VIII (3a parte)

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Esta parte del capítulo ocho es bastante larga, y no podía dividirla en dos por cuestiones de trama, pero el relato es muy divertido, irónico y ligero: creo que lo leerán, de todos modos, con placer...

- Oye despierta, bello durmiente! Tenemos que llamar a tu misterioso chico juguete que te bese para que vuelvas a la vida? -

Milo se despertó molesto cuando oyó un fuerte tono de voz llamarlo, y abriendo los ojos vio por encima de él la gorda cara de Aioria, de un lado, y la de Kanon, del otro, que lo miraban fijamente: el susto de encontrarse sin previo aviso estos dos que estaban encima de él, demasiado cerca, examinándolo detenidamente, lo hicieron gritar a todo pulmón.

- Antes hablaba en sueños, ahora grita...Qué demonios le pasa a este tipo? Tal vez somos tan horribles de apariencia que resultamos aterradores? - pidió el león al dragón marino.

- Quizás nos confundió con dos fantasmas, y de todos modos probablemente estaba teniendo una pesadilla- respondió el mellizo.

-Son unos idiotas! Acaso les parece normal estar tan cerca de mí para ver cómo duermo? Qué ansiedad! Me dieron un gran susto - dijo el escorpión agitado, mientras todavía sudaba frío.

- Sólo hemos venido a verte, y te encontramos dormido. En sueño balbuceabas cosas raras, palabras inconexas, sin sentido: pensamos que estabas teniendo un mal sueño, ya que estabas muy agitado, entonces decidimos despertarte- respondió Aioria.

El peliazul se sentó en la cama, y ​​notó que debajo de las sábanas estaba completamente desnudo, ni siquiera llevaba ropa interior, así que se pasó una mano por el rostro ligeramente húmedo de sudor, y luego en el cabello, un poco despeinado, para quitárselo de la cara.

- Un sueño...? Entonces solamente estaba soñando?- pensó el bicho, y su rostro se volvió morado al instante, mientras que la expresión pintada en ello era al mismo tiempo de asombro y consternación- Cómo pude fantasear, imaginar algo tan......con.....-

Escorpio ni siquiera podía terminar la frase en su mente, no tenía el coraje, mientras las imágenes de su momento íntimo con Camus seguían ahí, dibujadas delante de sus ojos, fijadas en su mente, con todo el placer que había derivado de ello, de hecho había sido una experiencia demasiado exitante, muy estimulante a nivel sensorial, que lo había hecho sentir vivo, unido, conectado con Acuario como nunca antes, aunque al final se trataba de una simple mutua felación, un mero 69, ciertamente adictivo, de increíble intensidad, pero nada de trascendental, o fuera de lo común. Sin embargo, por qué un sueño como este, donde su amante resultaba ser su mejor amigo? Por qué no alguien más? Tal vez su hombre misterioso...y por qué no, un atractiva desconocida.... El alacrán tenía un rostro tremendo, y inquieto comenzó a mirar alrededor de la habitación: al menos estaba en su cuarto.

El gato y la copia pirata de Saga lo miraron desconcertados, para luego intercambiar una mirada perpleja: su amigo estaba actuando de una forma cada vez más extraña.

- Camus....dónde está Camus? - empezó a preguntar nervioso el heleno de ojos turquesas.

- Estuvo aquí hasta hace poco. Ahora se ha ido porque tiene algunos asuntos personales que atender, pero te preparó de comer para el almuerzo, luego nos pidió que te lleváramos la comida a la cama, y de ​​hacerte algo de compañía cuando despiertaras. Obviamente dijo que no puedes levantarte, excepto para ir al baño- respondió Kanon.

-Ah! Así que estaba aquí entonces...-

Milo se tiró hacia atrás en el cojín observando el techo suspirando, abriendo brazos y piernas debajo de las sábanas: quizás podía haber sido real lo que había vivido como visión onírica. Por primera vez en su existencia no lograba distinguir la realidad del sueño, y sobre todo descifrar los mensajes que el subconsciente enviaba a su conciencia, así que era mejor, por el momento, no pensar demasiado en esto.

45°CDonde viven las historias. Descúbrelo ahora