E X T R A - 2

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El plan de Sukuna de llevar a cenar a Megumi a uno de los restaurantes favoritos fue tan bien como esperaba, pero no era ahí donde le propondría matrimonio; en un lugar lleno de personas que podrían grabarse y subir inmediatamente después a internet, y no, se negaba a que eso.

Tampoco quería presionar socialmente a Megumi, quería que le contestara con total seguridad por el mismo, y no porque un montón de personas a su alrededor lo alentaron a no hacer el ridículo de alguna manera.

Era por eso que antes de salir de su departamento, arriba de la tienda de tatuajes de Geto, subió una canasta con vino, frituras y frutas favoritas de su novio; junto a una manta color tinto. Todo se encontraba perfectamente ordenado en la cajuela de su coche.

— ¿Vamos a casa? —le pregunto Fushiguro a Sukuna cuando noto que habían tomado una ruta diferente a su departamento u al del platinado.

— Nou, te tengo una sorpresa —contestó con una sonrisa el de ojos rubí mientras tomaba una las manos del pelinegro con su mano derecha.

— ¿Sorpresa? —los ojos de Megumi destellaron.

— Si y antes de que preguntes no te diré... —se adelantó Ryomen observo durante un semáforo en rojo como hacia un mini puchero.

En algún momento del transitado viaje, por el trafico tan pesado que no sabían que habría esa noche, el ojiazul puso una estación de radio en donde transmitía música pop adolescente, a Megumi le gustaba el género por sus ritmos variados, pero detestaba como todas las canciones hablaban sobre un desamor.

La noche era brillante, de alguna manera absolutamente loca se podía observar la luna y las estrellas -cosa que comúnmente no se podía por la contaminación de la gran ciudad, otra de las cosas que le cagan al azabache- creía que según el calendario era luna llena, la verdad el no sabia sobre eventos lunares o cualquier cosa parecida. A Megumi Fushiguro le gustaba observar el cielo, le traía paz y le recordaba a su padre, de alguna manera.

De tan relajado que se encontraba el menor, terminó durmiendo durante el trayecto final del recorrido en auto así que no tuvo ni una sola pista de a dónde se dirigían o lo que Sukuna le tenía preparado. Cuando su novio le despertó se encontraban en un claro, en alguna semi montaña a las afueras de la ciudad creía; Ryomen le ayudó a salir del auto pero no soltó su mano en ningún momento y se dirigieron a la manta colocada sobre el pasto y aun lado de un canasto, no había velas y daba gracias al cielo eso le hubiera parecido demasiado romántico; y absolutamente no su tipo.

— ¿Qué es esto? —inquirió Megumi.

— Esto es un picnic a la luz de la luna....

— ¿Ahh? —Megumi lo miro serio, sabiendo de antemano que algo se traía el platinado.

Aun con todas sus dudas avanzó y se sentó en la manta, alzó la mirada al cielo; Sukuna se sentó junto a él, Se quedaron solo observando la bóveda celeste llena de estrellas y la tranquilidad que les brindaba a la compañía del otro.

Sukuna estaba que le sudaban las manos, ¿Cómo le haría para no equivocarse? Estaba seguro que tartamudeaba o entraría en pánico, y eso era completa y absoluta culpa de los imbéciles que tenía por hermano y mejor amigo. Se decidió que primero tomaron algo de vino, Sacó dos copas le tendió una a Fushiguro, después le sirvió algo del líquido.

— Recuerda que eres el conductor designado —mencionó el pelinegro.

— Si, lo recuerdo. Solo será esta copa, por eso en el restaurante solo tome una copa...

— Bueno, confiare en ti. Más te vale. —le sonrió el ojiazul por encima de su copa, antes de darle un sorbo.

Sukuna bebió la copa de un solo trago sin importarle si eso era educado en absoluto, debido a que Megumi estaba demasiado ensimismado en el panorama como para prestarle atención.

El platinado tanto los bolsillos de su saco y pantalón, no recordaba en donde había colocado la dichosa cajita del anillo. Cuando no lo encontró se disculpó con el contrario y se dirigió al auto, encontró lo que buscaba en la guantera de este y era de puro milagro que Megumi no la hubiera abierto pues ahí guardaba sus chicles para el mal aliento después de comer.

Cuando iba caminando de regreso junto al pelinegro se paró un instante a unos metros para observar el hermoso panorama que era Megumi Fushiguro bajo la luz de la luna observando el cielo con toda esa naturaleza rodeando y las luces de la ciudad a sus pies.

A sus pies era como lo tenía a él.

Armándose de valor y dándose ánimos terminó de recorrer la distancia que los separaba. Se arrodillo frente a Megumi quien aún se encontraba con la copa de vino en sus manos, destapó la cajita y el anillo destello; los ojos del pelinegro se abrieron grandes y casi tira la copa de la impresión, la bajó antes de tirarla.

— ¡Mierda! —fue lo único que pudo salir de sus labios antes de taparlos.

— Es gratificante que te haya impresionado...

— Cállate, ¿Me piensas preguntar o no?

— Voy, te me adelantaste —murmuró Sukuna en un hilo de voz— Megumi Fushiguro, ¿Me honrarás en convertirte en mi esposo?

— Déjame lo pienso... —sonrío con malicia el menor.

— ¿Qué? —abrió la boca impresionado el platinado— Oye, esto... ¿Te tomará mucho tiempo pensarlo?

Megumi negó antes de hablar:— Absolutamente no, no hay nada que pensar.—le sonrió al contrario— ¡La respuesta es sí, si quiero ser tu esposo!

— ¡Mierda, si! Es gratificante que dijiste que sí, porque si decías que no, no sabría que hacer... —sacó el anillo del estuche y lo colocó en el lugar en donde debería de ir, en la mano de Megumi.

La sonrisa de ambos brillaba más que el futuro de muchos en esta ocasión. 











Hi! 

Se supone que esto lo iba a subir ayer, pero me entro la depre por la muerte de Baji y no deje de llorar en toda la noche. 

Aquí esta el penúltimo extra... 

Síganme y lean mis otras historias. 


Como es salir con el gemelo malvado de mi mejor amigo ⇻ AU SukuFushiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora