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Megumi se sentía en una encrucijada, no era su intención dar a conocer al mundo su relación pero tampoco lo era ocultarla. Solo quería disfrutar de esta, como si los dos fueran personas normales en un noviazgo sin montones de personas hablando sobre ellos u como si todo fuera una farsa. Sabía que si la hacía pública habría fans y personas que los apoyaran, pero esas personas no tendrían porque saber todo de él.

Si es cierto, todo esto lo hacía ver como el malo en esto pero no era así, Sukuna había sido quien inició todo entre ambos, quien se enamoró primero, pero Megumi podía jurar que él se había enamorado más profundo. Ryomen era su mundo, había recuperado, con su ayuda, la poca estabilidad en su vida que perdió después de la muerte de su padre.

Sabía que tenía más familia, abuelos, tíos y primos, pero ¿Cuántos de ellos se preocupaban realmente por él y no por la herencia que su padre le dejó?

Las gemelas Maki y Mai, eran la excepción a su regla personal de cero familia paterna cerca de él.

Sukuna tenía razón, estaba sobre pensando las cosas. Era estúpido estar tan estresado por esto. ¿Lo era verdad?

Se recostó en su cama mirando el techo de la habitación, a los pocos segundos, Lux, su perro Husky color blanco, se subió a la cama junto a él. Ambos perros, Lux y Cosmos eran lo único que le quedaba de su padre, algo a lo que se encontrará ligado de manera sentimental.

Si Megumi tuviera que hablar sobre su padre, Touji Fushiguro ¿Diría que fue el mejor padre del mundo? Lo cierto es que, a su manera, lo fue. Sabía que su crianza fue extraña y nunca se quedaban demasiado tiempo en un mismo lugar por las condiciones en que se encontraban. Culpaban a su padre del asesinato del patriarca de la familia Zenin.

Huir para mantenerse a él y a su hijo a salvo fue lo mejor que pudo hacer.

Megumi agradecía a su padre que no lo dejo en manos del padre de las gemelas u algún otro pariente, sabía que el clan era muy rígido con sus reglas, la cicatriz vertical que tenía en los labios Touji lo confirmaba. Y daba gracias que entraron al programa de protección a testigos donde cambiaron sus apellidos, se escuchaba mejor Fushiguro Megumi que Zenin Megumi.

Touji Fushiguro no fue un ejemplo a seguir y mucho menos un padre cariñoso, pero nunca se quejó de Megumi y siempre lo llevo con él.

Megumi volvió a levantar la cabeza en dirección a Lux, y le encontró dormido hecho una bolita a sus pies. Él también dormiría hasta que llegara Sukuna, dejaría que la corriente decidiera que era lo que tendría que hacer. Confiaba en que hablarlo con el mayor sería refrescante y le daría una visión diferente sobre todo. 


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— Debes de creer que soy un idiota y que no valgo la pena ¿verdad?

— ¿Qué?

— Esta bien si lo piensas, eso es lo que pienso yo —Megumi se despertó en cuanto escuchó a Sukuna llegar a su departamento, más no había querido levantarse y siguió fingiendo estar dormido, fue así como sintió a Ryomen entrar en la habitación y subirse a la cama en su lado de la cama— Quisiera ser más valiente, pero no puedo...

Megumi enterró la cara en la almohada y soltó en llanto, se sentía impotente había crecido con miedo de ser encontrado y que lo alejaran de su padre durante la mayor parte de su vida. En ese entonces todo se podría ir a la mierda si él hablaba de más con las personas. Sabía que ya no estaba huyendo y que su padre había logrado redimirse, pero el miedo no se va de la noche a la mañana.

Sintió a Sukuna moverse por la cama y bajar a Lux de esta para después abrazarlo por la espalda.

— Eres lo más bello que a tenido la vida para decirme que soy un idiota y que debo mejorar para ser mejor, para mi y sobre todo por nosotros —Sukuna dejo un beso en la nuca del pelinegro— Se por lo que has pasado, no me interesa si no le quieres decir al mundo que estamos juntos. Eso no cambia que somos pareja, eso no cambia que te amo y que te seguiría eligiendo a ti sobre todas las personas.

— ¿Es eso cierto?

— Si, absolutamente cierto.

— ¿Aun cuando soy un miedoso? —el pelinegro giro en los brazos del platinado y quedaron cara a cara.

— No eres un miedoso, eres precavido y consciente de que las mejores cosas de la vida no se cuentan.

— Pero, pero pareciera que te estoy escondiendo. ¿Y si en algún momento sacan algún chisme sobre mí saliendo con alguien más y lo crees...? —la mano de Sukuna tapo la boca de Megumi.

— Estas exagerando las cosas, nunca creería en esa clase de chismes sobre ti, y segundo se que le cuentas todo a Yuji, y él no puede guardar secretos a mi. Así que sabría que es falso de antemano. —la sonrisa en el rostro del mayor creció y el ceño de Megumi se acentuó.

Fue entonces que Megumi comprendió la manera tan despreocupada en que se acercó a él para pedirle una cita, Itadori había contado su secreto y Sukuna ya sabía de antemano que le gustaba como para preocuparse por ser rechazado. Y sabrá cuántas cosas más cosas, que no le incumben a Sukuna, le habrá contado Yuji a su hermano.

— ¡Eres un idiota! —le grito aun en shock— Tu sabias que me gustabas, mucho antes de que yo me enterara, era por eso que tu maldita sonrisa cada vez que me veías. Casi muero del estrés por no saber cómo interpretar tus malditas señales, hasta llegué a creer que era un masoquista y estaba alucinando por enamorarme de un loco. 


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Megumi se había quedado dormido entre sus brazos, era un poco más delgado que él y más bajo también. Miro su rostro en la oscuridad de la habitación iluminada solamente con el resplandor de la luna, sus largas pestañas y noto unas pequeñas ojeras.

Sabía lo que venía cargando Fushiguro aun si él no se lo había contado, porque había contestado el teléfono de su pareja una noche que él se encontraba profundamente dormido como en este momento y ¡Como odiaba a la estúpida familia Zenin!

Lo odiaba por traumar a su chico, si tuviera el poder ya los habría acabado. Lo único a lo que se dedicaban en la actualidad era en presionar a Megumi par que les cediera las acciones de la empresa que su padre le había dejado.

Sukuna rezaba para que Touji no se levantara de la tumba porque si lo llegara hacer y viera cómo trataban a su hijo nadie terminará con su furia.

El peliplatino nunca lo llegó a conocer, pero su hermano si y la verdad con las fotos y relatos tanto de Megumi como de Yuji el hombre sonaba aterrador, no quería saber su reacción si supiera que él era la pareja de su hijo.

Ryomen también odiaba que el padre de su hermano Yuji también dependiera de una rama de la familia Zenin, no le gustaba para nada estar emparentado más de lo necesario.

Sintió a Megumi revolverse en la cama y murmurar cosas sin sentido, un sueño. Se recostó más cerca de él y lo abrazó a su pecho, el pelinegro suspiro placentero y soltó una leve risita.

Sukuna se decidió a dormir después de un rato, lidiar con todo, juntos. Él jamás se permitirá perder o que le quitaran a Megumi.







Como es salir con el gemelo malvado de mi mejor amigo ⇻ AU SukuFushiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora