CAPITULO 51

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NICHOLAS

Siete meses después

Los meses habían pasado y nuestras vidas cambiaron profundamente, Amelie estaba entrando en los nueve meses de embarazo y aunque sea la mujer de mi vida, debía decir que estaba ¡INSOPORTABLE!. Cuando entro en el segundo trimestre del embarazo, su panza creció y su humor se oscureció: no paraba de quejarse, de tener antojos de los mas raros y de pelearse conmigo para después tener sexo. En el tercer trismestre su humor volvió poco a poco pero lloraba, lloraba por todo.

En la cita del quinto mes nos dijeron que tendríamos un varoncito ambos lloramos de alegría, podría enseñarle todo lo que sabia, incluso podríamos armar un karting y compartir el deporte que tanto amaba. Ese fue el momento dónde decidimos decantar por una casa, hacia meses veíamos dos y no podíamos elegir

Habíamos elegido una casa en el barrio residencial que nos gustaba, por fuera era bastante similar a la anterior pero en colores blanco sucio o beige suave, tenía diferentes texturas. Cuando entrabas te encontrabas en un ancho pasillo con las escaleras a un costado, en forma de medio circulo y podías ver su final junto a una balcon  desde donde podías ver la entrada. Luego tenias dos puertas sobre el otro costado, una habitación de invitados y un baño; al final del pasillo se encontraba la sala de estar con grandes ventanales al patio. Al extremo derecho encontrabas una de mesa desayuno redonda sobre la esquina y luego una gran cocina blanca, con una barra en el centro y una media pared que delimitaba la habitación. Detrás de la cocina había una puerta que te llevaba a el comedor de espacio abierto que se dejaba detrás del inicio de las escaleras y dando vista al pasillo ancho. Al extremo izquierdo de la sala de estar, detrás de una pared se encontraba una habitación con billar y una barra de tragos. En la planta de arriba encontrabas un pasillo con tres habitaciones en cada ala. En la ala izquierda se encontraban nuestros despachos y una habitación, mientras que en la derecha se encontraban dos habitaciones y sobre el final nuestra habitación, la cual había mandado a insonorizar.

Toda nuestra casa se vestía de una paleta de colores claros y beiges, con Amelie nos habíamos encargado de comprar todos los muebles y decorarla a nuestro gusto com retratos familiares y decoración. La casa era hogareña y te invitaba a pasar tiempo con la familia. Nos habíamos terminado de mudar cuando Amelie tenia siete meses de embarazo, nos tomamos nuestro tiempo para dejar todo como queríamos y el ultimo dormitorio que habíamos decorado había sido el de nuestro pequeño.

-Campeón-dijo Amelie apareciendo en la puerta de mi despacho

-Pequeña-dije elevando mi cabeza para mirarla

-No me digas pequeña, soy todo menos pequeña

Reí divertido y le hice un gesto para que venga a sentarse en mi regazo, cuando se sentó acaricie su vientre y le deposite un beso, y luego uno en los labios a Amelie

-Eres mi pequeña, siempre lo serás

-Ya veremos

Negue divertido

-Debemos ir a la ultima cita con el doctor-dijo feliz

-Vamos, quiero ver al pequeño

Amelie sonrió con dulzura y nos paramos para irnos al hospital.

Habíamos cumplido con todas las cosas que el doctor nos pidió, incluso con el mes de abstinencia por el que estábamos pasando, aunque la cita del sexto mes trajo un poco de problemas. Amelie revivió su pasado y no quería salir de la cama durante todo el mes para proteger al niño, habíamos intentado todo para que salga de la cama pero ella solo negaba y lloraba. El día de la cita tuve que jurarle por mi santísima vida que no dejaría que le pase nada a ninguno de los dos, pero aun así estaba reticente, por lo que tuve que recurrir a la extorsión

SERENDIPIA [completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora