholas yendo a mi pent-house. Nunca llevaba hombres a mi casa, pero no iría a su casa, no sabia nada de él excepto que estaba buenísimo y le atraía de la misma manera que el a mi. Los dos queríamos olvidarnos por un poco de la realidad y disfrutar el placer, o al menos yo.

  Luego de que me desvaneciera en la gala, mi padre me llevo a mi pent-house y dormí hasta hoy al mediodía; mi hermana apareció durante la tarde para hablar del ataque y luego todos se fueron. Mi hermana al hospital y mis padres a su nueva casa ya que hoy llegaba el camión de mudanzas. Sentí que los planetas se alineaban dándome el espacio para poder ir a un bar a relajarme.

  Llegamos al edificio y Nicholas no pareció sorprenderse, usualmente cuando alguien veía un pent-house se sorprendían un poco por su tamaño. Saque mas licor de la alacena y comenzamos a beber en el sillón de la sala de estar.

  No sabia nada acerca de la vida actual de Nicholas, en el bar solo flirteamos y ahora nos estábamos contando historias graciosas de nuestra adolescencia. Estar con el se sentía bien, que no me conociera me sentaba bien.

  Nicholas comenzó a reír a carcajadas cuando le conté sobre como había sido mi primer beso en la preparatoria.

  -¡Deja de reírte idiota!-le pegue en el hombro y me reía junto a el-solo tenia doce años, no esperaba que el troglodita me succionara de esa manera.

  Nicholas se sobaba el hombro donde le pegue mientras juntaba aire para poder hablar y respirar, su risa cesaba de a poco. Escuchar su risa era muy agradable.

  -¿Como vas a morder al crio por succionarte y meterte la lengua?-dijo riendo

  -Es que no sabia...-me cruce los brazos bajo los pechos como una niña pequeña. Estaba consciente que en esa posición se me marcaban los pechos, con mi sweater no se notaban.

  Nicholas se dio cuenta y bajo su vista a mis pechos, no me sentía incomoda, al contrario. Volvió la vista a mi y pude notar como sus ojos desprendían lujuria.

  -¿Con que no sabias?-comenzó a acercarse a mi como si de una caza se tratara- si sigues sin sabes yo puedo enseñarte

  Me relamí los labios inconscientemente, el bajo la vista a mis labios y espero mi autorización.

  -¿y quien dice que tu eres el que me puede enseñar?-replique el movimiento que había utilizado él. Estábamos tan cerca que nuestras respiraciones se mezclaban.

  Nicholas termino por eliminar el espacio que nos separaba y comenzó a besarme, abrí mi boca para darle paso a su lengua y no lo dudo. Llevó su mano a mi nuca para atraerme, haciendo que nada mas que la ropa nos separe; cumplí su petición y pase una de mis piernas por su costado quedando a horcajadas de él.

SERENDIPIA [completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora