☕️ ⁝ ༘ Min Yoongi nunca hubiera imaginado que la visita a una cafetería gracias a la recomendación de su mejor amigo, varías tazas de café consumidas, algunas miradas encontradas y un delicioso aroma a melocotón y manzanas acarameladas hubiera soluc...
Otro día más y el rubio omega no estaba en la mesa donde habitualmente se sentaba a ingerir lentamente alguna bebida mientras miraba la nada o se entretenía leyendo algún libro; Otro día más sin poder oler su dulce aroma a melocotón y manzanas acarameladas y otro día más de un YoonGi malhumorado - aún más de lo normal -.
Habían pasado días, casi una semana, sin que pudiera ver a la fuente de su inspiración; Algo dentro de él le decía que se debía a la llamada que había recibido la última vez que lo vio, hasta le había preguntado unas cuantas veces a JungKook de que había pasado con el bajito omega y después de unos días sin tener respuesta y solo obtener suspiros de contestación finalmente le dijo "Es algo complicado Hyung".
Iba a la cafetería día tras día con la esperanza de ver a ese hermoso rubio al frente de la ventana con un suéter colorido más grande que el mismo portador y una taza tocando sus bellos labios, mas se llevaba gran desilusión al encontrar la mesa vacía.
🍃 ¿Es que a caso ya no volverá? 🍃
No sólo le afectaba la falta del de mejillas abultadas a YoonGi, su lobo estaba más desanimado de la cuenta y preocupado, pero tuvo que guardarse todos sus sentimientos e irse a trabajar con el amargo en su garganta que le dejó el pensamiento de que quizás no lo volvería a ver. Tomó su abrigo de un tono marino y se lo colocó aturdido por todos los horribles escenarios que su mente creaba; La temperatura había empezado a descender, cosa que alegraba un poco los ánimos de su lobo. Dejó el establecimiento justo después de pagar por su café matutino.
Sin embargo, El peliazul no se percató que había dejado algo muy importante en el asiento de la mesa a la cual acostumbraba a sentarse; Un pequeño objeto de tapa negra dura y páginas amarillentas se encontraba abandonado tras haber sido olvidado por su dueño, pero cierto mesero castaño lo encontró mientras limpiaba la mesa y al tener el cuaderno en sus manos sonrió por la gran idea que le surgió.
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