E X T R A - 3

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Megumi se encontraba a punto de entrar en la sala donde se llevaría a cabo la boda por el civil, los nervios lo estaban comiendo y a diferencia de cualquier otra novia o novio a punto de casarse a el lo único que le preocupaba era no tropezar con la alfombra, caerse y hacer el ridículo frente a los pocos invitados.

La cosa era peor cuando estos invitados eran nada más que amigos cercanos, quien es le recordaron el momento por el resto de su vida y estaba seguro de que hasta video tendría del momento y luego los memes y sticker que harían sus fans y los de Sukuna puesto que Itadori era capaz de subirlo a internet.

Miro a la madre de Nobara entrar por las puertas dobles del cuarto en donde se encontraba esperando que fuera su turno para caminar al altar, esta le regaló una pequeña sonrisa maternal.

— Ya todo está listo, todos los invitados llegaron y Sukuna te está esperando, ¿Listo? —le pregunto mientras extendía la mano, Megumi asintió y salieron rumbo al altar— ¡Te ves hermoso! Tu padre estaría encantado con tu apariencia, le subiría mas el ego el saber que eres idéntico a él en traje...

— ¿Tú crees? —inquirió nervioso, aun caminando por la alfombra, podía ver a los invitados tomando video y fotos del momento.

— Si, tu padre está feliz de que encuentres alguien con quien pasar tu vida. —le guiño un ojo para después entregarlo a Sukuna quien se encontraba sonriendo de oreja a oreja y a los ojos de Megumi se veía más guapo que nunca y atractivo como siempre.

Cuando sus manos se tocaron Megumi estaba seguro que casi comenzaba a llorar ahí mismo, no podía creer que por fin se iba a casar con el amor de su vida. Pareciera que su cuento de nada por fin había llegado a su y vivieron felices por siempre.

Miro a los ojos rubíes del contrario y pudo observar el atavismo de lágrimas en la comisura de sus ojos, no era el único a punto de llorar. Apretó un poco la mano de Sukuna y ambos miraron al juez quien comenzó en ese instante la ceremonia.

Sus manos en ningún momento se soltaron, se mantuvieron juntas, como lo habían prometido ellos siempre. Juntos.

Mientras escuchaba los votos de Sukuna, Megumi no pudo evitar rememorar todos los eventos juntos, había sido una montaña rusa de emociones, entre esas se encontraba la primer escena de celos que el platinado le hizo y la caída libre que se sintió como se desapareció durante una semana solo por el hecho de que este no quería desquitar su enojo e inseguridades en el pelinegro. Cuando se volvieron a ver, Megumi creyó que era el fin de su corta relación, pues Ryomen se encontraba demasiado serio frente a él. Daba gracias a que todo había sido una falsa alarma, lo único que quería el contrario era hablar.

En esa ocasión ambos habían cometido errores, como cada una de las pocas veces en que alguno sintió ese horrible sentimiento, ambos se disculparon, aclaran el mal entendido y siguieron juntos, creciendo como personas y pareja.

Las cosas nunca habían llegado a ser tan drásticas como hasta la de hace algunos mese, pero Megumi entendía el trasfondo de las inseguridades de Sukuna con respecto a Yuta, y sobre todo ahora lograba comprender el inicio de todo, y no era ni más ni menos de Itadori.

Ese maldito pelirosa, tenía una sonrisa de ángel pero era un completo demonio, escondiendo sus comentarios maldosos bajo una sonrisa inocente.

Sukuna e Itadori habían tenido una pelea hace unos meses por lo mismo, era muy entrometido en su relación, y esto al ojirubi no le gustaba. La pelea no llegó a los puños, pero se habían dejado de hablar por semanas y después de eso Yuji regresó pidiendo disculpas y prometiendo no volverse a meter en donde no lo llamaban, solo lo haría si alguno le pedía ayuda.

Ambos se disculparon y ahora están más unidos que antes si es que eso era posible.

— ¡Los declaro esposos, pueden besar al novio!

Sukuna se encontraba tan desesperado que casi los tumba a ambos del podio, los invitados rieron y Ryomen se dedicó a besar vorazmente los labios de su ahora esposo.

Megumi se encontraba feliz, tanto que no pudo evitar sonreír en medio del beso, se separaron un instante y fue ahora el ojiazul quien tomó la nuca del platinado para volver a besarse.

Los invitados comenzaron a vitorear y aplaudir. 










Esto es el final del camino, es corto, pero me pareció prudente que terminaran las escenas extras con la boda del Sukufushi. 

Muchas gracias por leer esta historia que nació en una noche de insomnio durante un periodo difícil en mi año, gracias por darle amor. Seguiré mejorando en mi redacción y mi manera de narrar, espero que lean mis demás historias, para que este no sea el fin pa nosotros. 

De nuevo gracias. 

Besos.   

Como es salir con el gemelo malvado de mi mejor amigo ⇻ AU SukuFushiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora