Capítulo Especial

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Pensó en darse una ducha rápida, para quitarse esa desagradable sensación de sudor pegajoso en la piel, preparar una cena ligera, y luego, después de la comida, aclararse la cabeza manteniendo una conversación amistosa con el caballero desde siempre considerado el más culto de todo el Santuario de Atenas, quien entre otras cosas era también su mejor amigo de siempre, poseedor de una indiscutible sabiduría y capacidad de discernimiento, a pesar de algunas tomas de posiciones del pasado, determinadas por decisiones aparentemente cuestionables, que sin duda había llevado a cabo con gran determinación: la suya iba a ser una simple visita de cortesía, un sencillo intercambio de opiniones. Empezaba a confundirse, ya que la búsqueda emprendida para descubrir la identidad de su adorado amante nocturno había resultado infructuosa, y ya estaba en un callejón sin salida, teniendo en cuenta que había hablado literalmente con cada uno de los posibles sospechosos, pero todos habían negado de haber ido a encontrarlo en plena noche. 

Había alguien que predicaba el falso, por casualidad?

 Probablemente sí, ya que ciertas verdades en ese lugar se podían pagar a un alto precio. 

Acuario, con su mente llena de ideas y con la intuición que poseía cuando se hablaba de posibilidades, seguramente le habría hecho vislumbrar algún posible nuevo camino a recorrer en su investigación. 

Había una supuesta verdad nacida de la mente del alacrán que era necesario eclarar en este punto: Milo no creía en la manera más absoluta que el guerrero del onceavo templo, su amigo más querido de todos los tiempos, pudiera ser ese esquivo joven desconocido, y tenía muchas razones válidas para pensar eso. Esa noche, de hecho, el cubito había pasado el tiempo observando el encantador cielo estrellado en compañia de su santitad, y luego....verdaderamente tenías que mirar la realidad a la cara! El mago del agua y del hielo no era, por su naturaleza, un hombre que podría hacer tal cosa: era una persona respetuosa, recta, intachable, que mostraba una actitud elegante, solemne, altiva, a quien no le gustaba el contacto físico, ni las efusiones de cualquier tipo. Con Escorpio se dejaba llevar demasiado, eso era cierto, pero solo en virtud de su amistad de muchos años, y porque el bicho lo perseguía constantemente, provocándolo a menudo con las palabras, manteniendo fe en su naturaleza habladora.

Las cigarras, los grillos habían vuelto a cantar de forma normal con respecto al día, cuando estaba al mando ese calor criminal, y su sonido se volvía un loco, agudo, concierto estridente: ahora estos bichos actuaban con brío, pero sin esfuerzo, y acompañaban a Milo a su baño vespertino, casi a paso de baile, después de cenar.

-Camus definitivamente no es mi maravilloso amante....- seguía repitiéndose el grieco peliazul, como si quisiera convencerse a sí mismo de este hecho, mientras dejada de lato para esa noche la armadura, se vestió con una hermosa camisa nueva con escorpiones dibujados, totalmente abierta en el pecho, un pantalón muy ceñido, y terminó todo alborotando el pelo con estilo, y luego, como toque final, se roció sobre las muñecas, y los pectorales, dos gotas de ese perfume tan sensual que le encantaba poner sólo en determinadas ocasiones.

- ... Pero solo acudo a él en busca de buenos consejos ...-.

Por la forma en que iba vestido, y se había arreglado, no parecía exactamente ir de cacería de buenas sugerencias....pero también era cierto que el heleno amaba curarse a sí mismo sin importar a dónde iba, cuando no tenía que usar Escorpio, y hacía tanto calor que la camisa abierta era prácticamente una obligación.

Aún el cielo estaba bastante claro cuando salió de su templo para comenzar a subir los escalones con algo de prisa, y entrado por la puerta abierta del templo de Sagitario, se sintió caer en el vacío, durante el paso por la casa del centauro Quirón*, viendo de repente todo negro. Recuperó los sentidos poco a poco, y al principio su visión se volvió borrosa, pero luego fue capaz de distinguir claramente los contornos del rostro preocupado del arquero, y se estremeció, poniéndose todo rojo.

45°CDonde viven las historias. Descúbrelo ahora